J. MARRA

Andrade: "Si fuera un tema de comodidad personal y de mancharme menos, me quedaba en el Parlamento"

El dirigente de la construcción vuelve al sindicato luego de su pasaje como diputado para tomar las riendas de la negociación colectiva

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04 de julio de 2016 a las 05:00

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Oscar Andrade se define "en tránsito". El hasta ahora diputado del Partido Comunista había pedido licencia en el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca), donde se desempeñaba como secretario general, para asumir una banca en la cámara baja el año pasado. Pero dos semanas atrás, en el último congreso del sindicato, anunció que dejará el Parlamento para "dar una mano en un momento tan delicado" para la construcción, en la antesala de la negociación de la renovación del convenio colectivo del sector, que cae en setiembre.


Mañana será su última jornada como diputado en el Palacio Legislativo. "Ese día me va a querer todo el mundo, van a decir 'qué bueno, este loco es un crack'", dijo entre risas en entrevista con El Observador, el jueves de la semana pasada. En el encuentro, disparó contra las pautas salariales, no por un tema económico sino por la "señal política que se genera". En este sentido, insistió en que no puede haber un "retroceso" de salario real en un momento de enlentecimiento de la economía ("si no, ¿qué dejamos para la crisis?") y que no se puede enfrentar esta situación con "recetas" que "el campo popular" combatió "toda la vida".

A continuación, un extracto del diálogo que Andrade mantuvo con El Observador.

¿Qué reivindicaciones llevarán a la negociación colectiva?

Hay una serie de iniciativas en materia del área social, la libertad sindical, de la formación profesional, con un concepto de competitividad. Creemos que la industria, para desarrollarse, sus problemas no son los salarios, están por otro lado. Pueden tener que ver con la mayor formación y capacitación profesional, mejor organización del trabajo. Pero básicamente tenemos un nudo principal ahora, que es que no vamos a trabajar fórmulas de acuerdo sobre la base de que los correctivos de inflación se posterguen por encima de un año. Ese es un mensaje que hemos dado con mucha claridad. Las cámaras saben que esta es la posición del sindicato, el Poder Ejecutivo también. Nos parece que sería una señal muy negativa que en un momento de incremento de la inflación, con una inflación tan alta, se postergue el momento en el que se corrige la inflación con la comparación con el salario.

Un segundo componente que es central: no compartimos que se difiera una parte del ajuste salarial. Hasta ahora venimos con ajustes anuales. El primer día del ajuste, el 1° de octubre, recibíamos el ajuste de todo el año. Y hay un esquema donde una parte del ajuste se difiere seis meses hacia adelante. Un esquema que además no es el mismo para el resto de las cosas que se ajustan: el aumento de las tarifas públicas no es que la mitad viene en enero y la otra mitad seis meses posterior. No encontramos por qué imponer ese mecanismo cuando en realidad el sector acordó siempre sobre la base de ajustes anuales, por lo menos en los últimos ocho años.

Un tercer componente es que para poder negociar convenios colectivos el promedio del salario real del convenio no puede deteriorarse. Y ese es el promedio del salario real, no es el salario real el último día del convenio. Perder salario durante dos años y al final del convenio ver que se corrija, no. Si estos tres componentes no están resueltos, no va a haber posibilidad de convenio colectivo, lo que sería una pésima señal. Pero no va a haber porque creo que con fundamentos lógicos no se le puede pedir a una organización sindical que firme rebaja salarial por capricho. Porque además hemos fundamentado que el salario no es en la construcción lo que va a hacer generar multiplicación de empleo. El salario más leyes sociales en la construcción representan 16%, 17% del volumen de dinero que mueve. Una rebaja del 5% en el salario representaría el 0,8% del costo de una obra. Ninguna obra va a hacerse o dejarse de hacer por eso.

También queremos fundamentar en términos lógicos que aparte de no compartir, no nos parece sensato que se piense en zonas de acuerdo sobre la base del retroceso. Estos planteos los vamos a discutir con mucha serenidad, con mucha profundidad, en la negociación colectiva y con la opinión pública en general. Pero con mucha firmeza. No somos la patota sindical que está en el delirio. Nunca lo fuimos.

Dadas las pautas que diseñó el gobierno, ¿esta negociación va a ser a dos frentes, con las empresas y con el Poder Ejecutivo?

Ojalá que no. Por lo que me dicen, en las últimas semanas ha habido algún cambio en el sentido de ofrecer alguna flexibilidad ante acuerdos de partes. El arranque de la negociación el año pasado fue muy complicado. Sectores que lograban acuerdos de partes que ubicaban escenarios por fuera de las orientaciones terminaban sin contar con el aval del Poder Ejecutivo o su rechazo. Queremos que ese escenario no se dé.

