Lautaro-Agüero, un doble pívot de temer

Pero todo se empezó a facilitar a los tres minutos de juego. Las ingenuidades de la defensa de Catar fueron llamativas.

A los tres minutos un defensa restó la pelota al medio, al corazón del área y se salvaron porque Lautaro Martínez elevó el remate.

Treinta segundos después. Cuando sacaron del arco. Bassam pretendió salir jugando del fondo. Parado por derecha cruzó la pelota al otro sector. Se la dejó a los pies a Lautaro Martínez que lejos de sorprender por el regalo que le llovió del cielo, encaró y le pegó abajo, esquinado, para decretar el 1 a 0.

Entonces los nervios que habitaban en todos los que portaban la camiseta Argentina parecían disiparse.

Pero este equipo albiceleste es fácilmente vulnerable en el mediocampo. Le cuesta agarrar la pelota. No la recupera. Y si le quiebran la línea la pasa mal.

A los 17 minutos Al Haydos se filtró entre líneas, definió por arriba ante la salida de Armani que alcanzó a tocar evitando al gol. Los árbitros anularon la acción por fuera de juego.

Pero lentamente Catar se empezó a soltar. Manejó mejor la pelota en el medio, no se regaló atrás y Pedro fue un problema trepando por derecha.

De todos modos, les faltó concretar en los metros finales del campo.

Argentina despertó a los 21 minutos cuando Messi se filtró en la línea de cinco hombres que plantó Catar y habilitó a Agüero. El Kun definió cruzado y la pelota se perdió apenas afuera.

A cinco del final del primer tiempo el elenco asiático contó con una chance clara.

Fue en otra acción generada por derecha que terminó con un centro que no alcanzaron a tocaron dos delanteros que se tiraron.

Pero el susto más grande fue en la última jugada del primer tiempo. Bassam, con un tiro libre estrelló la pelota en el palo cuando dos jugadores argentinos se abrieron de la barrera.

Los equipos se fueron al descanso con la sensación del deber cumplido.

No resultó una victoria plácida de Argentina, pues el corto resultado y el desparpajo de Catar para jugarle sin respeto a su rival mantuvieron la incertidumbre hasta los instantes finales.

El seleccionador de Argentina, Lionel Scaloni, armó el equipo titular como le gusta a Messi, con dos socios en la línea de ataque como los tiene en Barcelona y los escogidos fueron Agüero y Martínez.

Con el 4-3-3 que la albiceleste solo había utilizado hasta ahora en los primeros 23 minutos del segundo tiempo Paraguay, el equipo argentino comenzó pletórico, lanzado al ataque para resolver el partido por la vía rápida. Pero se fue apagando.

De todas formas, la presencia de Martínez potencia los movimientos veloces de Agüero, fija a los centrales rivales y hace que no sea fácil controlarlos a los dos. 

Además, eso libera a Messi como creador, le da libertad para arrancar por derecha pero jugar por detrás de ellos o moverse de banda. 

En el primer partido, contra Colombia, Messi arrancó por derecha, Agüero jugó en el centro y fue anulado por los centrales colombianos (Yerry Mina-Davinson Sánchez) y Ángel Di María jugó abierto por izquierda. En el segundo tiempo, el equipo mejoró algo cuando salió Di María e ingresó otro volante. 

Ni bien comenzó el segundo tiempo contra Catar, Scaloni quitó a Lo Celso para poner en cancha a Marcos Acuña, con la clara misión de reforzar la línea de centrocampistas y frenar las acometidas del rival.

Un claro síntoma de que al equipo le cuesta hacerse de la pelota. Todo eso va en detrimento de todo lo bueno que puede aportar Messi ya que no la recibe.

Y luego de deambular unos minutos en cancha, Argentina decidió que era tiempo de tirarle al rival con el peso de su camiseta.

Así el equipo argentino volvió a su versión arrolladora y en un lapso de apenas dos minutos sumó tres ocasiones muy claras de Agüero, al que se le seguía resistiendo el gol.

Primero fue un disparo que un defensa desvió a saque de esquina y después dos remates consecutivos a apenas dos metros del arco, donde el primero de ellos fue atajado por portero Al Sheeb y el segundo se perdió por línea de fondo.

La constancia de Agüero tuvo premio en el minuto 82 minutos cuando recogió el balón con metros por delante e inició una de esas carreras que tanto suele hacer en el Manchester City para irse en velocidad de los defensas y poner un disparo raso y cruzado con el que sentenció el triunfo para la albiceleste y aseguró la fiesta en las tribunas.

Faltaba el gol de Messi, que lo intentó pero estuvo desacertado cuando en el corazón del área conectó un balón que se fue alto, una oportunidad que no le frustró.

El triunfo le significó a los albicelestes clasificar a los cuartos de final.

Su gente se volvió a embalar y entonó que volverán a ser campeones. Equipo tienen, figuras le sobran, el tema pasa por ensamblar los engranajes.

Argentina tiene problemas defensivos y su mediocampo es una zona de pasaje rápido porque les cuesta recuperar la pelota.

El equipo está en pleno proceso de recambio, Messi es el abanderado del juego, pero solo no puede.

Y en medio del viaje le toca cruzarse ahora con un rival duro, que se planta y que lleva años trabajando juntos como Venezuela.

Quedan escasos días para preparar el cruce ante los venezolanos que no tienen nada para perder. Eso indica que los argentinos volverán a cargar con la mochila de los nervios y la desesperación Son favoritos pero deberán demostrarlo en la cancha.