El encuentro entre el líder del PSC, Salvador Illa, y el fugado expresidente catalán Carles Puigdemont celebrado este martes en la delegación de Cataluña en Bruselas se extendió por una hora y media, y concluyó sin declaraciones a la prensa.
Con esa cita Illa le otorga una "amnistía política" a Puigdemont, quien no se benefició de la ley de amnistía del Tribunal Constitucional debido a la postura del Tribunal Supremo que considera que el delito de malversación lo deja fuera de esa norma. Una postura que Junts quiere revertir y con la que condiciona su respaldo al Gobierno de Pedro Sánchez.
Fue el primer encuentro desde que el socialista llegó a la presidencia de la Comunidad de Cataluña, con el que buscó un acercamiento para apostar a una relación estable con Junts en la Legislatura de la región.
Pero la reunión tuvo lugar el mismo día en que el Ejecutivo de Sánchez anunciaba el inicio del proceso para aprobar los nuevos Presupuestos Generales del Estado, en los que el voto de Junts vuelve a ser decisivo.
Desde el PSOE se enmarcó el encuentro dentro de la “normalidad institucional”, y se destacó que fue a iniciativa de Illa.
Sin embargo, desde Junts se percibió con mayor escepticismo. El secretario general del partido, Jordi Turull, dijo que el encuentro “llega muy tarde” y responde a los intereses de Moncloa.
La formación considera que el presidente de la Comunidad de Cataluña actúa bajo las directrices del Gobierno central, por lo que no albergaban esperanzas reales en el encuentro.
Una cita con doble objetivo
Fuentes cercanas al PSC señalan que Illa persigue una doble meta con este acercamiento. Por un lado, busca dar estabilidad a su relación con Junts de cara al resto de la legislatura catalana, especialmente en temas sensibles como la gestión de la migración o la política fiscal.
Por otro lado, la reunión se interpreta como un posible paso previo a una futura —aunque por ahora descartada por Moncloa— reunión entre el separatista Puigdemont y Pedro Sánchez.
Pero el encuentro marcó un hito por tratarse del contacto de mayor nivel político que tuvo Puigdemont desde su marcha a Bélgica hace ocho años.
Pero fue Puigdemont quien hizo su propia interpretación de la cita. Tras agradecer a Illa por haberlo recibido, expresó sus críticas. "En situación de normalidad democrática, esta reunión se debería de haber producido hace muchos meses y no en Bruselas sino en el Palau de la Generalitat", escribió en la red social X.
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La ley de amnistía, un punto central del diálogo
Además de los Presupuestos Generales, sobre la mesa también se pusieron temas fundamentales para el independentismo, como la oficialidad del catalán en la Unión Europea —una de las principales demandas de Puigdemont durante las negociaciones para la investidura de Sánchez en 2023— y la implementación de la ley de amnistía.
Illa defendió esta ley como “plenamente constitucional, jurídicamente sólida y clave para la convivencia en Cataluña” y destacó que debe aplicarse de manera “ágil, rápida y sin subterfugios”, tras su aprobación y el aval del Tribunal Constitucional.
"Nadie ha de ser detenido por hechos que los representantes de los ciudadanos han decidido amnistiar”, insitió y expresó su preocupación por las personas que aún no se beneficiaron de esta medida, sobre la que exhortó a aplicar para "cerrar heridas" y recuperar la normalidad institucional.
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Pedro Sánchez y Carles Puigdemont
El gesto político más relevante desde el exilio
Durante sus primeros meses como jefe de la oposición, Illa había organizado encuentros institucionales con los expresidentes catalanes —Montilla, Pujol, Mas, Torra y Aragonès—, pero excluyó a Puigdemont, alegando que aún es un dirigente en activo.
Incluso en sus dos visitas anteriores a Bruselas, evitó el cara a cara, lo que generó críticas tanto de Junts como del propio expresidente. “Sé que le resulta incómodo, porque mi exilio se debe en parte a la responsabilidad del PSC en la represión”, llegó a decir Puigdemont.
Con el encuentro de este martes, se rompe ese hielo y se abre un canal de comunicación directa que podría ser determinante en los próximos meses tanto en el escenario catalán como en el nacional.