Inés Guimaraens

Aumento de desempleo y "dificultad" para "entrarle" al gobierno marcan un 1º de mayo especial

En el Día de los Trabajadores con más gente en seguro de paro desde que se lleva registro, la central sindical realiza actividades con distanciamiento social

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01 de mayo de 2020 a las 05:02

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Al menos desde la noche del pasado 24 de noviembre, cuando quedó claro que el nacionalista Luis Lacalle Pou sería el presidente de los uruguayos, el PIT-CNT sabía que el 1º de mayo de 2020 no sería uno más.

Tras 15 años de gobierno frenteamplista –aliado de la central bajo el “bloque social de los cambios”–, el movimiento sindical podía intuir que el cambio de signo político merecería un tono más combativo en los discursos y que probablemente se llegara a esa instancia en plena discusión del proyecto de ley de urgente consideración.

Lo que ni el más apocalíptico de los sindicalistas podía imaginar es que el Día de los Trabajadores finalmente encontraría a la Plaza Mártires de Chicago desierta, con la gente encerrada en sus casas, con el mayor número de personas en seguro de paro desde que se lleva registro, y con la izquierda lenta de reflejos para dar batalla.

"No recuerdo un 1º de mayo así", reflexiona Fernando Pereira, presidente de una central sindical que se aferra a la esperanza de que la situación de emergencia se traduzca en una mayor atención hacia los planteos de los trabajadores.

El punto central es el reclamo de una renta básica equivalente al salario mínimo nacional (unos $ 13 mil líquidos) para los más de 300 mil hogares que hoy están sin trabajo y carecen de una asistencia.

Lacalle recibió esa propuesta tanto por parte del Frente Amplio como por los sindicalistas, pero hasta el momento ha defendido una estrategia alternativa que consiste en “medidas focalizadas” por sectores.

En el fondo, para el gobierno hay también una cuestión de costos y eficiencias, dado que el planteo de los movimientos sociales supone al menos unos US$ 120 millones extra por mes y el equipo económico no quiere aventurarse a un mayor desequilibrio de las cuentas nacionales.

La semana pasada, cuando en el Parlamento el senador frenteamplista Mario Bergara reclamó que se instalara ese subsidio, la ministra de Economía Azucena Arbeleche respondió que “es imposible negar el punto de partida fiscal” del país.

Coordinación con el Frente

Además de las limitaciones que impone la emergencia sanitaria, al PIT-CNT percibe con preocupación la “dificultad” que está teniendo la izquierda para imponer temas en la agenda y “entrarle” a un gobierno que cuenta con alta aprobación de la ciudadanía –así lo esbozan los monitores de opinión pública– y con lo que en la izquierda perciben como un “cerco mediático”.

El asunto ha sido abordado en sucesivas reuniones de la central sindical con representantes del Frente Amplio, entre ellos su presidente Javier Miranda, y replicado luego en las direcciones de ambas organizaciones.

En una de las reuniones, realizada el lunes 20 en la sede del PIT-CNT, los delegados frenteamplistas plantearon la necesidad de “coordinar y articular” esfuerzos para generar “hechos políticos” que pusieran las preocupaciones de la izquierda en la agenda, según contaron fuentes políticas.

"Hay una derecha envalentonada y una izquierda con complejos. La izquierda tiene que levantar su programa. No es que alguien cuando pierde una elección, pierda la contienda ideológica. Todos tenemos que ubicarnos en nuestro lugar", dijo Pereira.

Esta semana, en tanto, el presidente del PIT-CNT dijo en una charla virtual organizada por la Izquierda Cristiana Uruguaya que veía a integrantes del movimiento social “sin asumir la derrota” y el nuevo rol que le toca ocupar, según divulgó el semanario Búsqueda.

Pereira insiste desde hace días en que el rol de la central sindical debe ser “construir la voz contra hegemónica” aunque ello implique “recibir más palos que un tambor”, tal como expresó en entrevista con el portal del PIT-CNT. “Estamos viviendo tiempos complejos y parece que la única voz hegemónica que puede escucharse en el Uruguay es la voz del gobierno. Nosotros tenemos que construir la voz contra hegemónica. Pobre de nosotros si no tenemos la valentía de hacerlo. No sé cómo vamos a dormir si no podemos enfrentar estas voces que pretenden imponerse”, afirmó.

Tanto en la izquierda en general como en el movimiento social en particular reconocen que hay un gobierno que recién asumió y disfruta una "luna de miel" –en cuanto a opinión pública– acentuada por el estado de emergencia en el que entró el país pocos días después del traspaso de mando. De todas formas, entre los sindicalistas hay cierto consenso de que el comienzo de la discusión del proyecto de ley de urgente consideración abre una ventana de conflictividad que se terminará de calibrar en las próximas semanas.

Una relación zigzagueante y una movilización en caravana

La relación del gobierno con el PIT-CNT en los primeros dos meses de la administración ha sido zigzagueante. Si bien el diálogo nunca se cortó, y Pereira mantiene un trato fluido y respetuoso tanto con Lacalle como con el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, algunos sucesos generaron tensiones inesperadas, especialmente la convocatoria de la central a un caceroleo a pocos días de declarada la emergencia sanitaria.
"Obviamente en el ensayo y el error podemos errarle. Hay gente que discute todavía si el caceroleo fue adecuado o no", dijo Pereira este jueves en El Espectador.
La relación se volvió a tensar el 16 de abril, tres semanas después, cuando el presidente le comunicó a la central que no le otorgaría la cadena nacional que los gobiernos frenteamplistas dispusieron cada 1º de mayo.
En cambio, el PIT-CNT convoca a una conferencia de prensa en horario central (19 horas), mientras que a las 19:45 emitirá el mensaje oficial de la central sindical a través de Televisión Nacional, Radio Uruguay y TV Ciudad, entre otros medios. Por su parte, los trabajadores convocan a un "aplauso ciudadano" de cinco minutos a las 20 horas.
Para temprano en la mañana, desde las 10.30, el PIT-CNT convoca a concentrarse con autos y motos en las plazas Lafone, Colón y Huelga General, desde donde partirán en caravana hasta el Palacio Legislativo.
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