La escritora que incomodó en la gestión de Andrés Lima y motivó dos llamadas para alejarla

Una denuncia por presunta discriminación en la biblioteca infantil de Salto fue el punto final de desencuentros políticos de la gestión salteña con la exedila María Luisa de Francesco

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24 de julio de 2022 a las 05:00

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El final de esta historia empezó en 10 minutos, que algunos vivieron como explosivos, otros sin entenderlos y otro tanto sin enterarse. 

No hay dos versiones iguales, salvo algunas cosas. María Luisa de Francesco (68) tenía sentados en una alfombra del salón de la biblioteca infantil de Salto a alumnos de 2° año de la escuela 88. Les iba a leer un cuento, como lo hacía de lunes a viernes, en los tres turnos que recibía a escolares del departamento. 

Entonces, el episodio: una mujer se acercó y le dijo que la niña era autista, que no hablaba español. De Francesco reaccionó con una mueca de sorpresa: la noticia la descolocó. Nadie le había avisado que tendría en el salón a una niña con TEA, por lo que pensó que debía cambiar rápido su plan de trabajo –no cantar, o buscar imágenes para apoyarse sobre el relato que iba a empezar– de modo de evitar que la alumna se sintiera aturdida o incómoda. En eso, la niña se le acercó con un libro de goma y la tallerista le sugirió a la mujer que fueran las dos a sentarse al sector de bebés, que estaba de espaldas a la cuentista y de frente al resto de los niños. 

—Si querés nos vamos —le preguntó la mujer, con una molestia evidente.

—Y, no sé —le respondió De Francesco. 

La mujer y la niña se fueron del salón. 

Hasta ahí es la historia sobre la que todos coinciden, y que copó la agenda de los medios en el departamento. También evidenció una trama de desencuentros políticos que derivó en un pedido de renuncia y una investigación administrativa a De Francesco, que se negó a renunciar y reclama presiones políticas por parte de la gestión de Andrés Lima. Además asegura que el caso arruinó su carrera como escritora, denuncia que le dijeron que no fuera a trabajar porque podía recibir amenazas y que el caso la obligó a recibir tratamiento psiquiátrico.

El caso

La mamá de la niña, Soledad Sena, diría después que se quedó llorando en el auto, que le pidió perdón a su hija por haberla preparado dos días antes para la actividad en la biblioteca, para que se portara bien y pudiera disfrutar, que De Francesco discriminó a su hija, que la quiso diferenciar sentándola en un lugar para bebés, que no quería que estuviera con el resto de los compañeros. Y que esa rabia y esa angustia la llevaron a contar en una publicación en Facebook lo que había vivido. 

La versión de De Francesco es que la mujer nunca se presentó, que no sabía que era la madre de la niña, que pensó que era la acompañante terapéutica, que la invitó al sector de bebés porque le pareció que a la alumna le habían gustado los libros de goma, que no sabía qué idioma hablaba ni si su actividad podía llegar a amedrentarla. Que cómo ella podía discriminar a una niña por tener TEA si tiene un nieto con problemas genéticos, si escribió para ellos Aventuras de supervaliente, uno de los 20 libros infantiles que publicó. Que no supo responder sobre qué sería mejor para la niña cuando la mujer le preguntó si quería que se fueran.

La intendencia enseguida fue a buscar a Soledad Sena. Primero recibió la llamada de Laura Pintos, la jefa de la biblioteca, para ponerse a la orden. Después, el coordinador de Cultura, Pablo Ferreira Pinto, le pidió una reunión. Él, según contó Sena a El Observador, fue quien le sugirió que hablara ante los medios para contar lo que pasó con la escritora. Y para  que especificara ante la prensa algo que enseguida había hecho la intendencia: sacar un comunicado con un anuncio de una investigación administrativa.  En diálogo con El Observador, Ferreira Pinto negó haberle hecho esa sugerencia a la madre de la niña aunque sí reconoció que hablaron del tema.

También se comunicó con ella Nelly Rodríguez, la directora de Vivienda de la intendencia, fundadora de la lista 828 que, junto con su hermano, el edil Gonzalo Rodríguez, impulsaron a Andrés Lima para la reelección y habían puesto a la escritora en el segundo lugar para la Junta Departamental. 

Los hermanos Rodríguez son los que tuvieron con la escritora el problema político inicial. “No puede quedar así, algo tienen que hacer”, arengó Nelly a la madre de la niña en un mensaje por Facebook.

