Diego Martínez

El inédito final del último ganador del Gran Premio Ramírez

First Thing no logró retornar a la victoria y a la gloria que alcanzó junto al jockey Pablo Rodríguez en el Ramírez y fue retirado de las pistas por sus propietarios

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05 de enero de 2020 a las 05:01

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La vida sigue. Para Pablo nada ha cambiado. A las 5.30 le suena el despertador. Calienta el agua, se toma unos mates y una hora después se mete en un stud. El caballo lo espera. Un beso, una caricia, dos o tres palmadas en el lomo y a la pista. A correr. A entrenar. 

Pablo sabe que la semana será sufrida. No hay salida de sábado ni mucho menos de domingo. A lo sumo el lunes o el martes se podrá tomar una cerveza. El miércoles arranca la rutina. Y tal vez el jueves se tenga que acostar sin comer, con hambre. “Sabés lo que es abrir la heladera para tomar un vaso de agua, ver todo lo que hay, y tener que acostarte con hambre”, dice el joven de 24 años. Su compromiso profesional lo obliga a no excederse de los 52 kilos. Rutina sufrida la del jockey.

Aunque parezca mentira, la vida del ganador del último Gran Premio Ramírez del turf nacional, poco y nada ha cambiado. Al contrario. Hoy, como ayer, a Pablo Rodríguez lo invadieron las lágrimas. 

Diego Battiste

Como las que le nublaron la vista cuando le comunicaron que su hermano había sido asesinado. O las de la emoción cuando, nueve días después de aquel incidente, iba rumbo a las gateras cumpliendo el sueño de toda su vida y observó a sus padres con una humilde pancarta. Y las del final, con el brazo elevado al cielo, con las palmadas cariñosas a su fiel compañero y las del abrazo emocionado con el cuidador y amigo Germán González. Otra vez las lágrimas. Ayer se fue First Thing.

Esta es la inédita historia y el desconocido final del último ganador del Gran Premio Ramírez.

La historia

El caballo que se quedó con el último Ramírez se compró de rebote. Resulta que uno de los propietarios había visto una carrera de un hermano del caballo y le gustó como corrió. En una liquidación en Brasil no lo dudó. Lo compró con un año. Lo llevaron a Soca donde se terminó de criar y se lo domó. Cuando estaba pronto para llevarlo al stud La Orden, los patrones se lo dieron al cuidador Germán González.

“El caballo vino sin nombre y los propietarios eligieron ponerle First Thing porque First American es el padre y Thing la madre”, contó González en charla con Referí.

Las características del caballo eran llamativas. “Desde potrillo no mostraba mucha velocidad pero sí una resistencia bárbara, unos pulmones de oro. Daba dos vueltas y los demás quedaban fatigados y él como si recién hubiese salido. Ahí te vas dando cuenta de que tiene condiciones de distancia”, comentó el cuidador.

El caballo lo empezó a correr un viejo amigo de González, un chico llamado Pablo Rodríguez al que conocía desde que nació. Vivían cerca y sus padres habían trabajado juntos en un stud.

Pablo contó a Referí que: “Nosotros teníamos ese caballo que pintaba desde las primeras carreras que iba a ser bueno para la distancia”. Pero no le encontraba la vuelta. Tuvieron que pasar 13 carreras para salir de perdedor.

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First Thing pasó de ganar su primera carrera a correr el clásico Carlos Reyles sobre 2.300 metros y entró segundo. Nadie soñaba con absolutamente nada. Pero lo inscribieron en el Nacional y el caballo por el que nadie daba nada ganó de atrás. “Pah, ahí fue como se abrieron todas las puertas para el Ramírez. Era mi sueño de niño”, reveló el jockey Pablo Rodríguez. Lo inscribieron

El plan de carrera

El equipo del stud La Orden está compuesto por gente joven. Germán González reconoció que sentían comentarios como “este guacho te ganó de suerte”. Claro síntoma de que no eran tenidos en cuenta para la carrera.

Lo cierto es que entre Germán y Pablo Rodríguez diseñaron la táctica de carrera.

“Yo, inconsciente, le dije a Pablo, vamos a correrlo igual que en el Nacional. Le dije que no cambiara nada. Algunos pensarían que estábamos locos de correr una carrera de esa magnitud y venir a 100 metros pero la idea era no cambiar nada. El plan de carrera era ese”, contó a Referí. ¿Cuál era el plan? Salir de atrás.

