Melanio Alberto Meza López, encargado del edificio donde residía la escritora y profesora Beatriz Sarlo, se presentó ante la Justicia como heredero del departamento de la intelectual en el barrio de Caballito tras exhibir un testamento ológrafo que será sometido a pericia caligráfica. La presentación, realizada en febrero pasado, complica los planes del círculo íntimo de la ensayista para crear un fideicomiso cultural con su patrimonio.
La causa tramita en el Juzgado Civil 91, bajo la dirección del juez Carlos Hugo Goggi, y se centra en dos textos manuscritos en una misma hoja donde figuran los números de documento de Sarlo y de Meza López. El primer escrito, fechado el 9 de junio, expresa: "Yo, Beatriz Sarlo […] quiero dejar certificada mi voluntad de que, en caso de mi desaparición u otro accidente, mi gata Nini deberá quedar a cargo de Alberto Meza […]. Certifico con mi firma". El segundo manuscrito, del 2 de agosto de 2024, indica: "Alberto Meza quedás a cargo de mi departamento después de mi muerte y también quedás a cargo de mi gata Nini, que te aprecia tanto como te aprecio y valoro yo".
La autora de Una modernidad periférica falleció a los 82 años en enero pasado, dejando en suspenso el destino de su patrimonio. Vivía en el último piso de un edificio ubicado en la calle Hidalgo, donde Meza López se desempeñaba como encargado y había asumido el cuidado de la gata Nini tras la muerte del cineasta Rafael Filippelli en marzo de 2023, última pareja de la escritora.
Disputa entre el exmarido y el encargado
La presentación de Meza López, realizada por el abogado Carlos Félix Somaglia, impugna como legatario a Alberto Sato Kotani, arquitecto que se casó con Sarlo el 17 de marzo de 1966. En el escrito se argumenta que la escritora "no tuvo descendientes y se encontraba separada de hecho desde hace más de 50 años" de Sato, además de que "convivió en pareja desde el año 1984 con Rafael Filippelli hasta el fallecimiento del mismo".
El documento también señala que Sarlo adquirió el departamento de la calle Hidalgo en 2004, declarando estado civil soltera. Sato, quien reside en Santiago de Chile desde hace décadas, regresó a Argentina en diciembre pasado para autorizar la cremación de los restos de la autora e inició el trámite sucesorio a comienzos de febrero.
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En una resolución judicial, se estableció: "En virtud de los argumentos expuestos por el peticionante Meza López y lo dictaminado por el Sr. Fiscal, teniendo en cuenta que era de público conocimiento que la causante de autos se encontraba separada de hecho sin voluntad de volver a unirse con su cónyuge, entiendo que corresponde acceder a lo solicitado, excluyendo al Sr. Sato del derecho hereditario". Sato apeló esta decisión ante la Sala E de la Cámara Civil.
Consultado por La Nación, el arquitecto manifestó que "la sucesión sigue en proceso judicial" y que "no se sabe cuál es el estado actual. Se supone que pronto se resolverá".
Peligra el proyecto de fideicomiso cultural
El reclamo de Meza López complicaría los planes del círculo íntimo de Sarlo, integrado por la albacea de su obra Sylvia Saítta, junto a Adrián Gorelik, David Oubiña, Adriana Amante, Hugo Vezzetti, Ada Solari y Graciela Silvestri, entre otros. El grupo tenía la intención de crear un "fideicomiso cultural" con los fondos provenientes de la venta de las propiedades de la escritora para financiar una fundación cultural.
Además del departamento de Caballito, Sarlo era propietaria de una oficina en la calle Talcahuano, adonde viajaba por las mañanas en la Línea A del subte. Si el peritaje caligráfico invalida el reclamo de Meza López y confirma la falta de legitimación de Sato, la ciudad de Buenos Aires podría convertirse en beneficiaria del resto del legado ante la ausencia de herederos colaterales.
Algunos allegados a la escritora opinaron que no resultaba inverosímil que hubiera legado el departamento al encargado. "Beatriz era un poco así; era algo que no le iba a quedar a nadie", comentó uno de ellos, aunque acotó que en los últimos tiempos la escritora se comportaba de "manera extraña" y ya no respondía el teléfono. Otros sostuvieron que lo que está haciendo Meza López es "totalmente ilegal".
La controversia se intensificó cuando la influencer británica Vanessa Bell publicó en X que la colección de discos de Sarlo, heredada de Filippelli, se estaría rematando en una disquería. "Se está vendiendo mucho patrimonio cultural -libros, vinilos, CDs que por temas económicas la gente se va desprendiendo en vida o los parientes venden. Ayer fui a una disquería que tiene un lote grande de Beatriz Sarlo, ediciones de época de jazz y música clásica. Oro en polvo", escribió Bell antes de eliminar la publicación tras ser interpelada por lectores y amigos de la escritora.
Antes de su muerte, Sarlo confió su biblioteca y archivo personal —que incluye fotografías, cartas, programas de mano de espectáculos, revistas y apuntes— a la profesora Sylvia Saítta. La gestión de estos bienes también generó controversias en redes sociales, donde se sugirió que parte del material podría haber sido sustraído de manera irregular.
El futuro del patrimonio de la reconocida intelectual depende ahora de la pericia caligráfica que determinará la autenticidad del testamento presentado por Meza López, mientras persiste la incertidumbre sobre si algunos involucrados en la sucesión ya están actuando como herederos legales antes de que la Justicia se expida definitivamente.