Los presidentes de los países del Mercosur y la Unión Europea se pusieron como objetivo terminar este año de negociar el acuerdo comercial que vienen discutiendo desde 1999.
El compromiso fue asumido hace apenas una semana tras una reunión entre los cancilleres Francisco Bustillo (Uruguay), Mauro Vieira (Brasil), Santiago Cafiero (Argentina) y Julio Arriola (Paraguay) en Bruselas con el comisario de Comercio de la Unión Europea, Valdis Dombrovskis, aunque también fue expresado por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (que encabeza temporalmente el Mercosur) y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
“Me comprometo a sellar este acuerdo con rapidez”, dijo von der Leyen en una entrevista con El Universal de Venezuela, mientras que Lula agregó en la cumbre entre la UE y la Celac que la negociación era “una prioridad” que pretendía “concluir este año”.
Pero para lograrlo, los países deberán ponerse de acuerdo en algo más que la cuestión ambiental planteada por la Unión Europea, ya que Brasil planteó reabrir el capítulo de compras gubernamentales y quitar algunas áreas que lo abarcan –como salud, alimentación y la construcción– para defender su industria, según confirmó El Observador con fuentes diplomáticas.
El planteo fue trasladado por los presididos por Lula a los coordinadores nacionales del Mercosur el 14 de julio en un documento que contiene la contrapropuesta a la side letter sobre ambiente enviada por la Unión Europea en marzo. La aprobación de esta side letter es condición sine qua non para la firma del acuerdo.
Desde la Cancillería señalaron que la propuesta está siendo analizada por Uruguay, Argentina y Paraguay, y que se está coordinando una reunión virtual –a nivel de coordinadores nacionales– para los próximos días.
A pesar de que todavía no se discutió internamente, los informantes se mostraron pesimistas con la idea de sumar un nuevo capítulo a la negociación. “Parece difícil que se pueda llegar a un acuerdo”, dijo una fuente ministerial mientras que otra agregó que la “ventana de oportunidad se continúa cerrando”.
La intención de Lula es enviar la respuesta del Mercosur a la UE a mitades de agosto.
El mandatario brasileño dio a entender que plantearía la modificación sobre compras gubernamentales durante la apertura del foro empresarial Unión Europea-América Latina en Bruselas.
“Queremos un acuerdo que preserve la capacidad de las partes para responder a los desafíos presentes y futuros. Las compras gubernamentales son un instrumento vital para articular inversiones en infraestructura y sostener nuestra política industrial. Estados Unidos y la Unión Europea tomaron la delantera y ya están adoptando políticas industriales ambiciosas basadas en compras públicas y contenido nacional”, dijo ese día de acuerdo con el discurso publicado por la Presidencia brasileña.
A su vez, respecto a la cuestión ambiental, agregó que el acuerdo debía basarse en la “confianza mutua y no en las amenazas”, y rechazó las posiciones proteccionistas de algunos europeos.
“La defensa de los valores ambientales, que todos compartimos, no puede ser excusa para el proteccionismo. El poder adquisitivo del Estado es una herramienta fundamental para las inversiones en salud, educación e innovación. Su mantenimiento es una condición para la industrialización verde que queremos implementar”, subrayó.
A partir de los mensajes europeos, tanto públicos como otros que recibió en privado, el presidente Luis Lacalle Pou dijo al retornar de Bruselas que mantenía un “moderado optimismo” para concretar el acuerdo y consideró “fundamentales” los próximos meses.
El acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea está estructurado en una serie de capítulos, apéndices y anexos. Incluye un preámbulo, una primera parte dedicada a las disposiciones iniciales y la estructura institucional, una segunda que abarca el diálogo político y la cooperación, una tercera que contiene los asuntos comerciales, y una cuarta con las disposiciones finales.
Las compras gubernamentales son el octavo de los dieciséis capítulos que componen esa tercera parte, y su inclusión fue celebrada por la Cancillería uruguaya en 2019 cuando se llegó al primer principio de acuerdo.
En ese entonces, la dirección general para Asuntos de Integración y Mercosur de la Cancillería elaboró un documento en el que destacó que por “primera vez” en una negociación comercial los cuatro países del Mercosur adoptaban compromisos en materia de compras públicas.
“Las mismas se basan fuertemente en la transparencia, no discriminación y tratamiento equitativo. Sin embargo, lo acordado preserva los espacios necesarios para continuar utilizando las compras públicas en la ejecución de políticas de desarrollo, como ser los programas de compras públicas para el desarrollo, así como los programas de agricultura familiar”, dice el trabajo.
A su vez, señala que no se realizaron concesiones en materia de empresas públicas y que se preservó la potestad de otorgar “preferencia nacional” en las compras públicas en función del “porcentaje de mano de obra nacional que se utilice”.
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