AFP

Vivir es arriesgado, y lo que puedo hacer al respecto tiene un límite

"¿Qué hago yo –y la gente como yo– ahora que el mundo está reabriendo sin nosotros?"

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25 de junio de 2020 a las 14:09

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 Por Patti Waldmeir

"Es mejor prevenir que lamentar". Yo nunca he creído en eso.

Yo he vivido mis primeros 65 años a menudo no prestándoles atención a los riesgos. Viví en China durante ocho años, soportando algunas de las peores contaminaciones industriales del planeta, a pesar de tener asma. Me arriesgué a dañarles los pulmones a mis hijos pequeños al criarlos en un lugar donde su escuela a menudo los encerraba en aulas con aire purificado para protegerlos del esmog.

Antes de eso, viví durante 20 años en África, negándome a hervir agua en áreas donde era necesario hervirla, comiendo carne de animales silvestres en puestos al lado de la carretera, sin mencionar las aventuras en las que participé cuando era joven durante la era previa al sida.

Pero actualmente, conforme contemplo el precipicio de una vida como una persona de la tercera edad, el coronavirus por fin me ha familiarizado con el concepto de ‘riesgo’. Parte de esto tiene que ver con el paradigma de que "los 60 años son los nuevos 80" que la pandemia nos ha impuesto, pero la mayor parte es que, me guste o no, yo encajo perfectamente en la categoría de "en riesgo" de padecer de una grave enfermedad o de fallecer si contraigo covid-19.

Yo sufro de diabetes y de asma y estoy al final de mis 65 años. No vivo en un hogar para personas de la tercera edad, en una cárcel, en un monasterio o en un convento (como lo hace una amiga cercana con covid-19) pero, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EEUU, yo todavía califico como de alto riesgo debido a mis condiciones subyacentes y a mi edad.

Entonces, ¿qué hago yo –y la gente como yo– ahora que el mundo está reabriendo sin nosotros? Tengo que tomar algunas decisiones importantes durante los próximos días. Mi hijo menor se va a mudar a nuestro apartamento en las afueras de Chicago después de haber estado viviendo en otro lugar durante un mes: ¿uno de nosotros necesita estar encerrado en la habitación? ¿Tengo que comer en el balcón durante dos semanas?

No hay escasez de personas, en particular el presidente Donald Trump, diciéndome que todo esto es simple: las personas vulnerables deberían quedarse en casa. Pero, ¿y qué sucede si viven con otras personas? ¿Qué pasa si esas personas tienen trabajos? ¿Y qué hay de nuestros perros? Nuestros dos perros viejos están atrasados para la vacuna contra la rabia porque el veterinario sólo estaba atendiendo emergencias. ¿Es seguro para mí llevarlos ahora? ¿Pueden mis hijos ir al dentista y luego volver a casa y compartir el mismo espacio que yo?

Yo les hice estas preguntas a varios expertos médicos y todos me dieron versiones de "no tenemos ni idea". Robert Gabbay, el director científico y médico jefe entrante de la Asociación Americana de la Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), fue el más útil: "Las personas con diabetes están en la categoría de mayor riesgo pero, incluso dentro de esa categoría, las que son mayores y con comorbilidades corren más riesgos, y el control de la glucosa en la sangre parece importar.

"Probablemente tú estás en algún lugar en el medio" de la categoría de alto riesgo, él decidió. Mi diabetes está bien controlada y yo no tengo muchas otras enfermedades. "Pero tu edad es un factor", él agregó. Hasta ahora, yo había pensado que estaba en el "grupo en el que los 60 años son los nuevos 40": ahora sé que no existe tal grupo.

Ngozi Ezike, la directora del Departamento de Salud Pública de Illinois, subrayó esto el fin de semana cuando dio su lista personal de lo que se puede y lo que no se puede hacer debido al covid, incluyendo no visitar a tu padre mayor de 65 años con afecciones preexistentes durante al menos un año, o hasta que haya una cura. Ezike también dijo que no asistiría a una boda o a una cena durante un año y que evitaría entrar al interior de un restaurante por entre tres meses a un año, a pesar de que los restaurantes de Chicago que sirven adentro ya han reabierto sus puertas.

Yo recurrí a los CDC, los cuales inicialmente habían dicho que publicarían una nueva guía para las personas "en riesgo" la semana pasada, pero no lo hicieron. Éstos son los mismos CDC en los que confié cuando dijeron que no usáramos una mascarilla, aunque 1.3 mil millones de personas en China las estaban usando. Actualmente, China — que es 100 veces más grande por población que mi estado natal de Illinois — tiene menos de las tres cuartas partes del total de muertes por la pandemia. (Sí, yo sé que China ha sido acusada de reportar un número menor de casos, pero también lo ha sido EEUU). Las mascarillas no son la única razón; pero representan una razón suficiente para erosionar mi confianza en lo que los CDC creen que yo debería hacer actualmente.

No ayuda que el sitio web de los CDC liste el "asma moderada a severa" como uno de los principales factores de riesgo para tener malos resultados debido al coronavirus, mientras que la Academia Estadounidense de Alergias, Asma e Inmunología (AAAAI, por sus siglas en inglés) dice que "no existe evidencia" de que las personas con asma tengan mayor riesgo. ¿Quién tiene la razón?

Yo necesito saber. Este fin de semana es el primer aniversario de la muerte de mi hermano mayor. Yo elegí no hacer el viaje para visitar su tumba en Michigan. El mes que viene yo cumplo 65 años, y quiero pasar ese día con mi padre de 89 años: ¿deberíamos alquilar una casa rodante para no infectar su hogar? Pensé en un orinal portátil para el viaje, ya que los baños públicos aparentemente son puntos de serio contagio para el coronavirus. Cuando comencé a buscar "dispositivos de micción femenina" en línea, supe que era hora de deshacerme de este nuevo personaje que piensa que es "mejor prevenir que lamentar" en el que me convertí bajo el confinamiento.

Tal vez es hora de que recuerde un hecho que una vez supe: que vivir es arriesgado, y que existe un límite a lo que puedo hacer al respecto. Me moriré cuando me llegue el momento, probablemente ni un día antes o después, con o sin coronavirus.

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