El Gobierno de Israel convocó a la embajadora española en Tel Aviv, Ana Salomón Pérez, luego de que Pedro Sánchez afirmara en el Congreso de los Diputados: “Nosotros no comerciamos con un estado genocida”, al responder al diputado Gabriel Rufián (ERC). La frase, que alude a la ofensiva israelí en Gaza, provocó una inmediata reacción de Tel Aviv.
“Tras las duras declaraciones del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, la embajadora de España en Israel ha sido convocada mañana a una reunión de reprimenda en el Ministerio de Asuntos Exteriores en Jerusalén”, “Tras las duras declaraciones del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, la embajadora de España en Israel ha sido convocada mañana a una reunión de reprimenda en el Ministerio de Asuntos Exteriores en Jerusalén”,
señaló un portavoz del gobierno israelí a Europa Press. Por su parte, el Ministerio de Exteriores español no hizo comentarios al respecto.
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Una relación cada vez más deteriorada
La convocatoria de Salomón no es un hecho aislado. Desde el inicio de la ofensiva militar israelí en Gaza tras el ataque de Hamás, la diplomática española ha sido citada en varias ocasiones. En mayo, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ya había generado incomodidad en el gobierno de Benjamin Netanyahu al referirse a un “auténtico genocidio”, aunque en aquel momento no trascendió ninguna citación formal.
Además, la crisis diplomática se agrava por la ausencia de embajador israelí en Madrid. Rodica Radian-Gordon fue llamada a consultas en mayo de 2024, después de que España reconociera oficialmente al Estado palestino. Aunque estaba previsto que Zvi Vapni la reemplazara, el Gobierno israelí nunca aprobó su traslado y lo destinó finalmente a Países Bajos. Desde entonces, no se ha nombrado a otro embajador.
La cancelación del contrato por la compra de balas
El conflicto diplomático también tiene ramificaciones en el plano económico. El Gobierno español decidió cancelar un contrato para la adquisición de balas para la Guardia Civil a una empresa israelí, lo que fue interpretado como una señal política más que como una medida comercial.
Pese a la escalada de tensiones, ambas embajadas —la española en Tel Aviv y la israelí en Madrid— continúan funcionando, aunque con representaciones diplomáticas de menor rango. La embajada israelí opera actualmente con un encargado de negocios.
La relación entre los dos gobiernos, sin embargo, atraviesa su momento más delicado en años, con un discurso cada vez más crítico desde el Gobierno de Pedro Sánchez y una respuesta cada vez más hostil desde Jerusalén.