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La Recoleta se convirtió en un cementerio de locales

Sin turistas y con altos precios, el polo gastronómico frente al visitado cementerio de Buenos Aires hoy está desolado y enfrenta un nuevo enemigo

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25 de octubre de 2021 a las 11:00

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El cementerio de la Recoleta es mucho más que una necrópolis. Es uno de los sitios que más turistas recibe y una visita obligada para quien llegaba a Buenos Aires. Fue el principal atractivo para el polo gastronómico que se instaló hace décadas sobre la calle Junín, frente a la puerta de entrada. Pero, con la llegada del Covid y el cierre de fronteras, la zona se convirtió en un centro fantasmal, con poco movimiento y locales cerrados que, aún, buscan inquilinos.

"Son locales gastronómicos muy grandes. Son los que más cuesta que se alquilen por la alta inversión que requieren para transfrormarlo en cualquier uso. Pero es una zona tradicionalmente cara y, por más que los precios hayan bajado, siguen muy altos para la oferta en otros barrios", explica Karina Longo, gerente de Research, Valuaciones y Data Analytics de Newmark.
 
"A esto, se suma que tiene una alta dependencia del turismo, como la calle Florida y Palermo Soho. La Recoleta está muy castigada por la falta de extranjeros. La expectativa es que ahora, la apertura de fronteras, vuelva el turismo y la zona mejore", agrega. 
 
Pero además está incidiendo una nueva tendencia: los flamantes polos comerciales que tomaron fuerza en los barrios durante la pandemia. "Se desarrollaron muchas zonas cerca de donde vive la gente, con precios de alquileres más accesibles. Quienes van a comer buscan no trasladarse. Esta no es una zona que elijan los porteños: es netamente turística", remarca Longo. 
 
 
"Históricamente, ese mercado es muy específico. Apunta a los turistas y hay una oferta gastronómica pensada para los extranjeros. Eso murió por la falta de turistas", coincide Fabián Achával, CEO de inmobiliaria homónima. 
 
Según el especialistas, otro de los grandes problemas es que los propietarios no se adaptan a la realidad que atraviesan el sector y,  puntualmente, la zona. "Los locales tienen precios muy altos. Los propietarios no ajustan con respecto a la realidad", agrega Achával.
 
Lo que explican los empresarios inmobiliarios es que el público local no elige esta zona, a diferencia de, por ejemplo, Palermo Soho, que, sin turistas, logró sobrevivir porque es un polo afianzado también para los porteños. 
 
"En Recoleta, la gente se trasladó. Las cuadras de peatonal, que van de Junín a Quintana, están resurgiendo con la apertura de cervecerías y locales que apuestan a los jóvenes del barrio. Lo mismo pasa con las que van de Guido a Vicente López. Son dos zonas que, pospandemia, mejoraron muchísimo", ejemplifica Achával. 
 
"Hay que tener en cuenta que son zonas privilegiadas, con un alto costo y locales muy grandes, de más de 340 metros cuadrados (m2), en su mayoría aprovechables. Lamentablemente, hasta que el turismo no vuelva, la situación no se va a revertir", subraya Jorge Toselli, dueño de JT Inmobiliaria, firma que tiene amplia presencia en la zona. 
 

(El Cronista - RIPE)

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