Hugo Ocampo

La lana intenta recuperarse de una caída brutal

Tras los impactos adversos por las cuarentenas y el freno económico mundial se ensayó una recuperación en los valores; en Uruguay queda mucha lana sin vender y se aproxima otra esquila

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12 de junio de 2020 a las 13:00

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El Uruguay lanero hizo fama con el viaje de sus expertos esquiladores tan apreciados a España, pero mira con preocupación la aproximación de una nueva esquila. El mercado mundial de vestimenta fue tremendamente golpeado por las cuarentenas por el covid-19 en todo el mundo y el gran freno económico, aunque ensayó una recuperación en las últimas tres semanas.

En efecto, el mercado lanero sufrió en el último año un doble golpe que interrumpió una tendencia firme de suba de precios, alentada por el interés de los consumidores por prendas sustentables, naturales y compostables.

En los tiempos en los que la economía mundial venía en crecimiento, hasta mediados de 2018, la demanda era firme y los precios llegaron a niveles récord en la primavera de aquel año. Sin embargo, el creciente enfrentamiento comercial entre China y Estados Unidos empezó a erosionar la perspectiva de la fibra y  a generar una retracción en los precios que empezó a afectar a las lanas más finas.

Una cuarentena casi global, por la mencionada pandemia, acentuó la lentitud que traía la demanda lanera al límite. Es muy difícil comprar prendas de vestir sin probarlas. Y tiene poco sentido hacerlo cuando no se puede salir. La parálisis fue prácticamente total y el Indicador de Mercados del Este (IME) –plataforma para medir qué sucede en materia de oferta, demanda y precios– lo reflejó claramente.

El IME de Australia marcó un máximo en US$ 15,06 por kilo en setiembre de 2018, pero cedió a las preocupaciones por los desencuentros entre China y Estados Unidos y una guerra comercial que iba de mal en peor. Hace dos primaveras la lana de Merino se pagó arriba de US$ 10 por kilo. Los productores que habían vendido la lana fina sobre los US$ 10 y US$ 11  estaban reteniendo ovejas para expandir la majada y borregos para expandir la producción lanera esperaron en vano para vender a por lo menos US$ 10 en la primavera pasada, un precio que solo alcanzaron lotes muy excepcionales. Y luego vino la gran caída de precios. Mucha lana ha quedado sin vender y puede acumularse en la próxima esquila.

A mediados de febrero de 2020 empezó a percibirse la gravedad creciente de la pandemia y así el precio pasó de US$ 10,65 en la primera semana de ese mes a US$ 8,01 a mediados de marzo, y a marcar un mínimo en US$ 7,84 en la primera semana de abril y otro mínimo en US$ 7,56 en la segunda quincena de mayo.

Desde allí se produjo un alentador rebote que ubicó al IME en US$ 8,25 en el primer remate de esta semana. Eso parece reflejar una recuperación que se observa también en varios otros indicadores: índices bursátiles, petróleo y cobre tuvieron subas consistentes en mayo y comienzos de junio, mientras que el oro, refugio en situación de riesgo, y el dólar en América del Sur, bajaron.

Una sensación de “vuelta a la normalidad” en los mercados que puede ser fundamental para el sector. Pero es una vuelta a la normalidad sumamente gradual.

La producción australiana sigue en bajada, pero la retracción en las ventas genera una oferta más reducida de la prevista en este año. El tema generó polémica. Hay quienes entienden que Australia debió suspender las ventas para evitar el derrumbe, hay quienes entienden que fue una decisión correcta mantener el abastecimiento de la fibra y defender una lógica de libre mercado y que quién quiera vender y comprar opere en el mercado. Lo cierto es que la recuperación de estos dos meses es con una oferta muy baja.

Para el director de la consultora Delta, Roberto Cardellino, “claramente la reacción inicial de un mercado que estaba absolutamente trancado y en baja, que en dos semanas mantenga la recuperación, se ve como algo optimista”. “Una subida que ocurrió se potenció por la revalorización del dólar australiano. La lana vuelve a estar en la dirección correcta, pero hay que tomar en cuenta que son remates que han pasado de 25 mil fardos a menos de 15 mil como promedio de ventas diarias”, sostuvo

“La mayoría de los productores decidió no vender y hubo mucha presión, incluso de suspender los remates, pero Australia siguió con la idea del libre mercado, el que quiere vende y el que no, no vende, las lanas van con un precio piso, y si se sube ese precio se vende. Pero el volumen es muy bajo”, añadió.

