Camilo dos Santos

La responsabilidad es la mejor vacuna

Tiempo de lectura: -'

20 de diciembre de 2020 a las 05:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

No deben haber sido días fáciles para el presidente Lacalle y su equipo de gobierno ante el aumento exponencial de los casos de COVID 19 en épocas que se pensaba estar de regreso en la zona verde con alguna peca amarilla según la metodología de Harvard. Pero estamos entrando a zona naranja y con posibilidades de ir a zona roja hacia fin de año. Y ya hay un 25% de los casos positivos de los que no se puede seguir el hilo epidemiológico.

Estamos además en fase de crecimiento exponencial y los modelos matemáticos dan proyecciones muy pesimistas si continúa la actual tendencia, es decir, si no se toman medidas para aplanar la curva.

El oasis en que vivimos durante 7 meses ha desaparecido y la cruda realidad es que ahora estamos experimentando la “primera ola” del coronavirus. Hasta ahora, gracias a las medidas gubernamentales y a la respuesta de la población, éramos ejemplo mundial.

Ya no más. Aún cuando evitamos la primera ola y la demoramos, no somos inmunes a ella. No hay una “excepcionalidad uruguaya”, que nos haga inmunes al virus.

Ni en la estructura de la población, ni en el sistema sanitario, ni en el comportamiento social. Somos sí más cuidadosos en algunos aspectos de la vida social, más respetuosos de las normas que en otros países, más solidarios. Pero tenemos las mismas debilidades que en muchos países. Nos pasa factura la fatiga de no poder juntarnos a nuestras anchas con familiares o amigos, de no ir a fiestas o reuniones sociales, de no asistir a eventos como aniversarios o casamientos. 

Nos cuesta asumir la “libertad responsable” que no es una estrategia gubernamental que hoy se aplica y mañana no, sino que es algo que surge de las raíces filosóficas del ser humano. Estamos destinados a ser libres y a vivir responsablemente esa libertad. Sin ello no hay una adecuada vida social. O nos vamos a la anarquía o nos vamos al autoritarismo.

No hay vacunas aún, aunque ya se han comenzado a aplicar en algunos países como Gran Bretaña y Estados Unidos. Habrá que ver su eficacia -los testeos son razonablemente optimistas- y la capacidad logística y económica de que lleguen a tiempo a la mayor cantidad de gente posible.

Uruguay se ha afiliado al pool de vacunas de la OPS y da la impresión de que ello generará un cierto retraso en la aplicación a la población. Pero eventualmente llegará comenzado el 2021.

Mientras tanto, el gobierno adoptó algunas medidas que algunos consideran no tan duras como les gustaría al GACH pero son medidas importantes: la limitación del derecho de reunión del art. 38 de la Constitución por un plazo de 60 días y la prohibición de ingreso de personas entre el 21 y el 10 de enero, incluso los uruguayos que tradicionalmente vienen a pasar las fiestas con sus familias y amigos.

Son dos medidas no menores que pueden ayudar a capear el temporal que tenemos encima. Pero no son suficiente. Mientras no haya vacunas, el cuidado de la población depende de cada uno. Depende del uso responsable de la libertad. Depende del distanciamiento social, de vivir en la burbuja, de usar el tapaboca, de no aglomerarse, de no reunirse más de 10 personas.

Y ello implica responsabilidad personal. Algunos, que no son amigos de la libertad, preferirían que el gobierno diera una cartilla de instrucciones a cada uno y la aplicara a rajatabla. Prefieren no asumir responsabilidades aún a costa de ver restringidas las libertades.

No es el camino correcto esperar que la solución venga del gobierno o de la autoridad. Ya lo dijo John Kennedy en su famoso discurso inaugural: “no te preguntes que puede hacer tu país por ti, sino que puedes hacer tu por tu país”.

Y me vino a la cabeza algo similar escrito recientemente en Twitter por el periodista deportivo Rodrigo Romano: “Escuchando y leyendo, te das cuenta y creo, nos damos cuenta, que no hay mejor vacuna que la responsabilidad y el cuidado de cada uno de nosotros. En la libertad responsable esta todo. Yo elijo cuidarme, a mi familia y mi entorno”

Efectivamente, ahí está la mejor vacuna y la mejor forma de aplanar la curva: usar responsablemente de la libertad que el gobierno respeta, salvo casos de interés general.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.