La Bauhaus llegó a Uruguay: la escuela que el nazismo no pudo derrocar

A 100 años de su creación, expertos hablan de la importancia de esta corriente arquitectónica, artística y de diseño que sigue vigente

Tiempo de lectura: -'

22 de junio de 2019 a las 05:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

La lámpara metálica que muchos tienen sobre su escritorio, las sillas de una sala de espera, el mobiliario del palier de algún edificio, tipografías, juegos y varios de los elementos que rodean nuestro campo visual. La noción de que “menos es más” y el concepto de que la función precede a la forma y que se pueden crear objetos funcionales que pueden ser bellos y económicos. Todo eso que suena tan familiar puede tener el mismo punto de origen: la Bauhaus.

Esta corriente fue primero una escuela de arquitectura, diseño, artesanía y arte fundada en 1919 por Walter Gropius y clausurada en 1933 por el nazismo. Pero rápidamente trascendió su carácter institucional y se esparció internacionalmente como un movimiento que cambió la forma de ver al mundo y que sigue vigente hasta la actualidad.

Diego Battiste
Maqueta- sede de la Bauhaus en Dessau

Quizá, una gran mayoría de personas que no conocen de que trata esta corriente, la sintieron mencionar alguna vez, sobre todo en este último año cuando Alemania y el mundo entero celebran su centenario. En Uruguay, por ejemplo, el Museo Blanes es sede de una inmensa muestra que expone el universo Bauhaus con más de 400 piezas.

¿Oyó alguna vez que se celebrara con tanto énfasis el aniversario de alguna otra escuela o corriente arquitectónica, de arte o diseño? ¿Cómo se explica que una escuela pequeña en tamaño e integrantes –porque simultáneamente no tuvo nunca más de 120 alumnos y 15 profesores–haya logrado el alcance que tuvo y que aún tiene?

Para comprender la importancia de la Bauhaus y justificar la celebración de su centenario, El Observador consultó a distintos expertos de la arquitectura que compartieron su mirada.

“La Bauhaus sigue teniendo vigencia inspiradora. Su creación artística de objetos, el diseño de mobiliario y la arquitectura, no se detuvieron en 1933”, advirtió la directora del Museo Blanes, Cristina Bausero.

El arquitecto alemán Alfred Jacoby fue director del Instituto de Arquitectura en la Universidad de Anhalt (edificio de la Bauhaus en Dessau) desde el año 2000 hasta 2018. En diálogo con El Observador, el especialista explicó que este movimiento representó una ética de diseño que sigue vigente hasta hoy e implica: producir bienes accesibles que faciliten la vida cotidiana, hacer del espacio construido un producto para todos y no para una minoría y reunir todas las disciplinas del diseño como motor de una cultura en común.

Diego Battiste
Maqueta- casas de maestros en Dessau

Los primeros dos puntos que destacó el alemán se conectan con el concepto de comunidad que desarrolló la Bauhaus. Que esta corriente molestara al nazismo no fue casual. Fue un movimiento progresista que quiso aggiornar el diseño con el incipiente mundo industrial de las primeras décadas del siglo XX para, a la vez, crear productos que respondieran a las necesidades de la mayoría. “Socialmente, la Bauhaus siempre ha defendido una sociedad abierta e igualitaria, porque fue en sí misma una víctima de la persecución política”, dijo Jacoby que destacó que la Bauhaus logró sobrevivir a dos sistemas políticos extremistas– nazismo y comunismo– que se oponían a lo que proponía la escuela desde sus principios.

Diego Battiste
Maqueta de las casas de obreros

El arquitecto uruguayo y docente Diego Capandeguy explicó que así como la Bauhaus miró con cierta confianza progresista la creación humana, se alineó con la creación de un arte cosmopolita internacional capaz de adaptarse a usuarios de distintas partes del mundo. “El diseño trascendió a partir de la Bauhaus como tema muy importante del siglo XX, porque anticipó un proceso productivo en sus distintas secuencias de fabricación”, agregó.

Producir en serie

Capandeguy manifestó que la etapa donde la Bauhaus más se asoció a lo industrial fue bajo la gestión de su segundo director, Hannes Meyer, que después del ciclo más formal y expresionista que guió Gropius, marcó un perfil mucho más radical en lo político.

Para 1928, cuando Meyer asumió la dirección, la escuela tenía su segunda sede en Dessau, una ciudad alemana con grandes fábricas emergentes que alimentaron el entusiasmo por industrializar las creaciones. Pero los elementos que salían de los talleres de la escuela no pasaban directamente a una cadena de producción en serie, sino que funcionaron como prototipos de diseños masivos que se produjeron luego bajo la patente Bauhaus. Varios diseños de la pintora, escultora y diseñadora industrial Marianne Brandt, por ejemplo, fueron reproducidos en serie por firmas norteamericanas a partir de la segunda guerra mundial .

Es probable que muchas de las personas que visiten la muestra del Blanes relacionen varios de los objetos expuestos con la década de 1950 y esto es porque durante esos años se crearon varios mobiliarios modernos con influencia Bauhaus.

Capandeguy es uno de los pocos privilegiados en el mundo que tiene en sus manos el primer Cuaderno de la Bauhaus. En el documento, que data de 1927, ya estaban presentes las bases de lo que luego se denominó arquitectura funcionalista. “Composiciones abiertas, edificios con poéticas asociadas a las cortinas de vidrio y a los blancos, techos planos, puentes elevados de un lado al otro y elementos automatizados de aperturas”, detalló el arquitecto.

La Bauhaus convirtió el espacio construido en un producto asequible, conectado con una producción más rápida, según dijo Jacoby. Mundialmente eso se vio como una solución ideal para superar la escasez de viviendas masivas.

