17 de mayo 2025 - 22:03hs

El silencio de algunos políticos españoles suena atronador ante un nuevo ataque antisemita sufrido recientemente por un restaurante de comida judía en la ciudad de Madrid.

Ninguno, ni de derecha ni de izquierda, ha salido a condenar esa agresión, que ya se ha tornado una costumbre en esta y otras localidades del país.

Tan sólo la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) se pronunció sobre este hecho con un tímido posteo en la red social X: “Nuestro apoyo y solidaridad a los trabajadores, comensales y dueños del último restaurante amenazado”.

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Uno tras otro se han sucedido eventos de este tipo que, en su mayoría, han pasado desapercibidos para gran parte de la prensa y que los principales referentes de los partidos y gobiernos han preferido callar, incluyendo a algunos de los que suelen llenarse la boca defendiendo a Israel.

La justificación que dio uno de ellos, tras enterarse de uno de estos hechos, es que prefería no denunciarlo públicamente para evitar darle notoriedad y que eso llevara a que otros salieran a copiar la modalidad.

Esta actitud no ha logrado frenar las agresiones, sino todo lo contrario.

Los ataques y silencios cómplices han dejado totalmente desamparada a la comunidad judía española que, ahora, ve cómo se multiplica frente a sus ojos una nueva ola de antisemitismo, ante la pasividad de quienes pueden hacer algo para detenerla.

Por eso, el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, sostuvo en la Conferencia Anual de la Asociación Judía Europea (EJA, por sus siglas en inglés), que se realizó el 12 y 13 de mayo en Madrid, que “por desgracia, existe un plan que es absolutamente ineficaz. No se está luchando de una manera decidida contra el antisemitismo” en el país, completó.

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EL primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, junto a su homólogo español, Pedro Sánchez
EL primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, junto a su homólogo español, Pedro Sánchez

Un ataque pudo haber terminado en masacre

Hace quince días, una de las empleadas del restaurante Barganzo, ubicado en el barrio madrileño de Chueca, recibió una llamada no identificada en la que le decían: “Sois ladrones, habéis robado nuestra comida, nuestra cultura. Vamos a que quemar vuestro restaurante”, en clara alusión a los platos israelíes que se preparan allí.

Esto que podría parecer una simple amenaza para amedrentarlos ha tomado un cariz mucho más serio luego de que, el 4 de marzo pasado, el activista neonazi Alejandro Requeijo intentó prender fuego la pizzería Rimmon Kosher, en pleno del barrio madrileño de Chamberí, mientras se encontraba repleta de comensales cenando.

El agresor se acercó hasta la entrada del local y empezó a rociarlo con gasolina con la intención de incendiarlo y quemar vivos a las decenas de clientes, en su mayoría judíos, que se hallaban disfrutando de una velada amena con amigos y familia tan sólo por su condición religiosa.

O por querer vengarse con ellos de la actuación del gobierno de Israel en su lucha contra el grupo terrorista Hamás en la Franja de Gaza.

Este hecho pudo haber terminado en una masacre, como otras tantas que han ocurrido en Europa en un pasado no tan lejano. No lo fue, gracias a la rápida reacción del personal del restaurante que impidió que pudiera encenderlo y provocado una tragedia.

Casi en paralelo, los dueños de Barganzo también habían sufrido un ataque en otro de sus locales de comida israelí, De Pita Madre, en el que le estamparon eslóganes como “Criminals Not Welcome” (Criminales no son bienvenidos) en la vidriera.

Algo similar, les había ocurrido el 23 de enero cuando su restaurante de Chueca había amanecido con su escaparate plagado de pegatinas que decían “genocidio” “Justicia para Palestina”, “Criminals Not Welcome y “Todos somos palestinos”.

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Pedro Sánchez y Yolanda Díaz

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz

El discurso extremo de Pedro Sánchez

Estos ataques parecen no tener fin y no se vislumbra cuál puede ser el límite que alcanzará esta escalada de violencia.

Por eso, el presidente de la EJA, el rabino Menajem Margolin, advirtió en la Conferencia Anual de su institución que “esto siempre comienza con los judíos, pero nunca termina con los judíos”.

El silencio que han guardado el gobierno español y las autoridades de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de la ciudad está llevando a que este espiral de odio se extienda tácitamente en lugar de buscar la manera de detenerlo.

Las últimas declaraciones que realizó el presidente Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, donde llamó a Israel “Estado genocida”, alineado con el discurso de sus socios de Sumar y Podemos, no hacen más que incentivar estos brotes antisemitas, ya que, ahora, los ataques contra los judíos se ven justificados de forma oficial.

Por eso, la presidenta de la Comunidad Judía de Madrid (CJM) afirmó en la Conferencia Anual de la EJA que “no hacen falta más patrullas [frente a las instituciones], sino más educación”.

Si esta tendencia no se detiene a tiempo, la situación podría desmadrarse.

Entonces, los mismos que durante meses azuzaron el fuego se mostrarán sorprendidos y saldrán compungidos a condenar los hechos, a enviar condolencias y a llorar falsamente a las víctimas, cuando ya sea demasiado tarde.

Algo similar, hará buena parte de la prensa española en un intento por tapar la incesante campaña de desinformación y antisemitismo que ha venido propalando de forma artera desde el 7 de octubre de 2023, con algunos de sus corresponsales actuando como virtuales voceros de los grupos terroristas Hamás y Hezbollah.

Esto que se vive en España se alinea con lo que está ocurriendo en toda Europa, aunque con un nivel de ensañamiento oficial especial en el país.

En el continente se ha producido un “aumento récord del antisemitismo” que pone en riesgo la vida de los judíos que viven en los diferentes países.

Ante “la falta de medidas significativas adoptadas hasta la fecha por la mayoría de los gobiernos para revertir estos aumentos récord y esta amenaza existencial”, la EJA aprobó una moción durante su Conferencia Anual el 13 de mayo en la que instó a todos los líderes a adoptar una serie de sugerencias que permitan revertir esta escalada.

Aún están a tiempo de tomar medidas para cambiar un futuro que parece inevitable y que hace recordar a los tiempos que precedieron a los momentos más oscuros y siniestros que vivió Europa en el siglo XX.

Si no lo hacen ahora, quizás mañana sea demasiado tarde.

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