23 de marzo 2025 - 15:23hs

La posibilidad de que Venezuela sufra una nueva ola migratoria que agrave la pérdida de capital humano está latente tras las dudosas elecciones con las que Nicolás Maduro se mantuvo en el poder, minimizando las opciones de un cambio político. A esto se añaden claros indicios de que la economía camina hacia otro episodio de crisis que alejará cualquier mejora en el precario ingreso de la mayoría.

El estudio Diáspora, elaborado por la encuestadora Consultores 21, revela que al cierre de enero de este año el 30% de los venezolanos mayores de edad desea emigrar. De ellos, un tercio planea hacerlo antes de que finalice 2025, y la mayoría de estos últimos son jóvenes entre 18 y 24 años.

Consultores 21 también jerarquiza las razones que impulsan a los venezolanos a abandonar el país. En orden decreciente, menciona la crisis económica, la inflación, los bajos ingresos, la crisis política, la falta de empleo y la insatisfacción con la calidad de vida. Con mucho menor relevancia aparecen motivos como la inseguridad y el deseo de estudiar en el exterior.

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El peligro de un régimen más autoritario

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En julio de 2024, los venezolanos participaron en unas elecciones presidenciales en las que Nicolás Maduro fue reelegido para un tercer mandato. Hasta ahora, no se ha presentado ninguna prueba del escrutinio, mientras que las actas en poder de la oposición señalan un contundente triunfo de su candidato, Edmundo González, hoy en el exilio.

Tras reprimir con dureza las protestas callejeras y abarrotar las cárceles de presos políticos, Nicolás Maduro ha lanzado una ofensiva que desorienta a la oposición y refuerza su permanencia en el poder.

La reforma constitucional en ciernes amenaza con fortalecer el centralismo y la autocracia, mientras las próximas elecciones de gobernadores y diputados dividen a la oposición sobre la conveniencia de participar en el proceso. A este entorno se suman la represión de los cuerpos policiales y el control de los medios de comunicación.

“Aposté a un cambio político en el país pero no ha sido así y no quiero que mi hijo crezca en un sistema como este, por eso estoy preparándome para irme a Chile con mi esposa y mi hijo de tres años. Mi hermano ya está en Santiago desde hace cuatro años y puede ayudarme”, dice Gustavo León, quien es contador y tiene 30 años.

Inflación al alza y remuneraciones precarias

Durante la campaña electoral, Nicolás Maduro prometió que su continuidad garantizaría la recuperación económica, la estabilidad y la normalización de las relaciones con la comunidad internacional, incluido el alivio de las sanciones de Estados Unidos. Sin embargo, hoy estas promesas parecen más lejanas que nunca.

La inflación ha comenzado a acelerarse preocupantemente. Para financiar el aumento del gasto tras las elecciones presidenciales, el Gobierno ha recurrido a la emisión de dinero. Sin embargo, una vez los bolívares ingresan a la economía, son rápidamente destinados a la compra de dólares, ya que tras años de crisis los venezolanos han perdido la confianza en la moneda.

El resultado es un incremento en la cotización del dólar que encarece las importaciones, eleva los costos de reposición y ensombrece las expectativas. Según cifras del Banco Central, el tipo de cambio oficial ha subido 82% desde las elecciones presidenciales del año pasado. Además, en los dos primeros meses de este año la inflación acumuló un salto del 20%, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Finanzas.

Este deterioro cae sobre un país donde la remuneración mensual de la mayoría es inferior a 300 dólares al mes y el endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos, que al igual que en 2018 considera ilegítima la reelección de Nicolás Maduro, reducirá el ingreso proveniente del petróleo y dejará a la economía al borde de la recesión.

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Ante las crecientes restricciones para ingresar a Estados Unidos, es probable que los venezolanos que planeen emigrar en los próximos meses opten por países de América Latina. Colombia, por ejemplo, ha acogido a 2,8 millones de venezolanos, Perú 1,5 millones y Chile alrededor de 700 mil.

“En Venezuela si estás comenzando como yo y eres joven no puedes pensar en comprar una vivienda o un automóvil, soy técnico en fisioterapia y junto a mi pareja voy a irme a Colombia, allí está un primo que va a ayudarnos”, dice Carlos Gutiérrez.

El colapso y la pérdida de capital humano

Diversos estudios destacan que los conocimientos, experiencias y habilidades de las personas en edad laboral son fundamentales para aumentar la productividad, fomentar la innovación y disminuir la desigualdad. Venezuela, que enfrenta la posibilidad de una nueva ola migratoria, ya experimentó una significativa pérdida de capital humano durante la crisis 2013-2021.

En estos años, el colapso de la economía centralizada y estatizada, el deterioro progresivo de la industria petrolera y el impacto de las sanciones de Estados Unidos desencadenaron una catástrofe que provocó la pérdida del 75% del PIB y una inflación acumulada de doce cifras, que destruyó la capacidad de compra de los salarios.

La magnitud de la catástrofe es histórica. Según la Total Economy Database, durante la Gran Depresión iniciada en 1929, Estados Unidos sufrió una contracción del 30% de su PIB; durante la transición postsoviética entre 1991 y 1999, Rusia perdió aproximadamente el 40% de su PIB; y en la crisis hiperinflacionaria de 2000 a 2008, Zimbabue enfrentó una pérdida estimada del 50% de su PIB.

Este entorno dio alas a una ola migratoria en la que 7,7 millones de venezolanos abandonaron el país durante la última década, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

El estudio Crisis económica y el colapso del acervo de capital humano venezolano, elaborado por la consultora Anova, revela que entre 2015 y 2021 la población en edad de trabajar sufrió una contracción del 18%, lo que representa una disminución absoluta de 3,8 millones de personas.

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Omar Zambrano, director de Anova y execonomista senior del Banco Interamericano de Desarrollo, señala que esta reducción afectó especialmente a los sectores más jóvenes y productivos de la población. En este sentido, la población en edad laboral entre 15 y 24 años disminuyó 30%, mientras que el grupo de 25 a 50 años, considerado el más productivo debido a su formación y experiencia, se redujo 27%.

Un aspecto relevante es que la crisis no solo generó una ola migratoria, también distorsionó por completo los incentivos a la escolarización y a la participación laboral.

Anova destaca que “Venezuela experimentó una caída de un tercio en la población económicamente activa, perdió 27,4% de sus profesionales universitarios, 39,8% de los años de escolaridad total acumulados, 34% de los años de experiencia laboral total acumulados y 1,1 años de escolaridad promedio”.

El impacto para la recuperación del país

Para remontar el terreno perdido, la economía venezolana requiere un crecimiento sostenido a tasas de dos dígitos durante más de una década. Sin embargo, la pérdida de capital humano representa un obstáculo para alcanzar este objetivo, lo que hace imperativo diseñar y aplicar políticas destinadas a su recuperación.

El mercado laboral actual va a ser una restricción para cualquier proceso de recuperación sostenida de la economía. En este momento no se siente el impacto porque el país tiene una economía muy pequeña encapsulada en pocas áreas”, dice Omar Zambrano.

“Esto nos obliga a pensar a que aparte de las medidas de estabilización y los cambios que se requieren en lo político Venezuela tiene que pensar en planes para recuperar el capital humano porque ya sufrió una pérdida muy importante”, añade Omar Zambrano.

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