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Inventos uruguayos tardan más de 10 años en patentarse

La enorme mayoría de las solicitudes al Ministerio de Industria son de extranjeros, pero las que más esperan por su patente son locales

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17 de agosto de 2020 a las 05:00

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Tengo un invento y no quiero que nadie me robe la idea. Esto parece difícil de lograr en Uruguay debido a los problemas que arrastra el Ministerio de Industria.

La Dirección Nacional de Propiedad Industrial (DNPI) que opera en la órbita de esa cartera tiene casi 4.000 solicitudes de patentes en espera. Algunas de ellas son de patentes del 2009, por lo que el atraso es de más de 10 años.

¿Qué busca la patente? “Busca proteger la invención y comercializarla. Es decir, si yo invento un tornillo para algo superfuncional, quien lo quiera vender me tendrá que pagar a mí determinada cantidad de dinero”, comentó Lucía Estrada, directora de la DNPI.

La gran mayoría de solicitudes de patentes las hacen extranjeros  y  también ,en su gran mayoría, refieren  a las categorizadas en químicas (farmacéuticas y biotecnológicas) y en segundo lugar mecánicas y electrónicas. Desde 1999, entre el 83% y 91% de ellas eran de inventores de afuera, según cifras facilitadas por la oficina. Sin embargo, el atraso de expedientes afecta en mayor proporción a inventos de uruguayos.

Según cifras a las que accedió Cromo, el 94% de las demoras de expedientes refieren a patentes presentadas por uruguayos. Es decir, a productos innovadores presentados por residentes que viven en el país que antes no existían en el mercado local.

A partir de la solicitud hasta la publicación, hay un plazo legal de 18 meses que debe pasar para que esa patente se otorgue. “Ese es un plazo que hay que cumplir sí o sí”, dijo Estrada y opinó que “es razonable” el atraso, pero en algunos casos es excesivo.

Según la jerarca, que asegura que heredó este problema de la administración anterior, esto obedece a falta de recursos humanos y a problemas en la optimización del estudio.

También cree que se hacía un estudio “tan a fondo que excedían lo legal”. Y dio un ejemplo para echar luz sobre este tema: “La ley establece que para conceder una patente se tiene que revisar la base de datos A y B para ver si es innovadora o no. Antes se estudiaba la base de datos A, B, C, D, E, F, G, H. Se hacía demasiado énfasis en ir demasiado al fondo para no otorgarla”.

La nueva DNPI recibió “todo tipo de reclamos” de agentes y particulares que han querido patentar, “pero que se les ha hecho muy cuesta arriba”. “Desincentiva. Muchas industrias prefieren patentar en lugares que sí les van a dar rédito económico”, agregó Estrada.

Otra explicación a la demora refiere a que luego de la modificación de la ley de patentes en 1999 se aplazó el patentamiento de productos químicos y agrícolas hasta 2001, informó el diario El País en setiembre del año pasado. Eso generó un acumulado “importante”, ya que en esa época las solicitudes pasaron de unas 300 a un promedio de 600 sin aumentar la cantidad de personas para estudiarlas.

La demora causa, además, un desfase entre el año en el que se presenta la patente y el año en el que lo analiza la oficina. “La novedad la tenés que evaluar al momento de la solicitud”, opinó Agustina Fernández Giambruno, directora de la Asociación Uruguaya de Agentes de la Propiedad Industrial (Audapi). Es una organización que reúne a los principales abogados que ayudan, entre otras cosas, a los inventores a patentar sus innovaciones en Uruguay.

“Hacer un ejercicio mental para ir un año determinado para ver qué era lo novedoso es prácticamente imposible”, agregó.

Empresas afectadas
La empresa metalúrgica Julio Hartwich ha realizado en los últimos años varias solicitudes de registro de patentes de invención y modelos de utilidad (mejoras a productos exisentes) en Uruguay y a nivel internacional en países como Brasil y Argentina de equipos y maquinaria agrícola y forestal. Las solicitudes refirieron a un roturador y plantador en plataforma motorizada, plantadora de árboles, sistema de irrigación, entre otros. "El tiempo establecido para el otorgamiento de las patentes o modelos de utilidad es un poco extenso, lo cual dificulta la culminación del proceso", dijeron en la empresa para este informe.

El otro caso es de Pablo Ott es un ingeniero que tuvo problemas para patentar un tipo de bebedero para el campo en 1999. "Yo había ideado que fueran muy livianos, portátiles, que tenían patines para deslizarse", contó a Cromo.
En ese momento, le confirmaron que era una cosa novedosa y tenía una cantidad de atributos que valían la pena el diseño. Casi 10 años más tarde, le dijeron que no podía ser registrado "porque no era novedoso", según recuerda Ott.  "¡Pero lo que propuse fue hace nueve años!", les dijo. 

Qué dicen los abogados

Fernández confirmó estas cifras generales. “Existe un atraso bastante significativo que está muy por encima de los promedios internacionales y regionales”.

La abogada dijo que si bien Uruguay no debe compararse con una oficina de países avanzados en ciencia, tecnología e innovación como Japón o Estados Unidos, sí debe hacerlo con oficinas de Sudamérica. “Ahí también estamos por detrás”, comentó.

“Es inadmisible. Implica un cercenamiento de los derechos que confieren los tratados de patentes a los inventores. Esto tiene un impacto significativo en que Uruguay se desarrolle como un lugar de innovación y desarrollo (…) Lo que más se pierde es la posibilidad de atraer laboratorios para apostar a la innovación”, indicó.

Luego que se concede la patente, la persona tiene 20 años para hacer uso de ella. “Por los primeros 10 no podés hacer ningún accionamiento por alguien que te la infrinja”, comentó.

Fernández cree que hace falta recursos humanos, sobre todo para analizar productos farmacéuticos que vienen del exterior.

Uruguay, además, no forma parte del Tratado de Cooperación en materia de patentes (más conocido como PCT, por su sigla en inglés), que permite aprovechar los trámites que los inventores habían ofrecido. Eso enlentece su revalidación en Uruguay.

Fernández opinó sobre el antiguo funcionamiento de la oficina uruguaya.  “En Uruguay, a veces te da la sensación de que (la DNPI) tenía personas a cargo que no creían en el producto. Es decir, que quienes estaban dirigiendo la oficina de patentes no consideraban que era una buena herramienta para el desarrollo de los países. Es una visión que tienen ciertos economistas”, comentó.

La nueva administración

La nueva DNPI, que asumió el 1º de marzo, apuesta a duplicar el número de estudio de patentes. Para ello, pretende optimizar los procedimientos e incorporar nuevas herramientas tecnológicas.

Desde Audapi dijeron que la DNPI está negando varias patentes con la excusa de que no son aspectos novedosos. Por eso, están presentando varias acciones de nulidad ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA) invocando que el Estado destruyó la posibilidad de apreciar la novedad de un invento en el momento en que se presentó.

Según Fernández, la nueva DNPI está negando “muchas solicitudes”. “Cuando llega el momento de evaluarlas a aquellas que fueron presentadas hace 10 años las consideran obvias (…) Qué tupé de decirme que ahora este invento es evidente o no es novedoso cuando estuvo este expediente en un cajón y nadie se dignó a sacarle el polvo y leerlo”, comentó.

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