Pablo reconoció que se estudian todos los detalles y más en una carrera de la importancia de un Ramírez.

El jockey mira a sus rivales a través del celular en la página web de Maroñas. “Allí están todas las carreras y podés mirar las características de los caballos”, reconoció.

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Y agregó: “La táctica se programa en equipo. Entre el cuidador y el jockey y los propietarios ponen su cuota o idea. Pero después que se abren las puertas el que resuelve es el jockey porque si mañana vos me mandás correr un caballo adelante y se abren las puertas y salen cuatro que quieren correr adelante, todos nos pueden ir. Ahí decido yo, el que va arriba del caballo soy yo.

Como los lugares en la carrera. De pronto se te abre un lugar y tenés que aprovecharlo porque después se cierran y no se abren más.

Golpe de la vida

Pero el 28 de diciembre de 2018 la vida lo golpeó con dureza a Pablo Rodríguez. Su hermano, Patricio, nacido el mismo día que él pero dos años antes, había sido asesinado de un disparo.

Ocurrió en un incidente callejero. “Discutieron por nada y la otra persona lo esperó y de la nada le pegó un tiro”, rememoró Pablo en charla con Referí.

Faltaban nueve días para el Gran Premio Ramírez. Patricio era el único hermano varón de Pablo que tiene tres hermanas más. “Era mi compinche, nos criamos juntos, compartíamos todo. Fue un golpe muy duro”, admitió.

El cuidador Germán González habló con Pablo. “Quería saber si estaba pronto y le pregunté si quería corre porque estaba en todo su derecho de decirme que no”.
Pablo no lo dudó. Aceptó correr al lado de su fiel amigo First Thing.

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El perfume del hermano

La mañana de la carrera, Pablo recibió el llamado de su mamá. Le pidió que fuera sin presiones, que disfrutara de una fiesta con la que había soñado toda la vida.

Su madre le había mandado un bóxer de su hermano. “Ese día me lo puse para correr y además me llevé su perfume y antes de la carrera me puse un poco”, contó el jockey. Y allá salió. Con sensaciones tan extrañas como la tristeza que lo invadía. Estaba con la cabeza tan puesta en otras cosas que dice ni haber percibido el momento en que una gloria como su colega Pablo Falero se había desvanecido.

La carrera se retrasó. Cuando llegó el momento de partir rumbo a las gateras para largar, Pablo pasó el palco. En un momento elevó la vista y vio a sus padres con una humilde pancarta. “Decía tan solo Fuerza y las iniciales que yo llevo en el pantalón. No me olvido más de eso”.

¡Largaron!

Con los nervios a flor de piel se abrieron las gateras y los pingos salieron a la cancha.

First Thing largó y quedó último. Cero drama. Al fin y al cabo era la idea. La principal característica del caballo era ganar de atrás.

Pero claro, la inquietud invadió al cuidador Germán González que miraba todo a través de un monitor porque como luego del Ramírez corría con otro caballo, estaba preparando un pingo.

“En ese momento arranca todo dentro de lo previsto, lo que sí me asuste en los 1.000 metros porque no lo tomaba ni la cámara. Lo veía lejos y dije pah, estamos en el horno. Es más, pensaba en el fracaso. De pronto veo entre un mundo de gente que aparece la sombra por fuera y pensé por lo menos no vamos a hacer papelones”...

Arriba del caballo Pablo la peleaba. “Quedé último, pero último muy lejos. La idea no era tan lejos. Y no lo podía arrimar más porque el caballo venía medio estirado y no se podía arrimar más.

Pero de los 1.000 (metros) para adelante el caballo cambió de mano y se acomodó y de ahí para adelante hizo todo fácil. La idea era entrar en la recta media abierto para poder dar una atropellada larga y evitar contratiempos”.

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Sobre los 200 metros finales Pablo percibió que “lo traía bien”. Y a 80 metros “ya no lo dudé más, los pasaba”.

Su imagen trepado a los estribos y con el dedo señalando al cielo, en clara dedicación a su hermano Patricio, quedó inmortalizada.

