El día que Mujica evitó que Manini Ríos se convirtiera en un mártir electoral

La oposición criticó su sanción y ahora tiene diferencias sobre integrarlo a una coalición

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25 de julio de 2019 a las 05:02

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José Mujica le entregó la banda presidencial a Tabaré Vázquez y salió caminando rumbo a su Fusca celeste, estacionado a pocos metros de la Plaza Independencia. Decenas de periodistas, camarógrafos y militantes abandonaron la ceremonia protocolar para seguir al exguerrillero tupamaro que terminaba su gestión como una estrella de rock internacional.

Esos altísimos índices de popularidad, sumados a la excelente votación del Movimiento de Participación Popular (MPP) en las elecciones de octubre de 2014, lo ubicaron en un lugar de privilegio a la hora de la conformación del siguiente gobierno. Y su palabra fue clave para que Eleuterio Fernández Huidobro siguiera en el Ministerio de Defensa y Guido Manini Ríos, un general integrante de la Logia de los Tenientes de Artigas, fuera designado como comandante en jefe del Ejército, pese a que Vázquez quería a Nelson Pintos en ese lugar.

Tres años más tarde, con Huidobro ya fallecido, su palabra canalizada a través de su pareja la vicepresidenta Lucía Topolansky, volvería a ser clave, esta vez para mantener a Manini Ríos en el cargo y evitar transformarlo en un mártir electoral.

Por esas horas, militares y civiles ya trabajaban en silencio en el desembarco de la arena política del general, que no desaprovechaba oportunidad para seguir alimentando su figura. 

El lunes 10 de setiembre, el entonces ministro de Defensa, Jorge Menéndez llegó al Consejo de Ministros convencido de que el Poder Ejecutivo tenía que cesar en su cargo a Manini Ríos. Había preparado un informe en el que detallaba las otras sanciones verbales y escritas que le había realizado en este período y consideraba inadmisible las críticas que el militar había realizado a su compañero de gabinete Ernesto Murro por el proyecto de reforma de la caja militar.

“No le puedo atribuir de ninguna manera al ministro mala fe, ni puedo ni siquiera creer, y no lo creo, que mienta a sabiendas”, había dicho en el programa Todo Pasa de Océano FM en respuesta a las declaraciones del ministro de Trabajo, que había señalado que la reforma del Servicio de Retiros y Pensiones de las Fuerzas Armadas sería “generosa y gradual” y beneficiosa para los militares.

El presidente cedió la palabra y los ministros opinaron acerca de las intenciones de Manini Ríos de proyectarse como candidato presidencial. Tras analizarlo, manifestaron por unanimidad su apoyo a la destitución. Entonces Vázquez pidió unos minutos. “Tengo que hablar con Lucía”, dijo. Topolansky estaba de misión oficial en China, y tras dialogar con ella volvió con una respuesta: iba a sancionarlo por treinta días, una medida inédita que no llegaba al grado propuesto por Menéndez.  A los pocos días, en una rueda de prensa en la Expo Prado, Vázquez dijo que pensaba que el comandante era "una buena persona” y que no había perdido la confianza aunque consideraba que sus apreciaciones eran equivocadas.

El razonamiento del expresidente y su esposa por esas horas fue que destituir a Manini Ríos en esas circunstancias era catapultarlo a la política con un caudal importantísimo de votos y que lo mejor era que siguiera en el cargo, aunque cometiera excesos, ya que su retiro obligatorio estaba previsto para febrero de 2020. Sin reconocer su incidencia en la decisión final, Mujica dijo a Búsqueda que el presidente “no tenía más remedio que tomar esa decisión".

"Cada cual es esclavo del papel que tiene que ocupar y el presidente tiene como tarea encuadrar al comandante. Yo hubiera procedido similar a Vázquez si hubiera ocurrido durante mi gobierno”, dijo aunque reconoció que si Manini “no hace una gestualidad como la que hizo, pierde respeto y consideración con sus subalternos”. 

“No nos olvidemos que en las Fuerzas Armadas también cada cual ocupa su rol y Manini es el comandante. Si se hace el bobo queda como falto de carácter. Hizo lo que tenía que hacer. Por más que suene a contradicción, los dos hicieron lo que tenían que hacer (…) hay que tener en cuenta a los soldados, es un acto justo. Nunca he visto combatientes o soldados rasos de familias acomodadas. Todo lo contrario. Vienen del pobrerío. ¡Hay que ser soldado! Si se puede retirar con 30 años computados, me parece justo”, opinó.

Leonardo Carreño

La mayoría de los ministros se llamaron a silencio, pero Danilo Astori expresó sus reparos acerca de la decisión. En declaraciones a TV Ciudad dijo que “hubiera sido preferible” la destitución del comandante, pero que era “solidario” con la decisión del gobierno. Ese mismo día, ante la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, Menéndez dio a conocer su posición para quien quisiera entenderla: “Esta fue una resolución del Poder Ejecutivo, en particular, del señor presidente de la República, que se implementó a través del ministro de Defensa Nacional”, dijo.

Manini Ríos se encontraba de misión oficial en México cuando recibió la llamada de Menéndez que le comunicaba la decisión.

Una vez conocida la noticia, dirigentes de la oposición se solidarizaron con el comandante, consideraron la sanción como un intento de humillación, e incluso el intendente de Cerro Largo, Sergio Botana, dijo que iría a recibirlo al aeropuerto con la “misma actitud” con que esperó a Wilson Ferreira tras el exilio.

Faltaban varios meses para que Manini Ríos criticara a la Justicia en la solicitud de homologación de los fallos del Tribunal de Honor por el caso Gavazzo, que terminaría con su destitución. En su primer acto como político, trató de canalla, débil e irresponsable al presidente, alimentando su injerencia sobre la "familia militar". 

Ahora, estrenado en la competencia electoral, bajo Cabildo Abierto, un partido político nuevo que recibió casi 50 mil votos, Manini Ríos ha manifestado a sus cercanos que se transformó en el centro de todos los golpes del sistema electoral. Ha contestado con dureza, aunque sin perder la calma que lo caracteriza, y en la oposición comienzan a mirarlo de reojo.

Mientras el líder del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, está dispuesto a invitarlo a la mesa de la coalición, porque considera que no se debe excluir a nadie a priori, el líder colorado Ernesto Talvi no quiere dialogar porque no conoce sus pretensiones y Pablo Mieres se distancia cada vez que puede.

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