SAM PANTHAKY / AFP

La segunda ola del Covid

Si algo enseña la biología, es la peligrosidad de las curvas que se vuelven exponenciales

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26 de octubre de 2020 a las 05:00

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Hace un tiempo, preocupado por un triunfalismo escribí sobre las tres olas del covid.  La segunda ola ha llegado y es importante pensar colectivamente cómo responder desde la libertad responsable.  Ha llegado en varios lugares del mundo. En los países vecinos es simplemente una ola permanente y un caos, que en parte salpica dentro de nuestro territorio. En Uruguay es un momento en el que la ola es suficientemente chica como para que intentemos controlarla,  pero a sabiendas que si no lo hacemos, puede volverse incontrolable.

Si algo enseña la biología es la peligrosidad de las curvas que se vuelven exponenciales, como enseña la historia del inventor de ajedrez y su pago requerido en granos de trigo, 1, 2, 4,8, 16, 32….En los 64 casilleros del  tablero no alcanza todo el trigo del mundo para pagar el invento.

Desde muy temprano las modelizaciones arrojaban una lógica de vaivén, salvo en islas que manejen muy bien la enfermedad como la Nueva Zelanda de la brillante Jacinta Ardem, reelecta con honores y con cero casos y vida normal excepto en relación a quienes quieran ingresar al país.

En los países con un peor manejo todavía se vive el tsunami permanente, como en Brasil y últimamente especialmente Argentina. India está en una situación bastante caótica. Y la situación empora aceleradamente en Europa, mientras no cede en EEUU. No es un fenómeno exclusivo de Uruguay.

Llegamos a tener solo 16 casos activos. Pero la permeabilidad de las fronteras, agrupamientos irresponsables de distintos tipos, y el tránsito inevitable de la frontera seca fueron revirtiendo gradualmente la tendencia, que ahora ha entrado en fase casi exponencial.

En su momento se planteó que esto era como jugar en la altura. Siguiendo la metáfora futbolística, en el llano ganamos a Chile 2 a 1, con poca holgura. En la altura de Ecuador recibimos cuatro goles en un rato. Como en las eliminatorias esto va para largo, falta mucho y el resultado es incierto, ganar el primer partido no garantiza nada. No se trata de un partido en la altura. Se trata de un campeonato. Y a esta altura mucha gente está cansada del tapaboca o mejor dicho la máscara facial que debe cubrir nuestra nariz. “nunca me voy a acostumbrar a esto” decía un ciudadano común el otro día en una vereda saliendo algo sofocado de una oficina a la vereda. Cuesta acostumbrarse, pero no hay más remedio, literalmente.

Lo más probable es que las vacunas demoren, Los análisis de fase tres han generado problemas y la solución que nos libere de precaucines no está a la vista.

 Algunos científicos creen que el coronavirus estará presente “por siempre”, ya que es improbable que sea erradicado. Por ejemplo eso dijo el miércoles un científico británico del comité asesor del gobierno para la pandemia, aunque una vacuna podría ayudar a mejorar la situación. John Edmunds, integrante del Grupo Científico Asesor para Emergencias, dijo a los parlamentarios de su país “vamos a tener que vivir por siempre con este virus. Hay muy pocas posibilidades de que vaya a ser erradicado”.

Edmunds no descartó la posibilidad de una vacuna hacia el fin del invierno boreal, es decir nuestro otoño. Pero da la impresión que sería como la vacuna de la gripe, previene pero los virus cambian lo suficiente como para que toda victoria sea parcial.

“Si las vacunas están a la vuelta de la esquina, entonces en mi opinión deberíamos intentar mantener la incidencia lo más bajo que podamos ahora, porque seremos capaces de usar vacunas en un futuro no muy distante”, señaló.

Ese es el esfuerzo por delante. Y mientras seguir tratando de abastecerse de distintos tipos de vacunas.

El especialista británico, afirmó que Reino Unido ha jugado una “partida inteligente” al invertir en diferentes vacunas contra el coronavirus. Según informa Reuters, el gobierno británico firmó acuerdos de suministro para seis vacunas diferentes contra el COVID-19, con 340 millones de dosis aseguradas con diferentes tipos de tecnologías. “Creo que estaremos en una posición razonable en meses”, comentó. “No creo que vayamos a vacunar a todos para empezar, quizás a la gente con más riesgo, a los trabajadores de la salud y así sucesivamente”, opinó.

Cuanto más arrecia la pandemia, más importante se hace la agricultura. Y un motor fundamental de la economía uruguaya se apresta a levantar una buena cosecha.

Desde fines de agosto los países dependientes de alimentos importados para cubrir las necesidades de su población acopian todos los granos que pueden y llevan, por ejemplo al trigo a un precio máximo desde 2014. Inversamente los hoteles y restaurantes padecen, y con ellos la carne vacuna que además es testigo del crecimiento vertiginoso de los productos que imitan a la carne, hamburguesas, panchos, salsas veganas.

Todo lo batallado hasta ahora por Uruguay puede perderse en cuestión de días. Los virus son maquinitas minúsculas increíblemente eficientes en multiplicarse por millones y no reconocen a la garra charrúa. No tenemos diferencias genéticas con los argentinos o los habitantes de Río Grande del Sur. No podemos dejarnos caer en el espantoso tobogán en el que ellos se desploman.

Hay que bajar esta ola antes de que se vuelva exponencial porque es muy probable que en el verano venga la tercera de la mano de una movilidad mucho mayor, las fiestas clandestinas que algunos irresponsables organicen y los procesos que ya aceleraron la propagación del virus en el verano europeo.

Si la curva fuera ascendente sin parar desde ahora hasta enero o febrero realmente sería un problema sanitario, social y económico muy grave. Es posible que el barbijo pase a ser como la ropa interior, algo que es necesario usar y que socialmente haya que generar el pudor de sentir una desnudez inapropiada cuando se está en un lugar cerrado con otras personas cerca. Es altamente probable que sea un verano muy distinto a todo lo que hemos visto y que cumplamos un año entero sin compartir el mate, sin saludarnos normalmente, sin espectáculos masivos. Toda la geopolítica seguirá cambiando y pueden venir olas de inestabilidad que tenemos que tratar de que alteren lo menos posible nuestro pequeño rincón del mundo que por ahora, a duras penas resiste como un oasis de relativa calma.

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