La continuidad de Estadio Uno depende de un concurso

Con motivo de su 50 aniversario, TNU lanzó días atrás un llamado de propuestas para renovar su grilla de programación, que apuesta a la profesionalización de la coproducción, pero pone en riesgo la continuidad de algunos programas históricos, como lo es el deportivo Estadio Uno.

Aquel día se informó a todos los “coproductores históricos” que sus contratos tenían fecha de vencimiento al 31 de diciembre de 2012, con posibilidad de prórroga hasta abril, y que si querían mantener su programa al aire debían participar del concurso y competir con los coproductores jóvenes e independientes que se presentaran, informó a El Observador la directora de TNU, Virginia Martínez.

Además de Estadio Uno, entre los programas históricos que se encuentran en juego, está La sed y el agua de Sonia Breccia y Quién es quién de Gustavo Vaneskahian, entre otros. “Están todos en la misma situación”, aseguró Martínez, quien advirtió que ella nunca planteó a Estadio Uno que a partir de marzo se dejaba de emitir.

Los únicos programas que no se verán afectados serán los producidos totalmente por el canal, como por ejemplo, Campo de juego.

La convocatoria, que abrió el 8 de noviembre de 2012 y cerrará el 15 de febrero de 2013, incluye diversas categorías: Programa periodístico deportivo, Programa sobre Artes Plásticas, Programa periodístico de actualidad y Programa sobre Memoria y Tradiciones. La nueva grilla, adelantó Martínez, podrá incluir hasta dos proyectos de cada una de estas categorías.

Las bases del llamado explican que las propuestas que se presenten serán valoradas en función de la “pertinencia en relación a los fines”, “su originalidad y calidad técnica y artística”, “antecedentes de los realizadores, conductores, productores”, “propuesta escenográfica” y “viabilidad económica y propuesta comercial”.

“Nos vamos a quedar con los mejores programas que tenemos y se va a evaluar la trayectoria y la renovación”, señaló al respecto Martínez. En referencia a Estadio Uno, subrayó: “Los programas no son vitalicios. La antigüedad no es el único mérito para la continuidad de las propuestas”.

En este sentido, afirmó que el llamado es “una apelación al profesionalismo, al no acomodo y a la falta de transparencia”.