Hasta entonces, De Francesco no sabía que tenía una investigación en curso. Y llamó a  Pablo Ferreira Pinto para preguntar qué tenía que hacer ante un caso así. Él le sugirió que, por unos días, no fuera a trabajar. La escritora le envió mensajes al intendente Lima, para saber qué tenía que hacer, pero nunca tuvo respuesta. Para el intendente, no correspondía responderle.

Unos días después, el coordinador de Cultura se comunicó con De Francesco por teléfono: que habían tenido una reunión con el intendente y con el secretario general, Gustavo Chiriff, y que habían decidido pedirle la renuncia. Que la intendencia sacaría un comunicado agradeciendo por sus servicios en la biblioteca. El intendente Lima negó a El Observador esa reunión  y negó el pedido de renuncia. El coordinador de Cultura confirmó la reunión y también la sugerencia de que harían un comunicado agradeciendo sus servicios si ella renunciaba, pero que era ella la que quería renunciar. 

De Francesco no aceptó: le molestó que, por segunda vez, la gestión de Lima le pidiera por teléfono que dejara su trabajo. 

La primera vez  

María Luisa de Francesco es argentina, pero hace 40 años que está en Uruguay. Estudió en Córdoba literatura infantil y adolescente, y desde hace 35 años que se dedica a eso: escribe libros, da talleres de cuentos, realiza actividades culturales. Es frenteamplista aunque no militaba hasta que, un día, unos conocidos la llamaron para integrarse en una lista que se estaba formando en apoyo a la reelección de Andrés Lima.

Dijo que sí, la pusieron en el segundo lugar, salió edila. 

Ahí empezó el primer problema: el edil Rodríguez, fundador de la lista, le exigió que le transfiriera a su cuenta bancaria –para volcar a su agrupación– lo que De Francesco recibía por concepto de los 200 litros de nafta que le daba la Junta, algo con lo que la escritora no estuvo de acuerdo. Además, le exigió a la secretaria de la edila un porcentaje de su sueldo –unos $ 36 mil nominales– para colaborar con otra edila que se había quedado sin trabajo. Esta es la versión de De Francesco y de otros ediles frenteamplistas que estuvieron en ese momento. 

El edil Gonzalo Rodríguez no quiso explicar qué fue lo que generó las primeras diferencias. “No te voy a contar la interna de mi lista. Me extraña que me preguntes eso”, respondió ante la consulta de El Observador. Su hermana, Nelly Rodríguez, no contestó las llamadas ni los mensajes.

Las diferencias hicieron que De Francesco siguiera como edila independiente, lo que provocó todavía más roces. Ediles del oficialismo y de la oposición relataron a El Observador que De Francesco recibió presiones dentro de su agrupación para que dejara la presidencia de la comisión de Cultura. En medio del “problema interno” de la 828, algunos opositores en la Junta se le acercaron para solidarizarse con lo que estaba pasando.

La edila habló con el intendente. 

“Me pidió telefónicamente que yo renunciara, porque necesitaba tener la Junta en forma armónica. Que yo me hiciera cargo de la biblioteca infantil, que me fuera, que renunciara. No lo pensé mucho, porque mi carrera, de toda mi vida, fue la literatura infantil”, contó De Francesco a El Observador. Eso fue el 19 de julio del año pasado.  Esa vez, aceptó.

El intendente Lima venía de una gestión anterior con problemas en la Junta, que lo llevaron a perder la mayoría luego de denuncias por boletas falsas por  parte de ediles frenteamplistas. Lo que menos quería era repetir la tensión, ahora que recuperó la mayoría. Por eso le sugirió a De Francesco darle la designación directa en un área en el que ella se destacaba, dijo el intendente a El Observador.   

“María Luisa es especial, es muy emocional en algunos momentos, tiene un carácter muy fuerte, pero entiendo que es una gran compañera”, agregó a El Observador el presidente del Frente Amplio en Salto, Luis Alonso, que respaldó las actuaciones de la intendencia con respecto a la investigación administrativa sobre la denuncia de discriminación contra la niña con TEA.

Ella, en paralelo, tiene licencia por estrés hasta el 31 de julio, fecha en que también vence su contrato en la biblioteca infantil. Mientras la investigación administrativa sigue su curso, la escritora denunció por difamación a la madre de la niña, debido a la repercusión que tuvo en la ciudad de Salto. Resume: “Esta situación me ha quebrado la vida. Hace 33 años que trabajo para los niños. He trabajado en los lugares más pobres de Salto, he estado en lo más alto y en lo más pobre. A mí esto, al final de mi carrera para retirarme, me quebró”.

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