Hubo un tiempo en que agosto era sinónimo de calles desiertas, persianas bajadas y silencio en la capital. Pero eso ya es historia. Hoy, caminar por Madrid en pleno agosto es enfrentarse a colas para entrar al Museo del Prado, retenciones en la M-30, terrazas abarrotadas y verbenas castizas a reventar. La ciudad ha cambiado, y mucho.
Adiós a la imagen de una Madrid vacía
Esa estampa mítica de la Gran Vía vacía como en la película Abre los ojos ya no se repite. Cada vez son más los madrileños que prefieren dividir sus vacaciones o hacer escapadas más cortas fuera del mes estrella del verano, ya sea por cuestiones económicas o por evitar las multitudes en los destinos tradicionales. Mientras tanto, se quedan disfrutando de sus barrios, las terrazas y, por supuesto, de las verbenas de San Cayetano, San Lorenzo o La Paloma, que viven un auténtico renacer.
Turistas que no se rinden ante el calor
Aunque el termómetro marque 38 grados, la Puerta de Alcalá sigue siendo escenario de selfies y abanicos improvisados. Los turistas, sobre todo latinoamericanos, estadounidenses y asiáticos, han tomado Madrid como destino estrella para escapadas urbanas de lujo. Y lo hacen con ganas: quieren cultura, buena comida, compras y, por supuesto, jamón.
“Vinimos por las compras, porque en Argentina Zara es mucho más barato. Y la gente nos trató rebién”, contaban Rosa y Lucila, dos turistas argentinas, mientras buscaban sombra en el Retiro.
Madrid, destino de lujo… también en verano
Lejos de ser temporada baja, el mes de agosto ha visto cómo los hoteles de lujo de la capital —como el Ritz, el JW Marriott o el Hotel Único— alcanzan niveles de ocupación impensables hace apenas unos años. La capital se consolida como un imán para el turismo premium, que ya no busca solo playa, sino experiencias personalizadas en ciudades vibrantes como Madrid.
“Estamos viendo una desestacionalización clara del turismo. Ya no hay meses muertos”, explican desde el sector hotelero.
Turistas en Puerta del Sol
El ocio no se toma vacaciones
El cambio también se nota en la hostelería. Restaurantes en barrios como El Retiro, Salamanca o Chamberí están llenos, incluso en fechas tradicionalmente tranquilas como el primer fin de semana de agosto. “No encontrábamos sitio para sentarnos”, relataba Paco Cruz, consultor de hostelería, tras una noche en la calle Ibiza.
Los restaurantes de moda como Nômadâ o La Flaca se lo pensaron dos veces antes de cerrar este mes. Al final, decidieron mantenerse abiertos y acertaron: cenas de empresa, cumpleaños y prebodas están llenando las mesas.
Y si antes muchos clubs de ocio nocturno cerraban durante todo el verano, ahora, como mucho, paran unas semanas para hacer obras o dar vacaciones al personal. Porque el negocio, en agosto, sigue funcionando… y muy bien.
¿Todo son buenas noticias?
Bueno, no del todo. En algunas zonas del centro, como en la Plaza Mayor o en tiendas de souvenirs, los comerciantes se quejan de que hay muchos turistas, sí, pero que no compran como antes. “Van sin bolsas”, lamenta una dependienta. Aun así, el flujo de visitantes es constante, especialmente en este 2025, que coincide con un Año Jubilar, lo que ha incrementado el número de turistas religiosos.
FUENTE: El Observador