Por el lado de las compras la situación es casi monopólica. Un dato paralelo, explica Cardellino, es que la mayor parte, el 93% de las compras, son chinas. Todavía  no entraron los otros jugadores: Italia, República Checa, Bulgaria o Italia.

Juan Samuelle

Son todas señales que llaman a una recuperación gradual y tenue.  Desde la industria se percibe todavía un panorama muy quieto en la demanda. “La gente en el hemisferio Norte todavía no tiene la cabeza puesta en comprar ropa. El consumidor está enfocado en la incertidumbre económica o en planear alguna vacación luego de tanto encierro, pero la demanda por prendas todavía va a demorar y mientras eso no suceda la necesidad por lana será muy poca. Lo mismo pasa con otros destinos de la fibra, que se usa para tapizados de aviones, trenes o automóviles de lujo. No hay demanda ni de aerolíneas, ni de empresas automotrices, hasta nuevo aviso”, explicó un industrial consultado.

Lo que explica las recientes subas 

¿Por qué tres semanas de subas entonces? Cardellino arriesga algunas hipótesis. O algún demandante está muy bajo de stock, o compradores aprovechan los precios bajos y especulan con que el precio va a subir. Si en el hemisferio Norte la situación va aflojando hay especulación de que puede haber una recuperación.

Otro factor que complica es la ausencia de ferias y desfiles de modas, ámbitos en los que se delineaban las tendencias de la demanda y se concretaban habitualmente negocios.

Los chinos pueden ser más ágiles; en la Unión Europea están discutiendo cómo funcionar comercialmente sin ferias.

En cuanto al tipo de fibra que va a seguir estando en la demanda, el interés  por las renovables se debe mantener, pero va a demorar en llegar.

“Posiblemente habrá una actitud diferente de los consumidores. Eso puede significar una disminución del fast fashion, y la continuación de una preferencia por fibras con distintas certificaciones, lo que incluye al producto orgánico”, opinó Cardellino. En el corto plazo muchas decisiones se van a tomar en base al precio. “Para lanas arriba de 27 micras va a ser muy difícil el mercado este año”, reflexionó.

Juan Samuelle

El dato

23% cayó el ingreso de divisas por exportaciones de productos del rubro ovino en el último año móvil (mayo 2019 a abril 2020), en comparación con igual período previo, informó el Secretariado Uruguayo de la Lana. Los ingresos alcanzaron los US$ 249,2 millones. El 67% correspondió a lana y productos de lana que totalizaron US$ 166,9 millones, con una caída de 32,8%.

Nicolás Garrido

En Australia sigue bajando la producción

El Comité Australiano de Pronóstico de Producción de Lana (AWPFC) pronosticó en abril que la producción en ese país será de 281 millones de kilos, con una disminución del 6,3% respecto a los 300 millones de kilos de 2018/19.

La AWPFC estima que el número de ovejas esquiladas en Australia durante 2019/20 disminuye 5,7% a 68,4 millones y que la producción por animal esquilado cae 0,5% a nivel nacional a 4,11 kg.

La lluvia, relativamente generalizada, bienvenida en el sudeste de Australia y a lo largo de la costa este en el primer trimestre de 2020, favorecería una recuperación en 2020/21, pero todavía la proyección mantiene la tendencia descendente.

El presidente del comité, Russell Pattinson, señaló que “los fuertes retornos para el cordero y los altos costos de reemplazo de ovejas y la incertidumbre que rodea el impacto por el covid-19 en la demanda mundial de lana y en los precios pueden retrasar la recuperación de la producción de lana, a pesar de las perspectivas estacionales favorables”.

El primer pronóstico de AWPFC para la producción de lana deshilachada para la temporada 2020/21 es de 276 millones de kilos, es decir con una disminución del 1,7% con relación al pronóstico de 2019/20. El Comité espera que el bajo número de ovejas continúe limitando cualquier aumento en la producción de lana. 

Juan Samuelle

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