Camilo dos Santos

El divorcio entre las expectativas de inflación de las empresas uruguayas y los analistas

Las últimas encuestas muestran diferencias en los pronósticos sobre el desempeño futuro de los precios

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09 de marzo de 2021 a las 05:04

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Las expectativas sobre el desempeño futuro de la inflación se movieron a la baja desde el segundo semestre del año pasado. Sin embargo, existen diferencias importantes entre la dinámica esperada por los analistas privados y lo proyectado por los empresarios uruguayos. Esto se viene dando al menos desde octubre de 2020.

La última encuesta de expectativas publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), mostró que en febrero la inflación esperada por el sector empresarial era de 9% para el cierre de 2021, y de 8,5% para el horizonte de 24 meses, según la  mediana de las respuestas.

Esos pronósticos están casi dos puntos por encima de lo esperado por los analistas privados que participan de la encuesta que realiza mensualmente el Banco Central del Uruguay (BCU). En febrero proyectaron 7% de inflación para el término del año calendario (techo del rango meta oficial) y 6,8% para el horizonte de un año.

¿Por qué esa diferencia? En diálogo con El Observador, la economista y socia de Exante, Tamara Schandy, indicó que tiende a pensar que las respuestas de los empresarios “tienen más inercia” que las de los economistas.

“En este momento estamos proyectando un quiebre importante por el cambio en la dinámica que tuvieron los salarios en los últimos meses y porque no creemos que se vayan a repetir el tipo de aumentos de algunos precios que puntualmente tuvimos en marzo y abril del año pasado. Quizás esos elementos se pueden perder para quien no está analizando de cerca los datos. Dicho eso, hay estudios que muestran que los empresarios han tenido momentos en los que proyectaron mejor que los analistas, así que hay que tomarlo con respeto”, afirmó.

En tanto, el intendente de Regulación Financiera del BCU, José Licandro, se preguntó si las expectativas actuales de los empresarios sobre el desempeño futuro de los precios no reflejan “poca confianza en la política monetaria”. “Eso parece deducirse”, respondió en su cuenta de Twitter. 

Por su parte, el asesor financiero económico de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), Sebastián Pérez, afirmó que las expectativas empresariales “podrían alinearse algo más” cuando se sepan las pautas de la negociación colectiva, o cuando haya novedades respecto al levantamiento de las observaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que “impactan” en la forma de negociar. “Mientras, seguramente haya menos confianza en la baja de la inflación”, escribió Pérez en su cuenta de Twitter.

En tanto, el economista Javier De Haedo, escribió que en la medida en que las empresas son formadores de precios y pueden trasladar sus costos “no tienen incentivos a jugar hacia una menor inflación”.

Pérez coincidió con la afirmación del economista De Haedo, y recordó que por la forma de la negociación salarial “que arrastra a todas (las empresas) a lo que definen las más grandes y de mayor productividad, termina favoreciendo la concentración y una formación de precios menos competitiva”.

“Si no hay negociación libre y voluntaria, al menos para las pymes el problema será cada vez mayor. En un mercado tan pequeño, favorecer la concentración no tiene ningún sentido. Lo menos que favorece es al interés general y en particular de los que no se sientan a la mesa”, apuntó.

La negociación que viene

Hasta ahora el Poder Ejecutivo no definió cuáles serán las líneas de la pauta oficial que guiará las negociaciones salariales del sector privado en el segundo semestre, es decir cómo serán los ajustes, qué tipo de acuerdos se promoverán, y si habrá o no diferencias entre sectores tomando en cuenta la gran heterogeneidad que hoy existe en los niveles de actividad. Lo que sí se sabe es que esa pauta irá en línea con la trayectoria bajista que se espera para la inflación durante este y el próximo año.

“Está claro y lo hemos dicho en varias oportunidades. Para ser creíbles y cumplir las metas tiene que haber una consistencia entre la política fiscal, la política monetaria y  la política  de ingresos. Si no hay una consistencia entre estas tres políticas es muy difícil cumplir los objetivos. Decididamente tenemos que tener salarios que aumenten  acorde a lo que se espera de la inflación”, afirmo días atrás a El Observador la directora de Política Económica del MEF, Marcela Bensión. La funcionaria puso como ejemplo el último convenio salarial firmado en la salud privada, que prevé durante 2021 y 2022 incrementos en base a la inflación esperada (futura).

Con una inflación todavía en niveles altos (9,2% a febrero), también el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Isaac Alfie  se refirió al tema de la inflación recientemente.

“Aquí el punto clave es que no se nos desmadre la política de ingresos en el sentido de una indexación mirando hacia atrás que nos complique la bajada de la inflación”, dijo el jerarca. “Si ponemos en la máquina la indexación ya sabemos cómo terminamos. El gobierno anterior en los 15 años sale con una inflación del orden de 2%, termina en el 10%, y la mantuvo allí. No pudo salir de esa rosca pese a que quería”, añadió.

El reclamo en la OIT

Un punto central en el reclamo de las cámaras empresariales refiere a las competencias de los Consejos de Salarios sobre la fijación de aumentos por encima de los mínimos.  La recomendación de la OIT sostiene que los Consejos de Salarios (órganos tripartitos) solo tienen competencia para fijar salarios mínimos y su régimen de actualización. El resto de las condiciones de trabajo, por ejemplo, las actualizaciones de los salarios superiores a los mínimos por categorías, beneficios laborales, licencia sindical, prevención y solución de conflictos colectivos, debería ser materia de la negociación colectiva bipartita, sin injerencia del gobierno. La idea del Poder Ejecutivo para levantar las observaciones de la OIT es avanzar en un proyecto de ley con consenso de todas las partes que luego vaya al Parlamento
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