SERGIO LIMA / AFP

Lula está de vuelta: el viejo némesis de Bolsonaro regresa para atormentarlo

Sorprendente anulación de condenas por corrupción permite que el expresidente socialista vuelva a postularse

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11 de marzo de 2021 a las 16:09

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Por Michael Stott

De un plumazo el lunes, un juez brasileño anuló no solo las condenas penales del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, sino la mayoría de las proyecciones sobre las posibilidades de éxito del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales del próximo año.

En una decisión para la que el adjetivo "sorprendente" apenas parece adecuado, el juez de la Corte Suprema Luiz Edson Fachin dictaminó que el tribunal provincial en el sur de Brasil que había condenado y encarcelado al icono de la izquierda por cargos de corrupción en 2017 no tenía jurisdicción para juzgar el caso.

La sacudida provocada por la decisión fue inmensa: el destino de Lula ha polarizado a la nación más grande de América Latina durante años, dividiendo amargamente a los izquierdistas que lo idolatraban por sus generosas políticas de bienestar de los de la derecha, que consideraban tanto a él como a su Partido de los Trabajadores, o PT, como la encarnación de la mala gestión y la corrupción.

No importa que la cuestión de la jurisdicción del tribunal se decidió cuatro años después de que se escuchó el caso y se dictó la sentencia: si el pleno de la Corte Suprema confirma el fallo, Lula podrá postularse en las elecciones presidenciales del próximo año contra Bolsonaro. Los casos de corrupción en su contra tendrían que empezar de nuevo desde cero en un nuevo tribunal.

El presidente se apresuró a descartar el riesgo de un desafío de su rival socialista de 75 años, quien fue liberado a principios de 2019 después de que se dictó que podría ser liberado de la cárcel mientras se consideraban las apelaciones. “Creo que el pueblo brasileño ni siquiera quiere tener un candidato como este en 2022 y mucho menos pensar en la posibilidad de elegirlo”, dijo Bolsonaro.

No todas las encuestas de opinión coinciden con sus afirmaciones. Una encuesta de Ipec publicada el domingo por el diario Estado de San Pablo, antes de la decisión del juez, mostró que el 50% de las personas definitivamente o probablemente votarían por Lula contra el 38% por Bolsonaro.

Esa encuesta confirmó lo que los brasileños han sospechado durante mucho tiempo: que incluso una década después de que el líder de dos mandatos dejó la presidencia, ningún otro candidato de la oposición se acerca al magnetismo electoral de Lula.

En una señal preocupante para Bolsonaro, Arthur Lira, el poderoso líder de la cámara baja del Congreso elegido el mes pasado con su apoyo, tuiteó poco después del fallo que Lula podría "incluso merecer" ser absuelto.

Ese veredicto es más egoísta que cualquier otra cosa: la condena de Lula fue parte del gran escándalo de "Lava Jato", en el que decenas de políticos y empresarios brasileños fueron atrapados en investigaciones de corrupción que recuerdan el asunto "Manos Limpias" de Italia en la década de 1990. Los políticos venales de Brasil siempre han detestado la investigación de "Lava Jato" y no ocultaron su alegría cuando el grupo de trabajo que lo dirigía se disolvió el mes pasado.

Monica de Bolle, investigadora principal del Peterson Institute en Washington, dijo que pensaba que era probable que se mantuviera el sorpresivo fallo anulando las condenas de Lula, sobre todo porque Bolsonaro tiene tantos enemigos en el sistema judicial debido a sus constantes ataques en contra de los jueces.

Los mercados financieros tenían pocas dudas sobre la amenaza que podría representar un Lula resurgente: las acciones cayeron un 4% y el real se acercó a sus mínimos históricos frente al dólar.

Las preocupaciones de los inversores reflejan no solo el riesgo de una victoria de Lula, sino también la preocupación de que, frente a un desafío electoral de su antiguo némesis, Bolsonaro abandonaría cualquier pretensión restante de reformas favorables al mercado y se inclinaría por más de los costosos obsequios populistas de los que ha aprobado hasta ahora, poniendo aún más presión sobre las desesperadas finanzas del país.

Pero incluso si Lula logra despejar cualquier obstáculo legal restante para otra carrera presidencial, no está claro si logrará derrotar a un líder de extrema derecha que ya ha desafiado las predicciones de los críticos en múltiples ocasiones.

“La pregunta es cómo reaccionarán muchos en Brasil que son demasiado jóvenes para recordar a Lula”, dijo Oliver Stuenkel, profesor de relaciones internacionales de la Fundación Getúlio Vargas en San Pablo. “También existe la teoría de que esto aseguraría la reelección de Bolsonaro porque le resulta mucho más cómodo competir contra el PT que con alguien del centro”.

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