D.Battiste

El agua del Santa Lucía sigue dentro de las casas inundadas

Pronostican lluvias para los próximos días y los vecinos se preparan

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21 de abril de 2016 a las 05:00

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Santa Lucía Inundaciones

Desde la calle se podía ver como algunos sacaban con escobas la tierra y la arena que se acumuló en los pisos y las paredes, cuyo olor a humedad quedó impregnado en las viviendas. Pero la gran mayoría -con el mate y el termo en mano- decidieron acercarse hasta donde llega el agua para monitorear su avance. No se esperaban que el agua ingresara tanto a la ciudad, ya que hacía años que no ocurría. Anteriores inundaciones no habían ingresado a las casas de la zona.

El río Santa Lucía comenzó a bajar pero todavía muchas de las calles y casas están inundadas. En todo el día no llovió y el aumento de las temperaturas comenzó a secar la zona.
Algunos vecinos implementaron ayer un sistema de medidas con piedras para marcar la altura del río a cada hora que confirmó el descenso de las aguas. Sin embargo todavía es posible transitar en botes o canoas por las calles.

A los costados de las mismas se podía ver toldos donde las personas pasaron la noche y llevaron consigo las pertenencias: sillones, ropa, muebles. Pero otros prefirieron no trasladarse de sus hogares e instalaron una carpa sobre el techo de las casas en donde se aseguran que el agua no va a llegar.

El miedo a los robos

Todos coinciden en que hay solidaridad entre los vecinos, aunque también demuestran temor a los robos. En la noche del martes sintieron balas a pocas cuadras, luego de que un bote de policías circulara por la zona. Tienen miedo de perder lo poco que les queda.

Además de las inundaciones, los hurtos son un problema para los vecinos que abandonan sus hogares. El miedo de que les saquen sus pertenencias provocó que Ruben, de 24 años, durmiera sobre una silla en su casa toda la noche, a pesar de tener el agua hasta la rodilla.

"Ayer -el martes- de tarde los bomberos y los policías estaban a los tiros porque roban. Ya están vendiendo cosas que roban a precios muy bajos. Hasta las dos de la mañana hubo movimiento. Está brava la cosa. Toda la vida se hacían detonaciones para que la gente supiera que estaban armados, pero ayer fue por robos", dijo.

Desplazados en todo el país

Hasta ahora el único departamento que no tenía desplazados era Tacuarembó, pero el martes por la noche varias personas tuvieron que dejar sus casas a raíz de la crecida de ríos y arroyos.
Según informó el Sistema Nacional de Emergencia (SINAE), la cantidad de desplazados bajó ayer apenas a 9.980, pero los anuncios de lluvias fuertes para los próximos días pueden complicar más la situación.

Los departamentos más afectados son Durazno con 2179 desplazados, Colonia con 1692, Treinta y Tres con 1521, Paysandú, con 1411 y San José 1250.
En tanto,ayer en la noche, eran 36 las rutas y caminos que permanecían cortadas por la crecida de ríos y arroyos.

Lucía tiene once años y en la mañana de ayer fue a la escuela descalza, porque la corriente del río Santa Lucía se llevó una de sus chancletas. La otra la tuvo que guardar en su mochila. Acompañada de su perro, Pascual, caminaban al costado de la nueva "orilla" del río, al lado de un bote que circulaba sobre una calle que el día anterior no estaba inundada.

Las calles de Santa Lucía (Canelones), al igual que en otros departamentos, pasaron a ser espejos donde se reflejan las personas trabajando para reconstruir sus hogares, circulando en botes o canoas , con incertidumbre sobre lo que ocurrirá los próximos días y sobre la ayuda que recibirán desde el gobierno.

Las viviendas siguen bajo agua, por eso Lucía vive desde hace dos días dentro de la caja de una camioneta con sus padres, cuyo tamaño es menor que el de una cama de dos plazas.
A pesar de que la altura del río descendió sustancialmente, los pronósticos de meteorología para los próximos días auguran que volverá a llover. Por esa razón los vecinos de la zona -a pesar de que comenzaron a limpiar sus hogares en los pocos casos en que el agua no está dentro- se preparan para la próxima crecida del río, que saben que va a ocurrir.

Con cuerdas levantan las pertenencias sobre las paredes mientras otros deciden trasladar a la casa de algunos vecinos donde es difícil que llegue el agua.

"Empezamos con la escoba a sacar tierra y después hay que lavar con cloro, pero si mañana llueve se pierde todo el trabajo", dijo Walter, un jubilado que prefiere no caminar por el agua porque está muy fría y el está "muy viejito".
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