David Duke, el ex Gran Mago del Ku Klux Klan que actualmente apoya a Donald Trump.

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Donald Trump y la nueva derecha supremacista blanca en Estados Unidos

La teoría racista del “gran reemplazo”, que sostiene que los estadounidenses blancos están siendo desplazados por inmigrantes, es la base ideológica para el surgimiento de una nueva derecha que apoya al partido Republicano
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19 de septiembre de 2023 a las 05:01

En 2020, el programa televisivo The Daily Show publicó un segmento en el que las declaraciones de líderes republicanos, incluido Donald Trump, la representante por Georgia Marjorie Taylor Greene, el senador por Texas Ted Cruz y varias personalidades de Fox News se yuxtapusieron con las realizadas por líderes del Ku Klux Klan como el ex Gran Mago David Duke y el ex Mago Imperial Bill Wilkerson. El actualmente despedido comentarista de Fox News, Tucker Carlson, por ejemplo, decía a los gritos que, debido a la inmigración, “con el tiempo no habrá más estadounidenses nativos”.

También se pudo ver a Donald Trump en un acto (con varias personas negras detrás de él vistiendo camisetas con la leyenda “Negros por Trump”) diciendo sobre la campaña anti Covid: “Si sos blanco, vas al final de la fila. ¡Discriminando a los blancos!”.

Según Clarence Lusane, profesora de Ciencias Políticas en Howard University y consultora sobre temas de racismo e intolerancia de la Comisión Europea, “lamentablemente, la racista teoría del gran reemplazo”, que sostiene que los estadounidenses blancos están siendo radicalmente desplazados por inmigrantes, subyace a una defensa cada vez más feroz de los llamados nacionalistas cristianos. “En nuestra época, esa defensa fue esencial para el surgimiento de lo que se convirtió en el Partido ‘Trumpublicano’ y el preocupante crecimiento del racismo blanco que lo acompaña”, dijo.

El segmento del The Daily Show terminó con una ironía de Ted Cruz afirmando que “los demócratas son el partido del Ku Klux Klan”.

A pesar de la convergencia demasiado obvia de las perspectivas de la extrema derecha republicana y los supremacistas blancos del Klan, así como de otros racistas declarados, los líderes del partido republicano continúan negando con vehemencia cualquier identificación con el KKK o sus puntos de vista. Emiten regularmente declaraciones rechazando la intolerancia, el racismo y el antisemitismo, mientras repudian apasionadamente a Duke y a otros como él.

Lusane indica que el comportamiento republicano reciente muestra un panorama muy diferente. A principios de este año, por ejemplo, el senador republicano por Alabama, Tommy Tuberville, se enredó muchísimo al tratar de defender su afirmación de que “mi opinión sobre un nacionalista blanco, si alguien quiere llamarlo nacionalista blanco, para mí, es una opinión estadounidense”. Al final, no tuvo más remedio que retirarse (en gran medida) de esa postura, al menos oficialmente.

Por otra parte, los representantes republicanos por Arizona, Marjorie Greene y Paul Gosar no tuvieron problemas en relacionarse con racistas y neonazis. En febrero de 2022, ambos hablaron en la Conferencia de Acción Política America First que reunió a islamófobos, nativistas de línea dura y otros miembros de la extrema derecha. La reunión fue organizada por el destacado nacionalista blanco y negador del Holocausto Nick Fuentes, que en noviembre de ese año cenaría con Trump en su residencia de Mar-a-Lago.

En 2021, fueron Gosar y Greene, junto con los representantes Matt Gaetz, por Florida, y Louie Gohmert, por Texas, quienes intentaron lanzar un America First Caucus (el sistema de elegir delegados en varios estados de Estados Unidos) que defendería “tradiciones políticas exclusivamente anglosajonas”.

Un documento secreto, descubierto por el portal estadounidense Punchbowl News, reveló la formación de ese grupo y la lógica detrás de él, abordando la supuesta amenaza de una “inmigración masiva” al “futuro existencial a largo plazo de Estados Unidos como un país único con una cultura y una identidad únicas”.

Una y otra vez, figuras republicanas clave se inclinaron hacia el espíritu y los objetivos ideológicos del nacionalismo blanco. No es de extrañar que los racistas estadounidenses, incluido el KKK, se hayan enamorado de la versión moderna “trumpublicana” del Partido Republicano.

En décadas anteriores, el Klan estuvo profundamente vinculado al ala sur del Partido Demócrata (los Dixiecrats, como se los conocía entonces), pero comenzó a pasarse al Partido Republicano cuando el candidato presidencial Barry Goldwater y luego los presidentes Richard Nixon y Ronald Reagan explotaron los sentimientos de resentimiento de los blancos hacia el Movimiento por los Derechos Civiles y el apoyo del Partido Demócrata nacional a la igualdad racial.