En un stud, Germán alcanzó a ver el monitor entre la multitud de gente. “No lo podía creer… Cuando veo que Pablo se para en los estribos festejando fue increíble. Salí corriendo. En el camino me encuentro con uno de los socios, nos abrazamos, y aquello fue una locura”.

El adiós

Para los habitantes del stud La Orden habrá un antes y un después de aquel Ramírez de 2019. De no ser tenidos en cuenta pasaron a ser respetados. Germán González tiene cerca de 70 caballos a su cuidado. Y Pablo Rodríguez va de la mano porque es el que los corre.

Y el hombre cobra por monta. El Hipódromo les paga por carrera y luego un porcentaje por las ganadas.

¿Y First Thing? Luego del Ramírez corrió el premio General Artigas y entró quinto. Luego fue al Nacional y entró cuarto pero algo lejos. 

Ante esto el cuidador decidió darle un tiempo de descanso. 

Lo mandaron a Soca, a un pensionado de caballos para descanso. Tres meses. 

Al volver a la actividad no lo hizo mal. Corrió en una pista de césped, cancha donde nunca había corrido, pero con el paso del tiempo González empezó a percibir que su rendimiento no era el mismo.

El caballo fue sometido a estudios. Dieron todos normales. Pero no había caso. First Thing estaba desgastado.

La mañana del 3 de enero de 2020 no fue una más. Fue el último día del ganador del Gran Premio Ramírez en el stud La Orden. El jockey Pablo Rodríguez lo sabía. Y prometió: “Algún día lo voy a ir a ver. Me voy a preparar un mate y voy a ir con la patrona a visitarlo. Se merece el descanso”.

El peón lo bañó como todas las mañanas. Con el mismo cariño y dedicación. Jamás imaginó el final. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando le dijeron que First Thing pasó a retiro. Ya no correrá más. 

Moderados con la fusta
Por estos tiempos donde el tema de la protección a los animales es de preocupación mundial, interesaba saber si los jockeys no reciben instrucciones al respecto.
En el turf se da la particularidad de que, a escasos metros del final de la carrera, el jockey golpea con su fusta al caballo para que pueda rendir más de cara a la recta final.
Pablo Rodríguez reconoció en la charla con Referí que el tema cambió mucho en los últimos tiempos, y adelantó que se quieren tomar otras medidas.
“Está por salir un ley que van a ser cinco latigazos, cosa que encuentro malísima. Eso lo cambiaron. Antes corríamos con látigos de nosotros, particulares que eran bravos, la punta de cuero crudo, fibra con tanza, eran bravos sí. Ahora cambiaron. Son látigos de 78 centímetros, tienen que tener 17 centímetros de azotera, acolchonada, no pueden tener cuero crudo, no pueden tener tanza. Y la idea que está por salir no sé si es buena porque hay caballos que lo necesitan”, expresó el vigente ganador del Gran Premio Ramírez. 
 
Correr al lado del ídolo Pablo Falero
Un detalle que no pasó desapercibido para Pablo Rodríguez fue correr al lado de su ídolo Pablo Falero.
“Estaba Falero sí en aquel Ramírez pero justo en ese momento se desmayó y se lastimó la cara. Hubiese sido lindo correr contra un tipo de esos porque estás compitiendo en un alto nivel que es lo bueno. Ya había corrido yo con Falero un par de veces cuando vino a un Latinoamericano. Así que ya habíamos estado compartiendo un cuarto de jockey y gateras también”, dijo a Referí.
Rodríguez admitió que le pidió una foto a Falero.
“Si claro que nos sacamos foto con tipos como esos. Tengo fotos con Falero. Ahora vino a hacer su despedida en Las Piedras y justo es con un caballo que corro yo, Niño Audaz. El cuidador me preguntó si no me enojaba si se lo daba para correr la última carrera porque era la de su despedida y necesitaba correr un caballo con chance y también para el cuidador que yo le corro era un sueño poder darle el día de su retiro un caballo a Falero y lo hizo con victoria, cosa que me alegró mucho porque esto es un equipo”.
El jockey concluyó diciendo.
“Se ponen las montas los martes y cuando vino Falero me preguntó si le podía dar alguna idea del caballo, cómo era, y estuvimos charlando un poco de cómo se le iba a dar la carrera. Si yo mañana corro un caballo que viene de correr otro jockey preguntamos cómo es, si es manso, si es sano, para tener una idea”.
 
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