Trabajamos por un escenario en el que podamos tener un acuerdo sin mayor conflictividad, que sea razonable, y que dé estabilidad y reglas claras al sector. Pero nos preparamos para el peor escenario, porque es lo que tiene que hacer el movimiento sindical, no ahora, siempre. ¿Cuál es el escenario mejor? Que logremos un acuerdo sin mayor conflictividad. Nadie tiene como objetivo el conflicto, el conflicto es un medio. Y del lado sindical, que no se recorten beneficios y conquistas. Ahora, para ese escenario no precisás prepararte mucho. Nos preparamos para el escenario donde las cámaras empresariales no ofrezcan fórmulas viables y para que el Poder Ejecutivo rechace. ¿Porque somos mal intencionados? No, pero es para lo que tenés que estar preparado. Tenés que prepararte para un conflicto largo y profundo. Sería irresponsable que vayas solamente pensando en una posibilidad. Mi reflexión es que ese escenario de una situación compleja no es el menos probable, por olfato, porque hemos tratado de sondear, tanto con miembros del Poder Ejecutivo como de las cámaras empresariales. Parece ser que vamos a un escenario complicado. Nuestra responsabilidad desde la conducción del gremio es prepararnos para un escenario complicado. Siempre tratando de que no sea el que se dé. Ningún trabajador tiene la huelga como objetivo. Por más que si te toca ir a un conflicto complicado, das respuesta a un conflicto complicado. Esa ha sido una tradición de este sindicato, no de ahora, de toda la vida, de esperar el mejor escenario posible, trabajar para que se dé, pero tener capacidad de respuesta por si es más complicado.

¿Ven viable un acuerdo con las cámaras y que el gobierno levante la mano para oponerse?

Creo que vamos a tener un convenio trabajoso con las cámaras, más que otras veces. Y trabajoso con el Poder Ejecutivo. Dónde están las principales dificultades, a esta altura no sé. Tenemos una primera dificultad, que es que la zona donde empezás a negociar es una que para nosotros es inviable. Y eso lo tenés que comunicar a las partes. Yo tengo claro cuáles son las consecuencias si no hay convenio colectivo en la construcción. Son consecuencias muy complicadas. No es nuestro objetivo que no haya convenio colectivo, y vamos a trabajar para que haya. No vamos a firmar un convenio sobre estos parámetros, claramente.

¿Cuáles serían esas consecuencias?

Ah, claro, si vos no tenés convenio colectivo que te ampare tenés toda la facultad de negociar obra por obra. Quedás con las manos libres. Eso genera que el sector no tenga reglas de juego claras y termina generando un problema. Si nos encierran para ese escenario, es el escenario que vas a tener para pelear.

¿Qué le sumó su pasaje por el Parlamento?

Es un balance que todavía no hice. Intentamos aportarle un método de trabajo, que es el que tenemos de toda la vida, tratando de incorporar un criterio de hacer que el debate fuera lo más amplio posible. Definimos la renuncia no diciendo "la labor parlamentaria es un desastre" sino que tiene sentido. Tratar de vincularla a las luchas sociales. Y tratar de trabajar las iniciativas, tanto las nuestras como las que presentaron otros compañeros.

En general, el balance que hacemos es positivo. Capaz pagando derecho de piso, no es el área en la que estabas con la mejor preparación, pero tratamos de ponerle mucha responsabilidad y mucha intensidad de trabajo. Y mucho cuidado de no desligar la labor parlamentaria de las luchas populares. Nos costó mucho más la decisión hace un año de interrumpir la militancia en el sindicato para pasar a la banca, que ahora el camino inverso. No creo que sea menos lo que hacés acá que lo que hacés allá.

¿Se siente más cómodo habiendo vuelto de este lado?

No, más cómodo me hubiera quedado en el Parlamento. Seguro que era más cómodo. Este año con el lío que va a haber acá potencial, si fuera un tema de comodidad personal y de mancharme menos, me quedaba en el Parlamento. Porque tengo claro que vas a una negociación donde el mejor resultado es peor que el último resultado que tuvimos. No tenemos un margen de escenario del tipo que tuvimos en las últimas negociaciones. Claramente vas a un escenario de fricción y de complejidad. Si fuera personal, me hubiera quedado con haber estado de secretario general del gremio en los diez años de las mayores conquistas de la historia del sindicato, nos llevábamos los aplausos de ese periodo y no complicarme más la vida. Y claramente este es un momento muy demandante. Todos los días recorridas para el interior, salidas, asamblea de mañana, de tarde, mucha dificultad, mucho pienso. Acá vamos a estar en una etapa muchísimo más complicada que la que tendría en el Parlamento en lo personal.

Lo segundo, si fuera en términos de perspectiva personal, tengo claro que en ese caso (por) la renuncia a la banca, pagás un peaje. Porque vas a cargar con la mochila de "este loco para ser candidato a algo... si después capaz no asume". Te clavás esa estaca. Si fuera una valoración en términos de comodidad personal, me hubiera quedado en el Parlamento. Pero hay veces que hay que escuchar la música de las comisiones. Siendo parlamentario, por más que mantuve una posición crítica sobre el tema de las pautas salariales desde el primer día, soy parlamentario del gobierno. Y soy parlamentario de un gobierno que hasta hoy mantiene un esquema de orientación salarial que potencialmente genera un conflicto en la construcción cuando tu gremio está en lucha.

Entonces, si bien creo que en términos estratégicos la lucha social y la izquierda en el gobierno están de un mismo lado del mostrador, en términos tácticos en las próximas semanas claramente tenemos un enfrentamiento que está arriba de la mesa potencial. ¿Con qué grado de intensidad se desplegará ese enfrentamiento? No tengo idea. También en ese escenario estaba complicado para mirar ese proceso desde el lado de la banca parlamentaria.

¿No hubiera estado a gusto?

No sé si a gusto, pero claramente... El lado que elegí es este para este momento. Seguramente es el más incómodo, pero es este. Y capaz que también es cierto que para este proceso me parece que puedo aportar más de acá que en otro lado. Pero sin drama. A veces se le da una magnitud a la renuncia a la banca que no tendría que tener.
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