Pablo Coirolo, el ingeniero agrónomo uruguayo que se enamoró de blockchain y ahora lo impulsa desde desde Suiza

Para el experto "Uruguay no puede perder la oportunidad de volverse la plataforma de activos digitales más grande de América Latina"

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23 de febrero de 2021 a las 05:00

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Estudió en la facultad de Agronomía, pero descubrió Internet y le fascinó. De a poco Pablo Coirolo se fue perfeccionando en el tema, formándose y obteniendo experiencia a través de algunos proyectos puntuales. 

Sin embargo, su "gran amor" en lo profesional lo descubrió en el 2014 cuando conoció la tecnología de blockchain. En el medio, ya se había instalado en Suiza, luego de estar por más de 10 años en otros países alrededor del mundo

Más allá de que se define como un nómada, nunca dejó de tener contacto con su país natal. Eso le sirvió para que desde el año 2015 comenzara a impulsar el blockchain en Uruguay, con pequeñas charlas en donde se introducía parcialmente este tipo de tecnología. "En ese momento, éramos unos locos", recordó. 

Actualmente Coirolo es fundador y CEO de Light47, una empresa que se encarga de asesorar a otras compañías sobre blockchain. Además, es CEO para América Latina de Aeternity, quienes llevan adelante proyectos puntuales en base a esta tecnología, como por ejemplo la trazabilidad del cannabis. 

De ser ingeniero agrónomo a experto en blockchain, ¿cómo fue este pasaje?

Agronomía te prepara para hacer absolutamente cualquier cosa. No solo la agricultura, sino que tiene una formación que es increíble. Yo me fui a Estados Unidos a hacer un MBA, cuando ya era agrónomo, y ahí descubrí el Internet en 1992 y quedé totalmente fascinado. 

Mientras hacía el MBA, cada vez me metía más en este mundo de Internet. Cuando terminé el máster, fundé una empresa para hacer páginas web, allí pude trabajar en algunos proyectos puntuales que fueron bastante grandes. 

Cuando volví a Uruguay, fui contratado por Telefónica para lanzar una red alta de velocidad en todo el país. Ahí estuve por cuatro años. Fue entonces cuando dejé las vacas y las ovejas para meterme más en los bits y bytes. 

¿Cómo descubrió bitocoins y blockchain?

Fue en Alemania, en 2014. En ese momento, fue la misma experiencia que cuando había tenido la oportunidad de conocer Internet. Vi que era una tecnología altamente transformadora, por eso comencé a meterme de lleno en este mundo. 

A raíz de la suba del bitcoin parece haber un boom de estos temas. ¿Cómo lo ve?

Yo soy de los uruguayos golondrinas que volvemos en el verano. Cada vez que vuelvo, trato de hacer algo que tenga relación con mi perfil profesional. Y siempre comparo con lo mismo: el 4 de diciembre de 2015 fue la primera vez que presenté la tecnología en la Universidad ORT de Montevideo, en ese entonces en la sala éramos 10. 

Sin embargo, si hoy en día haces un evento que tenga el foco sobre esta tecnología, se llena de gente. Desde mi lugar siempre intento acercar el blockchain a Uruguay, trayendo empresas como Aeternity o haciendo eventos para que más gente pueda conocer y capacitarse. 

Entonces, entiendo que ahora esto parezca un boom pero se viene trabajando desde hace muchos años. Pasa que antes éramos los locos, ahora cuando el bitcoin se dispara es más normal que la gente se suba a la ola

¿Al ciudadano de a pie la falta entender cómo funciona la tecnología?

Para usar algo, no siempre tenés que entender todo. ¿Cuánta gente sabe a ciencia cierta cómo funciona WhatsApp? Nadie. Pero la mayoría la usamos. Realmente, entender la tecnología de este tipo, es comprender que se puede transferir valor de forma segura de una persona a otra

Lo que hay que comprender es el potencial. Tesla, los bancos y otras tantas grandes empresas a nivel mundial están invirtiendo en esto. A nivel local, creo que Uruguay no puede perder la oportunidad de volverse la plataforma de activos digitales más grande de América Latina. 

¿Piensa volver a Uruguay?

No, creo que lamentablemente es muy difícil volver. Estamos viendo de pasar seis meses en Suiza y otros seis en Uruguay cuando logremos jubilarnos. Igual, para nosotros es nuestro cable a tierra, entonces vamos todos los años e incluso en este verano nos fuimos unos días. 

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