“Cabe señalar –aclara la profesora Lusane– que, de 1989 a 1992, David Duke fue representante republicano en la legislatura del estado de Luisiana. Como la mayoría de los sureños blancos de entonces, había sido un demócrata registrado hasta que, a finales de los años 1980, se unió a un giro regional hacia el Partido Republicano. Los líderes del partido nacional denunciaron a Duke, pero los republicanos locales fueron mucho más ambiguos en su trato con él. También se postuló para el Senado de Estados Unidos como republicano y para presidente en la campaña de 1988, primero por la línea del Partido Demócrata y luego por el Partido Populista. Ese año, se pasó formalmente al Partido Republicano, mostrando claramente qué partido reflejaba mejor en cada momento su ideología nacionalista blanca.”

Cuando Duke anunció su candidatura al Senado en Luisiana en 2016 dijo: “Creo que llegó mi momento. La gente de este país, la gente patriótica, decente y temerosa de Dios de este país ahora está bien conmigo”. Y respaldó a Trump, alegando que votar por cualquier persona que no fuera él para presidente sería “traición a su herencia”.

Más recientemente, el Klan y el Partido Republicano estuvieron nuevamente en los titulares cuando el candidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy pensó que era una buena idea comparar a la congresista afroamericana demócrata Ayanna Pressley y al académico negro Ibram Kendi con lo que él llamó “los grandes magos del KKK moderno”. Los líderes del Klan, añadió, estarían “orgullosos” de ella. Luego afirmó que lo único que quería hacer era “provocar un debate abierto y honesto en este país”, presumiblemente sobre la raza, un tema en el que nunca había mostrado el más mínimo interés.

Ramaswamy, que es de ascendencia hindú, afirma que nunca conoció personalmente a un supremacista blanco y que el racismo en Estados Unidos proviene principalmente de la izquierda política. Como otros conservadores, sostiene que el racismo es un defecto individual, más que sistémico, estructural e institucional.

El candidato republicano descarta el peligro de los supremacistas y racistas blancos como una especie de mito. Como él mismo lo expresó: “Estoy seguro de que el ‘hombre de la bolsa’ del supremacismo blanco existe en algún lugar de Estados Unidos. Simplemente nunca lo conocí. Nunca vi uno, nunca conocí uno en mi vida, ¿verdad? Quizás conozca un unicornio antes. Y tal vez esos también existan”.

Los negros que fueron asesinados a tiros en Charleston, Carolina del Sur, Buffalo, Nueva York y Jacksonville, Florida; los judíos asesinados en Pittsburgh, Pensilvania, y los latinos masacrados en El Paso, Texas indican sin lugar a duda que el supremacismo blanco no es un mito ni una broma.

En 2017, Duke fue uno de los asistentes estrella de la manifestación “Unite the Right” en Charlottesville, Virginia, que reunió a cientos de neonazis, supremacistas blancos, antisemitas y extremistas de extrema derecha de todo el país. La manifestación, que se volvió violenta y provocó el asesinato de la manifestante Heather Heyer y lesiones a muchas otras personas, fue convocada inicialmente para protestar por la retirada de una estatua del general confederado Robert E. Lee.

Trump también se opuso a la eliminación de esa estatua. Después del asesinato de Heyer a manos de un nacionalista blanco en un automóvil, se vio obligado a hacer una declaración en la que expresó opiniones claramente contradictorias, condenando y elogiando a los extremistas. El presidente denunció la “atroz muestra de odio, intolerancia y violencia en muchos lados” y agregó que “también había gente muy buena en ambos lados”. Al crear una equivalencia tan falsa, claramente pretendía apaciguar a aquellos en su base que tampoco querían que se eliminaran los monumentos y memoriales a los confederados.

Duke también respaldó a Trump en 2020 (y probablemente lo hará en 2024). Quizás prediciendo las consecuencias futuras de Trump con el vicepresidente Mike Pence y viendo a Tucker Carlson tal como es realmente, tuiteó: “¡Trump y Tucker son la única manera de detener a los bolcheviques comunistas! ¡Es el único camino para vencerlos! #TrumpTucker2020”.

Desafortunadamente para Trump, los problemas del partido con el Klan van más allá de una simple convergencia retórica. En agosto de 2023, el fiscal especial Jack Smith acusó a Trump de cuatro cargos relacionados con la insurrección del 6 de enero en virtud de una serie de leyes redactadas durante la Era de la Reconstrucción posterior a la Guerra Civil, específicamente, la Sección 241 del Título 18 del Código de Estados Unidos, que fue adoptado originalmente como parte de la Ley de Ejecución de 1870 para combatir al Klan y otras organizaciones terroristas blancas. Esas leyes se implementaron para proteger los derechos electorales y civiles de los afroamericanos recientemente libres, incluido, como señaló el periodista de Reuters Hassan Kanu, “el derecho a que se cuente el voto”, el mismo derecho que Trump y sus seguidores buscaban negar.

Lusane concluye que, finalmente, el KKK no optó por apoyar a Donald Trump porque fuera republicano, sino porque estaba de acuerdo con las ideas que él (y otros republicanos de extrema derecha) abrazaban: “El siglo XXI está viendo el ascenso de una nueva forma de nacionalismo blanco y su alineación con muchos líderes del Partido Republicano, incluido Trump”.

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