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Argentina: si pensabas que 2001-02 había sido malo "prepárate para lo que traerá 2020"

Argentinos minimizan el riesgo conforme crecen temores de un incumplimiento

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21 de mayo de 2020 a las 15:43

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Por Benedict Mander

Los argentinos recuerdan perfectamente lo que sucedió durante la crisis de deuda soberana de 2001-02 que provocó la mayor recesión económica en la historia reciente del país.

Los ahorros de los argentinos se evaporaron de la noche a la mañana después de que los depósitos bancarios en dólares se convirtieran a moneda local. El desempleo se disparó, hubo una profunda recesión y cuatro presidentes perdieron su empleo en un plazo de 10 días.

Por eso, casi dos décadas después, pocas personas se están arriesgando frente a una situación que está a punto de convertirse en el noveno incumplimiento soberano de Argentina. El ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo el martes que una fecha límite para realizar un pago de bonos de US$503 millones este viernes era "anecdótica", y que el gobierno continuaría negociando con los acreedores la reestructuración de su deuda de US$65 mil millones.

"Estoy cambiando lo que puedo a dólares, incluso si no tengo mucho dinero de sobra", dijo el propietario de una pequeña empresa en Buenos Aires que no quiso ser identificado debido a la desaprobación oficial de lo que se considera especulación de divisas. Él era un estudiante durante la crisis de 2001-02, y su familia perdió todos sus ahorros.

Tales temores en parte explican la creciente brecha entre la tasa de cambio oficial y la paralela durante el mes pasado, un indicador del sentimiento económico. La tasa oficial –relativamente, pero artificialmente, estable –en la actualidad es de aproximadamente 68 pesos por dólar, mientras que en el mercado negro los dólares alcanzaron un cambio de casi 140 pesos la semana pasada, el doble de lo que era cuando la administración centroizquierdista del presidente Alberto Fernández asumió el cargo en diciembre.

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El presidente argentino, Alberto Fernández, durante la presentación de un test rápido de coronavirus, que permite detectar la presencia del virus en menos de dos horas

El país ha estado sumido en una recesión desde una crisis de divisas de 2018 que condujo a un rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI). Con el banco central imprimiendo dinero, debido a que el gobierno ya no puede emitir deuda y a que los ingresos fiscales están colapsando debido a uno de los confinamientos por el coronavirus más estrictos de la región, el economista Marcos Buscaglia teme lo peor.

"Si pensabas que 2001-02 había sido malo –la mayor depresión en la historia moderna de Argentina –prepárate para lo que traerá 2020", comentó el Buscaglia, quien dirige la consultora Alberdi Partners.

Incluso sin un incumplimiento "la economía está cayendo en picada", él agregó, estimando que el producto interno bruto (PIB) se contrajo en un 15 por ciento en abril en comparación con el año anterior. La inflación, por encima del 50 por ciento el año pasado, fue del 1.5 por ciento en abril, un reflejo del colapso del consumo como resultado del confinamiento.

Los economistas temen que un incumplimiento pudiera generar una volatilidad en las tasas de cambio aún mayor, particularmente si las negociaciones entre el gobierno y sus acreedores fracasan, a su vez estimulando la inflación y dificultando el crecimiento. Los economistas han indicado que, con menos de US$10 mil millones en reservas líquidas del banco central, el banco central tendrá dificultades para continuar apoyando la tasa de cambio oficial.

Con el gobierno de centroizquierda interesado en atraer más dólares a la economía, los miembros radicales de la coalición gobernante han exigido la imposición de un impuesto a la riqueza y de más restricciones al acceso de divisas extranjeras. Las compras ya están limitadas a $200 por mes a una "tasa de solidaridad" del 30 por ciento por encima de la tasa oficial. "La idea de que podrían apoderarse de los depósitos bancarios simplemente me enferma. ¿Cuándo ha terminado eso bien?", preguntó Paola Ramos, una funcionaria civil jubilada.

Tal como está la situación, las compañías ya están sufriendo, especialmente las pequeñas y medianas empresas que forman la columna vertebral de la economía y que emplean a aproximadamente el 80 por ciento de la fuerza laboral.

Luis Barrionuevo, quien dirige el sindicato de trabajadores de restaurantes, ya teme que casi la mitad de los 45,000 bares y restaurantes del país puedan cerrar en las próximas semanas y meses. El grupo de expertos Observatorio PyME ha estimado que el 9 por ciento de las pequeñas y medianas empresas (pymes) industriales cerrarán. "Las pymes están sufriendo terriblemente debido a la pandemia", señaló Marcelo Fernández, el presidente de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), una asociación empresarial que representa a las pequeñas y medianas empresas. Más de 200,000 cheques posfechados rebotaron en abril, 10 veces más de lo normal.

En este sombrío contexto, la mayoría de los argentinos –a diferencia de lo que sucedió en 2001, cuando los legisladores aplaudieron no hacer pagos –no apoyan un incumplimiento.

En una encuesta reciente, solo el 17 por ciento cree que el gobierno no debería pagar la deuda de Argentina, mientras que el 53 por ciento de los votantes de la coalición gobernante considera que se debe evitar el incumplimiento. "Existe consenso de que un incumplimiento futuro tendría consecuencias negativas para el país", dijo Alejandro Catterberg, director de Poliarquía Consultores, una firma consultora local con servicios de encuesta.

Muchos están anticipando el discurso del presidente el 25 de mayo, el día en que Argentina celebra su independencia del imperio español, en busca de orientación.

Fernández fue jefe de gabinete de Néstor Kirchner, el hombre que dirigió a Argentina tras la crisis de 2001-02, asumiendo el cargo el 25 de mayo de 2003. Es bastante probable que él intente construir una narrativa que compare el éxito de las dos administraciones en la reconstrucción del país, indicó Jimena Blanco, la directora para Latinoamérica de la consultora de riesgos Verisk Maplecroft.

"Pero el contexto es muy diferente ahora", dijo ella, señalando el superciclo de materias primas que ayudó a la economía en la década de 2000, y el hecho de que Kirchner se hizo cargo del país más de un año después del incumplimiento, cuando muchos de los problemas más difíciles ya habían sido solucionados.

"Una vez que Fernández haya establecido la escena épica, la pregunta es ¿cuáles son las medidas necesarias para reactivar la economía? ¿Y cómo las implementará? Durante los próximos 18 meses más o menos, pudiéramos estar hablando de hiperinflación en caso de un incumplimiento total".

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