13 de mayo 2025 - 14:49hs

"Hay un pillo que se está aprovechando para saldar una rencilla interna, sería bueno que alguna vez dejen de publicar idioteces que les soplan los pillos", dijo un influyente de la Casa Rosada con oficina en el primer piso a El Observador. Más allá del chequeo pertinente de la información, es muy probable que quien transmitió el dato sea efectivamente "un pillo". Tal vez, el pícaro en cuestión se pasó de astuto cobrándose alguna cuenta pendiente de la pequeña guerra interna que vive en el Gobierno desde hace un poco más de un año, cuando el Presidente notó que tenía mucho respaldo de la población pero la gestión estaba paralizada. Fue ese el momento en que le echó la culpa al por entonces Jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Aunque quizás el problema era más de fondo.

O de método. Por temor a equivocarse, Posse hacía ver y rever y analizar y pensar y volver a ver cada expediente. Un nombramiento solicitado por Javier Milei podía demorar seis meses, la firma de una contratación, otro tanto, la llegada de las inversiones que se prometían se demoraban o, más bien, no llegaban nunca.

Echarle la culpa a Posse fue lo más práctico que tuvo el Presidente para resolver ese parate, y buena parte de los más delicados asuntos que se manejaban bajo su órbita fue tomado por Santiago Caputo, un asesor todo terreno arriesgado, creativo, también temerario. El método opuesto.

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Cuando fue entendiendo la gestión, la funcionaria más influyente del Gobierno libertario, Karina Milei, tomó mano en algunos asuntos que estaban sueltos en la política de La Libertad Avanza. El más importante, sin duda, el armado del partido. ¿Cómo lo hizo? Con otro método. De la mano de los Menem (Martín y Eduardo "Lule") y Sebastián Pareja, que gozan de toda su confianza a pesar de que trascienden a diario denuncias de manejos discrecionales o directamente delictivos en filiales del PAMI y ANSES en buena parte del país y, sobre todo, a pesar de los todavía magros resultados electorales.

El método Karina es otro. En lugar de genios, prefiere leales, no importa que se equivoquen. Para inteligente está ella, y en todo caso su hermano. Solo necesitan ejecutores de esa visión sencilla que tiene de la política, quizás un poco plana, pero segura, sin riesgos. Su hermano, como se sabe, prácticamente no se mete donde ella y Santiago gobiernan.

Pero el clima se hizo más espeso en la última semana. Es que tenían una confianza exagerada en que Manuel Adorni derrotaría fácilmente no tanto al peronismo nucleado bajo la candidatura de Leandro Santoro, sino a Mauricio Macri, definido por Rosada como "el Eduardo Duhalde que tiene que ser vencido por Néstor Kirchner para liderar el nuevo proceso político en la Argentina". Y las encuestas que auguraban un cómodo tercer puesto para la lista de Silvia Lospennato en la última semana comenzaron a moverse, con un PRO en ascenso y un LLA en descenso, hasta dar una fotografía de empate en los estudios que llegan al Gobierno.

Lo que buscaron en Rosada es alguien a quien echarle la culpa de la estrategia de Ficha Limpia en el Senado, que terminó colocando a Lospennato en una víctima de la casta que ahora parecen integrar también los libertarios. Pero las balas picaban demasiado cerca del Presidente, así que eligieron otro camino: anuncios diarios del vocero presidencial.

Raro. Porque hubo períodos donde Adorni no dio conferencias de prensa durante todo un mes. Y la semana pasada aseguró que, luego de las elecciones, habría sin falta una conferencia de prensa por semana, lo que no viene sucediendo desde por lo menos el verano. Ayer lunes, sorprendió con una conferencia de prensa. Hoy martes, de nuevo. Y ya anticipó su equipo que habrá miércoles y jueves también.

¿Motivos electorales? Por supuesto que el vocero lo niega, porque las brujas no existen. Pero, ¿no las hay?

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