Diego Battiste

El triunfo del Sunca con el salario real que el grueso de los trabajadores privados no tendrá

El gremio volvió a demostrar por qué es uno de los que tienen más peso a la hora de lograr sus reivindicaciones

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21 de julio de 2020 a las 05:02

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“Los últimos serán los primeros”, dice el refrán que bien podría aplicarse a lo sucedido el fin de semana en la negociación salarial de la industria de la construcción. Empresarios y trabajadores tienen encaminado un nuevo acuerdo que asegura el mantenimiento del salario real, como exigía el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca).

Esta actividad será una de los pocas en donde sus trabajadores no verán afectado el poder de compra (resta conocer qué ocurrirá en salud privada y transporte de pasajeros). El resto de trabajadores del sector privado sabe de antemano que tendrá que esperar al menos hasta 2022 para empezar a recuperar el salario perdido durante el llamado período “puente” que se extiende hasta mediados de 2021.

En la construcción la fórmula que deberá ratificar el Poder Ejecutivo plantea un convenio a 35 meses, desde el 1º de mayo al 31 de marzo de 2023, según informó este lunes El País y confirmó El Observador. Por el mes de mayo habrá un correctivo que viene de la ronda anterior (3,71%) más una partida por única vez de 12 tiques de alimentación que no generan aporte y que se pagan con la liquidación de julio. Y desde el 1º de junio los sueldos ajustan 4,2%.

En tanto, para los aumentos futuros incidirá como variable la evolución de los cotizantes. En concreto, si esa cifra se mantiene en la cantidad actual de 43 mil trabajadores o sube no se perderá salario real. Considerando la muy buena perspectiva que tiene el sector en el corto y mediano plazo, es muy probable que se empiece a demandar más mano de obra. En el horizonte está la obra de UPM 2, varias obras de infraestructura por PPP y un posible repunte de la inversión privada en vivienda. Los siguientes ajustes serán en abril de 2021 y abril de 2022 incorporando el correctivo por inflación del período anterior (si corresponde) más inflación proyectada para el año. 

Pero hay un elemento importante, y es cómo se fue procesando la negociación dentro del sector privado a lo largo de los últimos meses. El convenio de la construcción venció el 30 de abril, pero las conversaciones para su renovación –sin tener que tomar en cuenta ninguna pauta del Poder Ejecutivo– empezaron recién dos meses y medio después en el ámbito de los Consejos de Salarios.

Antes, durante mayo y junio el Poder Ejecutivo dio prioridad a resolver el futuro de los 150 acuerdos que vencieron el 30 de junio. Luego de varias reuniones que llevó adelante el Consejo Superior Tripartito, el gobierno consiguió el aval de cámaras empresariales y el PIT-CNT para que esos acuerdos se guíen por los lineamientos oficiales, que de antemano suponen pérdida de salario.

La jugada que no salió 

Antes de que quedara definido el lineamiento “puente” para el grueso de la actividad privada, varios sindicatos apostaban a conocer primero el resultado que tuviera el Sunca, para tener esa carta como una referencia al momento de negociar. Pero la jugada se dio por carriles muy distintos a lo esperado.

Aunque la última palabra sigue teniéndola cada uno de los grupos madre, que puede pedir abrir la negociación de manera autónoma, se da por descontado que serán pocas las ramas de actividad en donde finalmente se solicitará instalar las mesas para intentar mejorar el planteo oficial.

También hay que tomar en cuenta que ante la delicada situación del mercado laboral y de la economía en general, el ajuste nominal de 3% en enero, más ajuste diferencial para los llamados salarios sumergidos no es tan malo como podía esperarse. Eso se reconoce en la interna sindical. Aunque a nadie le gusta admitir que se perderá salario, el grueso de los gremios prefiere ir a lo seguro y esperar al año siguiente para volver a dar pelea. Y si la economía está creciendo, eso puede ser un arma extra.

En la construcción, vale recordar declaraciones previas de las gremiales que habían mostrado reparos sobre la posibilidad de que se mantuvieran los salarios. Antes de la pandemia, había posiciones favorables a que se siguiera con la misma dinámica de años anteriores apostando a mantener  el salario real, pero después de marzo eso no estaba tan claro, principalmente entre pequeñas empresas del sector. También se llegó a poner en la consideración pública la falta de productividad.

Sin embargo, en apenas unas pocas reuniones y poco después de una multitudinaria asamblea general del gremio, el horizonte quedó despejado y se pulió una fórmula. Como en ocasiones anteriores, el partido terminó con el Sunca como el gran triunfador.

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