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La lana pide a gritos que la pandemia termine

La industria lanera necesita imperiosamente que se acabe la pandemia: la gente sale menos, compra poca ropa y el precio de la lana cayó al menor valor en 10 años; la esquila avanza y se juntará el producto de varias zafras en los galpones

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21 de agosto de 2020 a las 12:00

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El sector lanero está recibiendo de lleno el impacto de la pandemia. La gente sale menos, compra menos ropa y el sector textil lo está sintiendo. Esta semana el precio de la lana en Australia alcanzó el menor valor en 10 años y en Uruguay –con las esquilas ya en curso– va a guardarse lana sin vender por segundo año consecutivo, en un sector frágil, en el que ha caído fuerte la población de lanares.

El mercado lanero australiano volvió del receso con la mayor caída semanal en casi 30 años, medido en la divisa local.

El Indicador de Mercados del Este –referencia de precios de la lana en Australia– cerró en A$ 9,45 por kilo base limpia (US$ 6,85) con la contracción más fuerte post receso de invierno desde el año 1991, cuando se eliminó el piso de precios.

Al cierre de la presente nota cayó aún más, a  US$ 7,15, consolidándose como el menor registro desde setiembre de 2009 (US$ 6,99).

El Banco Nacional de Australia (NAB por su sigla en inglés) pronosticó esta semana que el IME se ubicará alrededor de los A$ 10 por kilo este año y en A$ 12 durante 2021.

“El bajo precio conducirá a la acumulación de stock, es difícil ver un repunte de la demanda y un tipo de cambio más alto entre el dólar australiano y el estadounidense será un lastre”, dijo el economista del NAB.

La lana no tiene la culpa

La lana no es culpable, no hay un problema con el producto. Hasta mediados de 2019 la demanda era firme y los precios subían. Sin embargo, el creciente enfrentamiento comercial entre China y Estados Unidos empezó a derrumbar la perspectiva de la fibra generando una caída en los precios que empezó a afectar a las lanas más finas.

La pandemia por el covid-19 y –como consecuencia– una cuarentena casi global acentuó la lentitud que traía la demanda lanera al límite.

Se interrumpió la tendencia de suba de precios impulsada por un mayor interés de los consumidores en prendas sustentables, naturales y compostables y la parálisis fue prácticamente total y el IME lo reflejó claramente.

El valor de esta fibra venía en ascenso de 2017 en adelante hasta que el IME marcó un máximo en US$ 14,58 por kilo en febrero de 2019, para luego ceder a las preocupaciones por el futuro de la economía china y global y empezar un ajuste gradual como consecuencia de una guerra comercial entre China y Estados Unidos que iba de mal en peor.

En esa primavera se estabilizó en torno a los US$ 10. A mediados de febrero de 2020 empezó a percibirse la gravedad de la pandemia y así el precio pasó de US$ 10,65 en la primera semana de febrero a US$ 8,01 a mediados de marzo y a marcar un mínimo de US$ 7,56 en la segunda quincena de mayo.

Desde allí se produjo un alentador rebote que ubicó al indicador en US$ 8,25 al 10 de junio, pero que no pudo sostenerse.

Juan Samuelle

El panorama en casa

En el mercado local la industria tiene escasa demanda y podría ofrecer valores que están por debajo de lo que aspiran los productores. Hay escritorios que están adelantando financiamiento e, incluso, se retira lana de campos donde los productores ya no tienen espacio por guardar más de una zafra. 
Al mismo tiempo, los comentarios de los consignatarios apuntan a buenos niveles de calidad de la primera lana que está entrando.

Mercado internacional con muy poca actividad

La situación actual en Uruguay es de muy pocos negocios de exportación. En lo que va del año se enviaron 8.348 toneladas de lana por un total de US$ 61 millones, una caída de 60% tanto en divisas como en volumen respecto al mismo período del año pasado. Con una participación idéntica de tops y lana sucia (48%).

China se mantiene como el principal mercado, aunque con una participación mucho menor respecto a un año atrás (57% vs. 34%). Le siguen en importancia Alemania con un 16% e Italia con un 10%.

Facundo Ruvira, gerente comercial de Tops Fray Marcos, explicó que la situación industrial es compleja, “por más que en muchos sectores la demanda se ha restablecido, en la lana no se ha visto ese comportamiento, ni de parte de Europa ni de China debido a que muchas industrias fueron afectadas y la reestructuración va a llevar mucho tiempo”.

“En Europa los clientes están intentando volver, aunque falta aún para el invierno, cuando incrementa la demanda para elaboración de prendas. Las lanas gruesas –por encima de 28 micras– son las que tienen una colocación más compleja, la demanda en ese segmento cayó muchísimo”, agregó.

Roberto Cardellino, director de Delta Consultores, dijo a Tiempo de Cambio de radio Rural que “en la interna los operadores de mercado indican que no hay prácticamente demanda del exterior. Vamos hacia un crecimiento de stock de lanas inédito en diferentes sectores de la cadena textil, tanto localmente como en el resto del mundo”.

“De todos modos, tomar definiciones en función de una zafra no parece lógico. Hay que evaluar el tema en perspectiva y a largo plazo, porque puede ser coyuntural y no estructural. Cuando haya una recuperación las fibras naturales son las que se van a ver más fortalecidas por un cambio en la cultura de consumo”, reflexionó.

Lo que se trae

Las importaciones de lanas y tejidos de Uruguay bajaron 22% en volumen en lo que va del año: 174.607 kilos respecto a los 222.941 de un año atrás. Brasil es el principal proveedor con una participación de 67% seguido de China con un 13%.

Producción australiana de lana esquilada se estabilizará

Luego de dos años de ajuste a la baja, el Comité de Proyecciones de Producción de Lana de Australia estimó que la producción de lana esquilada en 2020/21 será de 280 millones de kilos, apenas 1,1% menos que los 283 millones del 2019/20, pero con una revisión al alza respecto a los 276 millones de kilos estimados en abril.

La lluvia, muy necesaria en los estados del este de Australia, en los últimos meses ha contribuido a estabilizar los niveles de producción de lana esquilada para la temporada 2020/21. 

Esto se compensa con el menor número de ovejas esquiladas que se estima ha disminuido un 5,2%, factor clave que limita la recuperación de la producción.

El presidente del comité, Russell Pattinson, dijo que “las lluvias en los últimos meses estimularon el crecimiento de las pasturas. Pero el efecto de la sequía prolongada en la producción de lana en 2019 y principios de 2020 se trasladará, en parte, a la temporada 2020/21”.

La competencia de fibras sustitutas aumentará. Según la Oficina Australiana de Economía y Ciencias Agrícolas y Recursos (Abares), si los precios del petróleo se mantienen bajos a corto y mediano plazo, los precios de las fibras sintéticas también lo harán. Esto será un incentivo para que los fabricantes sustituyan más fibras sintéticas en mezclas textiles en lugar de fibras naturales.

El sector más afectado por la pandemia ya venía con fragilidades. Alemania anunció esta semana que factiblemente empiece a vacunar contra el covid-19 a comienzos de 2021. 

Tal vez esa sea la clave para que el año próximo empiece una recuperación y pueda Uruguay cruzar esta crisis sin que su población ovina decaiga, con unos siete millones de cabezas actuales que muy lejos están de los 26 millones que supo tener a inicios de la década final del siglo XX.

(Producción: Cecilia Pattarino)

Hugo Ocampo

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