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Álvaro Vizcaíno, el surfista español que pasó 48 horas luchando por su vida tras caer por un acantilado

Este viernes se estrena la película "Solo", del director Hugo Stuven, basada en lo que vivió Vizcaíno cuando se encontró luchando entre la vida y la muerte hace cuatro años. Este es su relato en BBC News Mundo.

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03 de agosto de 2018 a las 12:05

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Álvaro Vizcaíno revive con intensidad lo que vivió hace cuatro años cuando se tuvo que enfrentar de manera radical a sus dos grandes miedos: la muerte y la soledad.

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Álvaro Vizcaíno sufrió el accidente en septiembre de 2014.

Amante del surf y las olas, Vizcaíno se encontraba paseando por el sur de la isla de Fuerteventura, en las Canarias, España, en el comienzo de la odisea en la que se basó la película Solo, del director Hugo Stuven, que este viernes se estrena en España.

"No solo es una historia de supervivencia y aventura sino que también es un viaje sensible y emocional", le dice a BBC News Mundo sobre la cinta cinematográfica en la que él es el personaje principal, que protagoniza el actor Alain Hernández.

Alvaro Guzmán
Vizcaíno aprovechó su experiencia como surfista para poder sobrevivir.

"La verdad que toda la acción es bastante verídica porque se relata paso a paso lo que ocurrió", dice, recordando aquellas 48 horas agónicas que pasó desde que resbaló cuando caminaba por la ladera de una duna cerca de la playa Punta Paloma hasta que apareció flotando en el mar.

Negación, enfado, pánico

"Se trata de una zona muy extensa de dunas que está muy expuesta a los viento alisios, que golpean con fuerza y de manera continua, trayendo mucha humedad", comienza a contar su historia.

"Caminaba por una parte que parece una duna normal, pero que en realidad se trata de superficie solidificada con una pequeña capa de arena. Es como si a una superficie de mármol le pones algo de arena y lo inclinas 45 grados".

Fue en ese momento cuando perdió el apoyo de sus pies y empezó a caer como en un tobogán hacia el acantilado, que se encontraba a unos 20 metros.

"Conseguí detenerme a medio camino, apretándome fuerte. Supe que estaba en una situación de peligro, pero pensaba que podía encontrar una solución", contó.

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La zona en la que ocurrió el accidente fue en el sur de la isla Fuerteventura, en España.

Su soporte volvió a ceder y llegó hasta el borde del acantilado, donde volvió a detenerse con el cuerpo colgando al precipicio.

"Ahí fue cuando pasé por todos los estados de ánimo: de negación, de enfado, de pánico absoluto", reconoció el surfista español.

La única solución que encontró fue a través de su oído porque no podía ver exactamente lo que había debajo.

"Escuché las olas batiéndose contra las rocas y mi única opción, sabiendo que me iba a caer, que simplemente era una cuestión de segundos o de minutos, fue la de tratar de controlar la caída".

Tras contar la frecuencia entre ola y ola, Vizcaíno se impulsó lo más que pudo hacia el mar, "teniendo la suerte que caí sobre una ola" y amortiguando un poco el contacto contra las rocas.

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La caída le produjo varias lesiones de consideración.

El fuerte impacto le produjo la fractura de la cadera, que se rompió en tres, la pelvis y la mano derecha, "que se abrió como cuando tiras una sandía contra una pared".

"Entendí que se había acabado"

Consciente, Vizcaíno supo que pese al dolor tenía que moverse antes que subiera la marea o que el mar se picara y recordó que habían una pequeña playa a unos 400 metros.

En un momento su cuerpo se detuvo como consecuencia de las graves heridas que había sufrido.

"Luego me lo han explicado y es que cuando entras en colapso tus músculos comienzan a contraerse para que no te muevas más porque tus huesos rotos están rasgando los nervios y producían convulsiones que me hacían gritar desesperadamente".

https://twitter.com/filmax/status/1023895299780227072

"No podía avanzar, me desmayaba, tragaba agua y hubo un momento en el que entendí que se había acabado, que no avanzaba ni un metro y llevaba en el mismo punto mucho tiempo", suspiró.

"Por el surf sabía exactamente cómo se ahoga la gente, que es luchando, por lo que en el último momento, cuando ya estaba esperando que me entrara el agua por la nariz, no se por qué en vez de intentar salir hice lo contrario y me dejé llevar".

Vizcaíno supo lo que le estaba pasando, resignado.

"Entré como en una especie de vacío total, no recuerdo ver nada, sentir nada, ni el agua ni el espacio ni el tiempo ni mi cuerpo. Me sumí en una sensación de vacío, bastante incómodo por cierto. No podía pensar nada, pero era como que estaba".

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Vizcaíno asegura que se reconoce en el personaje de la película, "hasta el punto que me molestó".

"De repente volví y, no se cómo, habían cesado las convulsiones. Mi cuerpo en lugar de estar contraído estaba distendido, casi flotando y sentí energía de vuelta por lo que comencé a nadar otra vez y pude llegar a la playa", dijo con un tono de alivio.

La última oportunidad

Completamente solo, incomunicado y a la intemperie, Vizcaíno logró sobrevivir recolectando diferentes cosas de la basura que había llegado a la playa.

Tras 48 horas sin comer ni beber, "había decidido que me iba a ir, pasara lo que pasara", consiente del riesgo.

"Tenía todo preparado. Con una tabla y el hilo de una red me fabriqué un remo para mi mano y encontré una especie de corcho de niño y eso ayudó a que me flotaran las piernas", contó

"Esperé que calentara un poco el sol y a eso de las 10 vi un puntito a lo lejos y me dije que esa era la señal que estaba esperando. Igual dude porque ya me había imaginado cosas, pero como ya había pensado que me iba a ir igual me dije que más daba".

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Álvaro Vizcaíno junto al director Hugo Stuven y los actores de la película Solo.

"Tuve suerte porque no había viento ese día y así el mar no estaba picado. Después de nadar unos cuantos metros tenía que parar para descansar y agarrar fuerzas para gritar. No podía hacer las dos cosas a la vez".

"Seguí nadando, luego gritando, luego nadando hasta que en un momento me escucharon las personas que estaban en el bote. Eran tres policías en su día libre y cuando me vieron se quedaron locos porque no entendían, creyeron que venía de un barco que se había hundido".

Álvaro, que también publicará un libro en octubre contando con más profundidad su experiencia, dice que la película logra transmitir lo que vivió aquellos días en septiembre de 2014.

"Hay un mensaje clarísimo que es el de la aceptación radical", explica.

"Cuando tu aceptas cualquiera que sea tu situación te liberas de cualquier expectativa, del miedo de lo que debería ser, del mundo, de ti y curiosamente eso te da fuerzas para tomar cualquier decisión".

Una reflexión que le permite hoy seguir contando su historia.


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