AFP

Bolsonaro choca con gobernadores estatales de Brasil por el confinamiento

El líder populista y la clase política dirigente enfrentan un punto crítico en relación con la respuesta ante el coronavirus

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09 de abril de 2020 a las 17:13

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Bryan Harris y Andres Schipani

La policía militar es ahora una presencia habitual fuera de la casa del gobernador de São Paulo, João Doria, en el arbolado vecindario de Jardins.

Desde la semana pasada, el líder del estado más grande y más rico de Brasil ha recibido amenazas de muerte después de haber criticado públicamente el desdén del presidente Jair Bolsonaro por las pautas internacionales de salud relacionadas con el autoaislamiento y con el distanciamiento social.

El enfrentamiento entre los dos hombres representa sólo un punto crítico en un creciente conflicto entre el líder populista y la clase política dirigente de Brasil, particularmente los gobernadores estatales más influyentes, acerca de cómo responder ante la crisis del coronavirus, la cual ya ha cobrado la vida de 550 ciudadanos.

Un mes después de un cierre casi nacional, Bolsonaro se ha vuelto cada vez más insistente en reabrir escuelas y negocios, y en hacer que los brasileños vuelvan a sus empleos. Ha calificado al confinamiento como un "crimen" y ha vituperado a los gobernadores llamándolos "asesinos de los empleos".

Pero la retórica ha provocado peleas con casi todos los políticos más importantes de Brasil, incluyendo a su propio ministro de Salud — quien ahora está abiertamente debatiendo con el presidente — así como con poderosos gobernadores como Doria.

El Supremo Tribunal Federal de Brasil también ha expresado su preocupación ante la postura de Bolsonaro, insinuando que pudiera intervenir si existiera una amenaza en contra de la salud de los ciudadanos.

"¿Estás preparado para firmar los certificados de defunción de los brasileños?”, preguntó Doria el lunes mientras São Paulo luchaba por encontrar suficientes lugares para enterrar a los muertos. “Tú que defiendes la apertura, que minimizas la situación en la que estamos, ¿vas a enterrar a las víctimas?".

A pesar de ser el centro del brote en Brasil, la ciudad más grande de Latinoamérica ha demostrado ser una historia de éxito en términos del aislamiento social, con el tráfico habiéndose reducido al 10 por ciento de los niveles normales y con las calles desiertas.

José Henrique Germann, secretario de Salud de São Paulo, dijo que el brote habría sido 10 veces peor si no hubiera sido por las estrictas medidas, incluyendo los cierres obligatorios, impuestas por el gobierno estatal hace casi un mes. Según una encuesta reciente de Datafolha, es una estrategia que ha sido replicada por los gobernadores de todo Brasil y que cuenta con el apoyo del 75 por ciento de los brasileños.

Pero la disciplina ha comenzado a decaer durante los últimos días conforme Bolsonaro se vuelve cada vez más insistente en que los ciudadanos deben regresar a sus empleos. El domingo, cientos de sus partidarios se congregaron en São Paulo, pidiendo la renuncia de Doria. El mismo día, el gobernador del estado sureño de Santa Catarina dijo que comenzaría a aliviar las restricciones relacionadas con el trabajo y con la circulación.

"El presidente conoce el alma del brasileño como pocos otros. Somos un país de dimensiones continentales, con 210 millones de habitantes, con gente pobre y con deficiencias en la cobertura de redes de seguridad para los vulnerables. Las medidas para contener la pandemia deben equilibrarse", explicó Marco Feliciano, un legislador e influyente pastor evangélico.

El enfrentamiento con los gobernadores representa un "momento crítico" para Bolsonaro, comentó Esther Solano, una profesora de política en la Universidad Federal de São Paulo. El presidente ya estaba debilitado debido a su tensa relación con el Congreso, al deterioro de la economía, y al hecho de que la mayoría de los brasileños apoyan el aislamiento social, ella explicó.

"Actualmente los gobernadores más importantes están en su contra, incluido Doria, quien debemos recordar fue un importante aliado durante las últimas elecciones presidenciales. En un país federal es muy difícil para un presidente mantener el poder sin los gobernadores", dijo Solano.

Sin embargo, el conflicto no sólo ha atrapado a rivales políticos como Doria, un conservador pronegocios de quien ampliamente se sospecha que alberga ambiciones presidenciales.

Durante días, Bolsonaro ha amenazado con despedir a Luiz Henrique Mandetta, el ministro de Salud de la nación, quien ha ganado elogios de todo el espectro político por su competente enfoque científico de la crisis. "Yo creo que Mandetta debería escuchar al presidente de la república un poco más", dijo el presidente brasileño.

Bolsonaro estuvo a punto de despedir a Mandetta el lunes, pero, según algunos analistas, sobrevivió sólo debido a una intervención de último minuto por parte de la influyente facción militar del gabinete del presidente, principalmente de su jefe de gabinete, el general Walter Braga Netto.

Gran parte del furor que rodea a Mandetta parece provenir de su popularidad. En una encuesta publicada el domingo, el 76 por ciento de los encuestados dijeron que su ministerio estaba realizando una labor "buena o excelente". Bolsonaro, por otro lado, cuenta con un índice de aprobación de alrededor del 33 por ciento.

"Bolsonaro tiene una tendencia, cada vez que ve o percibe que alguien tiene más aprobación que él, de tratar de denigrar a esa persona, independientemente de si la persona es un gobernador o su propio ministro", dijo Felipe Rigoni, un diputado federal por el estado de Espírito Santo.

Sin embargo, a medida que avanzan las luchas internas, el número de casos de coronavirus continúa aumentando, habiendo superado los 12,000 el martes. Mandetta dijo que, como resultado de la disputa con su jefe, él no había podido trabajar mucho el lunes y que, en un momento dado, había vaciado su escritorio en preparación para su despido. Él anticipa un pico de los casos del virus a finales de este mes o a principios de mayo.

"Bolsonaro es responsable de la desobediencia del aislamiento social y de estos absurdos actos en contra de las normas sanitarias", dijo Flávio Dino, el gobernador comunista del estado nororiental de Maranhão. "Y él permanece indiferente ante los muertos, ante los enfermos y ante sus familias", agregó el Sr. Dino.

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