J.MARRA

Los cambios en Arbolito, el municipio menos poblado del país

En un año y medio logró iluminar la zona con alumbrado público, triplicar las plazas y construir una ciclovía

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08 de enero de 2018 a las 05:00

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El sol estaba a punto de ocultarse y poco a poco los vecinos iban llegando a la reunión. Entre mates y tortas, cada uno buscaba el mejor lugar desde donde hacer oír su voz. La expectativa era grande. Se trataba sin dudas de uno de los encuentros más importantes del pueblo en los últimos años.

Había llegado la hora de pasar raya, valorar los cambios positivos pero también reclamar los problemas que aún no habían sido resueltos. Mientras el veterano alcalde del Partido Nacional escuchaba una a una las intervenciones de los habitantes de la zona, su gestión recibió un gran espaldarazo. Las luces del alumbrado público se encendieron, llevando claridad a las calles de balastro del pequeño pueblo. Un montevideano no hubiese perdido ni un solo minuto en observar cómo esos focos daban vida a las casas y evitaban que las sombras avanzaran.

Sin embargo, los poco menos de 200 habitantes de Arbolito cuentan con ese servicio desde hace tan solo un mes, razón por la cual la novedad de la luz aún persiste. Cuando la reunión termine, los vecinos tendrán la oportunidad de volver a casa sin la necesidad de caminar en medio de la oscuridad. Eso era lo que los tenía más contentos.

Arbolito, un pueblo de Cerro Largo ubicado a 35 kilómetros de Melo, se convirtió en las últimas elecciones en el municipio menos poblado del país. La primera ley que aprobó el Parlamento desde que Tabaré Vázquez volvió a asumir como presidente fue la creación de doce nuevas alcaldías y esta pequeña zona, cargada de simbología heroica para el Partido Nacional desde los tiempos de Chiquito Saravia, fue una de ellas.

Asamblea Arbolito

Según los datos del censo realizado en 2011, allí viven 189 personas. Hay 55 viviendas ocupadas y otras 30 abandonadas. Aunque el pueblo es pequeño, la puja electoral fue intensa en aquel entonces. Cinco personas compitieron por el cargo de alcalde y quien resultó electo fue el nacionalista Luis Seguí, un productor rural de 77 años, dueño de 62 hectáreas.

Tras un año y medio de gestión, ¿qué mejoró y qué queda aún por hacer para que los habitantes de Arbolito vivan mejor?

Para contestar esa pregunta, el alcalde convenció a sus vecinos de la necesidad de realizar un cabildo abierto. En la tardecita del miércoles 20 de diciembre, cuando el intenso calor al fin dio algo de tregua, comenzó la reunión en una edificación que comparten el municipio, la policlínica y el merendero.
Sin lugar a dudas, el logro más reconocido por los vecinos fue la llegada de los 70 focos de alumbrado eléctrico.

"Nosotros pusimos las columnas y la Intendencia de Cerro Largo puso la mano de obra", contó el alcalde a El Observador. A su juicio, otra de las medidas aplaudidas por los pobladores fue la creación de dos nuevas plazas. "Antes había una sola; ahora hay tres", dijo. La creación de una ciclovía de 1.500 metros que corre de forma paralela a la ruta 8 es otra de las obras que buscan hacer de Arbolito un lugar más seguro donde vivir.

Los poco menos de 200 habitantes de Arbolito cuentan con alumbrado público desde hace tan solo un mes, razón por la cual la novedad de la luz aún persiste.

"Eso evita que la gente tenga que andar caminando por la ruta. Los niños, por ejemplo, van y vuelven cada día a la escuela por esa ciclo vía; es importante", dijo Seguí.

Durante el cabildo, Seguí anunció que el gran objetivo para 2018 es pavimentar entre ocho y diez cuadras. Se trata de las calles más transitadas por los vecinos. El alcalde dijo que en los próximos días llegará un técnico a Arbolito a estudiar qué tipo de material es más convienente.

Las quejas

Pero no todas las voces fueron tan amistosas. Varios de los asistentes reclamaron por la falta de oportunidades laborales, fundamentalmente las mujeres. Hace poco, unas veinte personas fueron empleadas para la refacción de la ruta 8, pero por fuera de eso no han surgido otros empleos. El alcalde Seguí es consciente del problema.

"En Arbolito no hay fuentes de trabajo. Es un pueblo rodeado por estancias de forestación, sostenidas por gente que no es de Arbolito", dijo el jerarca.

El otro asunto que tiene inquietos a los vecinos es la falta de ayuda para acceder a una vivienda. Es muy usual que en el pueblo coexistan varias generaciones en una misma casa, pero los más jóvenes están cansados de vivir junto a sus padres y abuelos.

Hay 50 personas inscriptas en un programa del Ministerio de Vivienda, según informó el alcalde. Se trata de un altísimo porcentaje de la población de la zona. Seguí espera ansioso la respuesta del gobierno. "Si hay que ir a golpear puertas a Montevideo, iremos", aseguró este veterano canoso.

Vecinos arbolito

En mayo de 2015, en medio de la campaña electoral, El Observador recorrió Arbolito. Seguí abrió las puertas de su casa, un rancho típico de campaña ubicado a cinco kilómetros del centro del pueblo. En aquel entonces, el candidato a alcalde no tenía luz en su casa, pero ahora el alcalce contó entusiasmado que este fin de año tendrá esa comodidad por primera vez en su vida. "Hace dos días que inauguraron la luz en casa luego de toda una vida esperando", contó del otro lado del teléfono.

Un asunto que tiene inquietos a los vecinos es la falta de ayuda para acceder a una vivienda. Es muy usual que en el pueblo coexistan varias generaciones en una misma casa

Arbolito es un pueblo que tiene una iglesia sin cura y un juzgado sin juez. No hay panadería ni carnicería, apenas algunos almacenes chicos. Aún así, la zona despierta el orgullo de sus habitantes. Ricardo Peña, un policía que trabaja hace 24 años en la comisaría de Arbolito, lo definió como "un pueblo hermoso".

"Para vivir es muy tranquilo", dijo a El Observador. Este uniformado, que conoce cada rincón de Arbolito como la palma de su mano, está convencido de que la zona mejoró gracias a la creación de la alcaldía. "El pueblo cambió. La iluminación fue muy positiva, por ejemplo. Pero también mejoraron las calles y las cunetas. Está todo bien arregladito, con balastro. Antes las calles parecían caminos rurales. Ahora son calles de barrio", dijo. Él, al igual que varios vecinos, valora que ya no sea necesario ir a Melo a explicar cada uno de los problemas del lugar.

Robert Blanco, quien nació en Arbolito hace 49 años y vive allí desde entonces, estuvo en el cabildo abierto, pero no se animó a hablar porque había mucha gente. "Estuvo lindo. Mostraron todo lo que habían hecho", dijo. "El pueblo va mejorando. Ahora está mucho mejor", sostuvo. Fabián Silva se crió en Arbolito, pero hace unos años abandonó su pueblo natal para ir a trabajar a una chacinería en Melo. Hace poco, volvió a su antiguo barrio y quedó sorprendido al ver cómo un pequeño tractor arreglaba las calles. "Esto era un desierto antes. Ahora viene repuntando lindo. La llegada de la luz fue un gran logro", sostuvo.

Alejado de los flashes, el interior profundo intenta solucionar sus problemas sin necesidad de pedir ayuda a las capitales departamentales.
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