Gregorio Pérez volvió a Quito 35 años después

Llegó a Ecuador de la mano de Spencer en 1978, hizo la luna de miel en la altura y jugó seis meses; ahora regresó para acompañar a Uruguay y recordar viejos tiempos en Universidad Católica

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10 de octubre de 2013 a las 19:23

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“La ciudad era realmente muy chica. Mirá que ha cambiado todo esto. Estoy sorprendido con la seguridad que hay, con la limpieza que existe, con el orden, con la modernidad, con el desarrollo, con el avance que tuvo Quito… parece de primer mundo”, dice Gregorio Pérez, mientras gira la cabeza como para contemplar el inmenso shopping que le rodea, la amplia avenida Amazonas y, al mismo tiempo, el indisimulable paso de los años del Estadio Atahualpa construido en 1951. La presencia del entrenador en Quito no es casual. Se trata de un viaje que programó con su señora para volver a recorrer la ciudad en la que vivió durante seis meses en 1978, cuando defendió a Universidad Católica de Quito, y para ver a Uruguay en un partido decisivo por las Eliminatorias.

Es por eso que el viaje transcurre por las páginas de la memoria y por las de la ilusión que le genera la participación de Uruguay, equipo al que le tiene mucha confianza, por la “mixtura del equipo, la experiencia y la calidad del plantel y el cuerpo técnico”, se adelantó a decir cuando empezó a hablar de la selección.

Quito marcó un mojón en la familia de Gregorio, porque fue en esa ciudad en la que transcurrió su luna de miel al mismo tiempo que jugaba al fútbol. “Nos casamos antes de venir y aquí fue nuestra luna de miel”, confiesa. “Y también porque aquí se engendró Martín, mi hijo, que nació en Montevideo”, puntualiza.

El exfutbolista llegó a Quito cuando tenía 30 años y procedía de Defensor, club con el que había conquista el histórico Campeonato Uruguayo de 1976. Jugó seis meses en Universidad Católica de Quito, equipo que por estos días lidera el torneo ecuatoriano, y regresó a Montevideo para defender a Bella Vista, Central Español y terminó su carrera en Ituzaingó de Maldonado. Luego, en 1981 inició su recorrido como entrenador con Ildo Maneiro en Progreso.

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