De "dificultoso" a "imposible": por qué los analistas no confían en la inflación que prevé el Banco Central

En febrero, la Encuesta de Expectativas de Inflación (EEI) —que publica el BCU— arrojó que la mediana de los analistas esperaba 6,65% de inflación a 24 meses y 7,1% para 2022, aunque fue publicada antes de la invasión rusa. Los empresarios, por su parte, esperan una inflación de 8% para el cierre de este año, según el INE.

El BCU proyecta una inflación dentro del rango meta de entre 3% y 6% al cierre de 2022, más precisamente en 5,8%. El ente regulador ha estado elevando periódicamente su Tasa de Política Monetaria (TPM) para anclar las expectativas, pero hasta ahora no ha tenido éxito. La institución comunicó el mes pasado que su camino de aumento de la TPM "se verá reflejado en las próximas mediciones de las expectativas" que se conocerá el 29 de marzo.

El economista y socio de CPA-Ferrere Gabriel Oddone afirmó que "lo que está claro es que la inflación no va a converger abajo del 6% en el segundo semestre del año como está previsto en el esquema del Banco Central" y que alcanzar ese objetivo, que ya era poco probable antes del shock de precios por la guerra, ahora "es imposible que ocurra".

A la vista del panorama actual, Oddone dijo a Canal 12 ese lunes que en CPA-Ferrere actualmente estiman que la inflación "va a estar por encima del 8% al cierre del año".

En el mismo sentido, tanto Exante, Cinve y Grant Thorton trabajan en elevar sus pronósticos de inflación para 2022, informaron al portal especializado Bloomberg Línea. El gerente general del banco Santander, Gustavo Trelles, también dijo a ese medio que ahora ve "mucho mayor y dificultoso" que antes al desafío de la inflación para el BCU. Todos ellos mencionaron que la imprevista situación internacional los hizo revisar sus números anteriores.

Santander y las tres consultoras —al igual que CPA-Ferrere— están entre las 27 organizaciones y economistas sondeados mensualmente por el Banco Central para elaborar su encuesta de expectativas.

Por qué se elevaron las previsiones

Oddone explicó que "el dato de febrero (8,85%) fue alto" por fenómenos climáticos que influyeron sobre todo en frutas y verduras y a eso ahora "se agrega todo el evento internacional" de mucha presión en los precios que se traslada a la economía uruguaya. 

Entre los productos que se apreciaron considerablemente por el conflicto en Ucrania, los más gravitantes para el bolsillo de los uruguayos son el petróleo crudo —que tocó máximos desde 2008— y el trigo —que alcanzó valores récord—. "Solamente los productos panificados son el 5% de la canasta y los combustibles son el 4%" del consumo de las familias, comentó el economista al respecto.

La preocupación del analista responde a que las alzas coyunturales "se metan en el corazón de la inflación" por perpetuarse a través de los mecanismos de indexación presentes en el país a través de varias formas, como paramétricas de combustibles y transporte o salarios.

Oddone sostuvo que para hacerle frente a la inflación, la política de aumento de tasas del BCU "tiene efectos de mediano plazo" pero, para este momento, el gobierno tiene a disposición "medidas muy acotadas y de poco alcance" como "de tipo administrativa o de acuerdo de precios".

Para  el socio de CPA buena parte de la agenda propuesta por las autoridades para bajar la aceleración de los precios no fue implementada debido a circunstancias diversas —como la pandemia o el momento de presión de precios actual— "¿El país tiene en proceso un programa desinflacionario consistente y concebido que además tenga efectos sobre el nivel de precios? No", aseguró.