El ejecutivo “multicultural” que se metió en el sector automotor uruguayo

Oyarzún, gerente general del Grupo Gildemeister que importa BMW, Mini y BMW Motorrad en Uruguay, viene de una familia multicultural. Esta característica se repitió en su vida profesional, cuando hace 20 años dejaba su Estados Unidos natal para desembarcar en Chile. 

Esta multiculturalidad va más allá de lo geográfico, dado que Oyarzún no trabajó siempre en un mismo sector ni en el mismo ámbito. Solo a modo de ejemplo, antes de llegar a Uruguay, estaba llevando las riendas de un cargo político como jefe de gabinete de un gobernador en Santiago de Chile. “He trabajado en el sector privado, en el público y en el de la sociedad civil”, explicó. 

El ejecutivo -que es psicólogo de profesión y cursó administración de empresas, además de ser magíster- intenta volcar su experiencia en cada uno de los roles que ocupa. Entiende que el sector público se puede alimentar del privado y viceversa. 

Pero su trayectoria no solo le dio años de trabajo, sino que cuando se desempeñaba en la fundación Techo conoció a una uruguaya que terminó siendo su esposa. Esto, según sus palabras, fue el desencadenante para tomar la decisión de venirse a estas tierras. “En vez de estar viajando por todo el mundo, decidimos buscar un lugar para la familia”, declaró. 

A la vez, esta fue una de las razones de su ingreso al Grupo Gildemeister, dado que la empresa tiene presencia en Chile y allí Oyarzún dio sus primeros pasos. 

El gerente comentó que cuando tomó la decisión, muchos le decían que ingresar en la industria automotriz era un desafío complejo de encarar. Sin embargo, Oyarzún es un convencido de que sus conocimientos humanísticos calzan perfecto con su trayectoria a nivel empresarial. “He podido conjugar las dos y creo que eso es fundamental para este nuevo mundo”, dijo. 

Sin embargo, sí reconoció que el sector presenta retos que no siempre son fáciles de sobrellevar. Argumentó que las nuevas tecnologías están transformando por completo a la industria, algo que lleva a que las decisiones empresariales terminen siendo determinantes. “Hoy en día nadie tiene la bola de cristal, no sabemos cuál va a ser el camino al éxito, pero sí hay que estar preparados para enfrentar y ser protagonistas de estos cambios”, agregó. 

El ejecutivo mencionó que hay retos ambientales por delante, como por ejemplo intentar reducir la huella que deja la cadena productiva. De igual modo Oyarzún sostuvo que es importante tener el foco puesto en los clientes y empleados, porque sin ellos es imposible desarrollar el negocio. 

Consecuencias del covid-19 

La pandemia provocó que durante los primeros meses del año la demanda en el sector bajara entre un 25% y un 30%, según Oyarzún. Sin embargo, dentro del Grupo Gildemeister el gran desafío fue cómo implementar una jornada laboral que cumpliera con todos los protocolos sanitarios. 

De acuerdo a lo que dijo el gerente, el equipo de su empresa nunca dejó de ir a la oficina. Tampoco se cerró ninguno de los puntos de venta ni los talleres en  Montevideo. El equipo directivo decidió realizar “un esfuerzo” para no enviar colaboradores a seguro de paro o despedirlos, a través de una estrategia claramente delimitada que se cumplió a raja tabla. 

Durante los primeros meses, el equipo de empleados propuso implementar una rebaja de salarios, con el objetivo de que la empresa pudiera sobrellevar la situación de la mejor forma posible. Oyarzún afirmó que en el mes de noviembre se devolvió el 100% del recorte voluntario que propusieron los trabajadores. 

En la actualidad, la industria está recuperando los indicadores que presentaba antes del 13 de marzo. Oyarzún mencionó que este año cerrará “levemente” por debajo del 2019, pero en el caso puntual de Gildemeister los resultados “son muy positivos”. 

Destacó que este tipo de consecuencias se explican, más allá de los esfuerzos puntales del sector, en el manejo que viene teniendo el gobierno nacional en cuanto a la emergencia sanitaria. 

Por otra parte, contó que este año recibieron la certificación de Great Place to Work (GPTW), un reconocimiento que confirma el buen trabajo de todo el equipo al frente de la empresa. 

Un futuro que desafía  

Para Oyarzún, es complejo hacer proyecciones de cara al futuro, porque todo está atado a la situación sanitaria. Puso como ejemplo que es recomendable “ejercitar el músculo de la confianza, de la flexibilidad e innovación” para encarar los retos que el porvenir depare. 

Esta metáfora, explicó, sirve para estar atento en los dos posibles escenarios: si los casos aumentan y la situación empeora, la compañía debe tener a mano planes que busquen surfear las dificultades. 

Por el otro lado, si desde el punto de vista económico hay un repunte significativo, es preciso tener una empresa que esté fortalecida para sobrellevar una dinámica más agitada de la esperada.

Sobre la inversión de US$ 50 millones que realizará Ford en Uruguay, para fabricar camionetas Ford Transit, Oyarzún dijo que cualquier movimiento de este tipo es importante. Argumentó que las inversiones que introduzcan al mercado uruguayo tecnología y sustentabilidad son bienvenidas porque, entre otras cosas, ayudan a recuperar el crecimiento y la competitividad.