Con otro penal errado e incidentes con los hinchas, Peñarol se despidió de un torneo que le quedó grande

Si se habla de matemática pura -que no sería el caso- se puede decir que aún hay una escasísima chance de que los aurinegros tengan su chance para llevarse el Apertura cuando resta una fecha.

Pero también hablando de matemáticas, todo lo antedicho, todos esos inconvenientes que se explicaron en el primer párrafo, es el común denominador de este presente aurinegro.

Peñarol terminó una semana que la querrá olvidar cuanto antes. Ganó un partido y empató otro, pero quedó fuera de todo.

El hincha explotó en el Saroldi y no se justifican los insultos al Vasquito Aguirregaray, quien volvió a jugar mal en un semestre para el olvido, muy lejos de lo que puede dar y ya dio en pasajes anteriores por el club. Tampoco está bien, por más caliente que salga de la cancha, qué el jugador haya invitado a pelear al interpelante. Así se forma un círculo vicioso imposible de controlar.

El resumen de lo que es este Peñarol se vio en el primer tiempo. Fue una buena muestra de juego asociado en la que supo mostrar su superioridad sobre su rival, algo que no venía sucediendo muy seguido.

Sin embargo, un nuevo penal errado, el cuarto en lo que va del torneo, dio la sensación que le pegó en lo más íntimo de su alma futbolera y el equipo, desde allí, bajó muchísimo en revoluciones.

Lucas Viatri se encontró con la enorme figura de Salvador Ichazo, el arquero de River que fue el mejor de la cancha, y le tapó el remate. Así, fue el cuarto penal marrado de ocho que tuvo Peñarol. El argentino se sumó a Pablo Ceppelini, Agustín Álvarez Martínez y Agustín Álvarez Wallace quienes ya habían marrado penas capitales.

Ni cuando juega mejor, cuando logra convencer con la pelota -como sucedió en la primera mitad-, tiene las chances como para llevarse tres puntos ante un rival que sugestivamente se mostró muy por debajo de su fútbol habitual.

El problema endémico que padece este Peñarol versión 2022, sigue siendo siempre el mismo: juega con un andarivel ciego, es decir, sin extremo, entonces, al no subir por esa punta, le facilita las cosas al rival de turno.

No hubo desbordes por derecha ni con Ceppelini, ni con Aguirregaray. Sí lo hizo Máximo Alonso por izquierda ante Maximiliano Pereira.

El segundo problema del equipo de Mauricio Larriera, es muy grave: Peñarol tiene carencia de idas y las situaciones de peligro son escasísimas.

Cuando un equipo no piensa, juega a los tumbos, nervioso, es normal que las cosas no le salgan. Y eso le ha sucedido constantemente y en casi todos los encuentros a los aurinegros.

Rodrigo Saravia fue el único que puso mucha intensidad en la mitad de la cancha, gravitó sobre la pelota y fue el más claro en Peñarol. Incluso se animó a pegarle desde fuera del área en dos ocasiones y estuvo cerca del gol. Esa es una buena noticia para el técnico.

El segundo tiempo fue muy diferente, no llegó a ser decepcionante -como en varios de los encuentros de Peñarol-, pero fue un equipo con serios problemas en la gestación y en la definición. Y este es un tercer problema difícil de mejorar.

¿Qué se puede decir de Agustín Álvarez Martínez si nunca le dieron una pelota? ¿Por qué el equipo que juega con un doble 9, no logra situaciones de gol? La respuesta es clara: porque se repite con centros intrascendentes y desborda en cuentagotas.

Los rendimientos ofensivos de Peñarol siguen siendo el gran talón de Aquiles del equipo, porque atrás, defendió bien ante un River Plate que mostró poquísimo.

Larriera, en su desesperación, buscó variantes con Ignacio Laquintana y Federico Carrizo, quienes no cambiaron nada. Allí, Ceppelini pasó a jugar como doble 5 con Saravia. Sin embargo, a los pocos minutos lo sacó para el ingreso de Agustín Álvarez Wallace. ¿Por qué realizar esa variante? Solo el técnico tiene la respuesta. Si hasta allí había pocas ideas desde el mediocampo y la pelota le llegaba mal a los de arriba, desde ese momento, fue mucho peor.

Si Peñarol tenía alguna chance del título, la regaló este domingo a la tarde en el Saroldi. Le queda un partido ante Cerro Largo, pero el título por este campeonato de entre casa, le quedó grande. Igual que le sucedió con las copas.

Los detalles

River Plate 0-Peñarol 0

Cancha: Parque Saroldi

Juez: Javier Burgos

River Plate: Salvador Ichazo; Horacio Salaberry; José Aja, Santiago Brunelli; Maximiliano Pereira, Matías Montiel, Matías Ocampo, Gonzalo Castro, Walter Clar; Thiago Borbas y Mauricio Affonso. Director técnico: Gustavo Díaz.

Peñarol: Kevin Dawson; Matías Aguirregaray, Hernán Menosse, Ramón Arias, Jairo O’Neill; Rodrigo Saravia, Damián Musto; Pablo Ceppelini, Máximo Alonso; Lucas Viatri y Agustín Álvarez Martínez. Director técnico: Mauricio Larriera.  

Cambios en River Plate: 45' Matías Alfonso x Ocampo y Tiago Galletto x Montiel, 70' Jonathan Urretaviscaya x Castro y Juan Cruz De los Santos x Affonso

Cambios en Peñarol: 59' Ignacio Laquintana x Musto y Federico Carrizo x Alonso, 72' Agustín Álvarez Wallace x Ceppelini y Ezequiel Busquets x Aguirregaray 

Incidencia: A los 16', Ichazo (RP) le contuvo un penal a Viatri (P)

Tarjetas amarillas: M. Pereira, Montiel, G. Díaz (desde el banco), Brunelli, Alfonso (RP) y Musto, Carrizo, Menosse (P)