“Pasaron 100 años y estamos acostumbrados, pero antes las obras eran figurativas”, advirtió Capandeguy. Desde los textiles hasta las artes plásticas lo abstracto fue el eje de todas las creaciones.

A. Körner - Gentileza IFA
Atribuido a Marianne Ahfeld- Heymann. Ejercicio de las clases de teoría de la forma pictórica de Paul Klee.

En el campo de las artes plásticas, por ejemplo, Vasili Kandinski y Paul Klee fueron dos referentes y maestros de la escuela que aportaron a la teoría del color y la materia dentro de nuevos cánones del arte abstracto y moderno.

Desde lo mobiliario se destacan diseños como la silla en suspensión (con soporte curvo metálico) de Marcel Breuer o la lámpara que creó en 1924 Brandt. Ambas creaciones se despojaron de materiales innecesarios y pregonaban de uno de los principios base de la escuela: la forma sigue a la función.

Diego Battiste
Lampara de Marianne Brandt

A. Körner - Gentileza IFA

Otra forma de educar

“La Bauhaus es un caso muy singular en el siglo XX, porque fue una experiencia de formación de una escuela que fusionó artes y oficios Planteó temas nuevos en los campos de la arquitectura, del  diseño –de la tipografía, lo textil, lo industrial– e innovó mucho en las formas de enseñanza”, apuntó Capandeguy.

Sobre el último punto, el arquitecto uruguayo Arturo Varela Neira destacó que la Bauhaus quebró paradigmas pedagógicos, entabló una relación más horizontal entre profesores y alumnos y permitió el ingreso de un importante caudal de estudiantes mujeres, que para la época fue sorprendente.

A. Körner - Gentileza IFA
La oficina del director. Plano diseñado por Gropius y dibujado por

Actualmente, la Universidad Bauhaus de Weimar y  la Universidad de Anhalt en Dessau ofrecen estudios en todas las disciplinas del diseño con la base en los principios de la Bauhaus pero con el foco sobre nuevos desafíos que van desde el interés por el producto industrial hasta el uso de materiales sostenibles, el uso de prototipos digitales y la investigación intensiva en urbanismo a nivel mundial.

Varela realizó en 2006 un posgrado en el Instituto de Arquitectura de Dessau (DIA) junto a otros 40 arquitectos de distintas nacionalidades. “Para cualquier arquitecto tener la posibilidad de  tener clases en los mismos salones donde los maestros de la Bauhaus dictaban sus charlas y desarrollaban los talleres es increíble. Más allá de eso, pude verificar que el ambiente que se promovía en esa época sigue vigente. Existe una continuidad de ese espíritu colaborativo e interdisciplinario”, contó el uruguayo.

¿Hay influencia de la Bauhaus en Uruguay?

La escuela Bauhaus nació en Alemania pero rápidamente sus influencias se esparcieron por el mundo. De hecho, tras su clausura de 1933 referentes como Gropius y Ludwig Mies van der Rohe (tercer director) emigraron a Estados Unidos e impartieron cursos en importantes universidades, contribuyendo en la arquitectura moderna de ese país.

Jacoby indicó que sobre las décadas de 1920 y 1930 el Estilo Internacional –también llamado Racionalismo– dominó la arquitectura (con la Bauhaus como factor determinante en su aparición) a nivel mundial y dejó marcas también en América del Sur. Uruguay no fue la excepción y absorbió mucho de ese racionalismo que, en términos del experto alemán, tenía expresiones típicas como los volúmenes cúbicos claros, la línea recta, la falta de adornos y la blancura de los edificios.

Cristina Bausero
Edificio de viviendas en la esquina de rambla República de México y Siria (Punta Gorda)

“Fuimos siempre un país muy especial en cuanto a las inquietudes culturales y muy tempranamente nuestros arquitectos viajaron por Europa y trajeron las influencias”, dijo Bausero e indicó que, volumétricamente, el edificio de la Facultad de Ingeniería tiene una importante impronta Bauhaus. Para Capandeguy, la institución local  tiene conceptualmente la idea de planta abierta, como tuvo el edificio alemán en Dessau, pero materialmente es una arquitectura mucho más pensante y con otras pretensiones.

El arquitecto detalló que ciertos mobiliarios de edificios diseñados en la década de los 50 tienen una influencia de la corriente alemana. Capandeguy ejemplificó con los edificios que fueron diseñados por el arquitecto Walter Pintos Risso y con los interiores del Edificio Panamericano, que tiene objetos que fueron diseñados como prototipos en la Bauhaus de los años 20, pero fabricados en serie a partir de 1950.

Cristina Bausero
Casa anónima ubicada en avenida Batlle y Ordóñez y Joanicó

Bausero agregó que el Gran Hotel Salto, un edificio de viviendas que está sobre la esquina de rambla República de México y Siria (Punta Gorda) y una casa anónima ubicada en avenida Batlle y Ordóñez y Joanicó son estructuras con una clara influencia Bauhaus.

Cristina Bausero
Gran Hotel Salto

Sigue viva

Para Capandeguy, la Bauhaus “fue un fenómeno extraordinario que en un ciclo muy corto fue de increíble fecundidad, trascendió su mundo local, fue abierta para sus tiempos, tuvo muchas vicisitudes políticas e intentó de interpretar la sociedad con propuestas de alta calidad”.

“Es raro que una experiencia académico productiva pueda trascender a la sociedad, a la economía y a la política como lo hizo la Bauhaus, concluyó el docente. Y es raro, porque ni el nazismo, ni el paso del tiempo, ni las nuevas corrientes lograron despojar el sentir de la Bauhaus que se palpita a través de distintos objetos, edificios y principios pedagógicos que lideran el día a día. Que lo cotidiano esté digerido, no significa que no merezca ser reconocido desde sus orígenes.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.