N.GARRIDO

Marconi: 40 años entre la mierda

Hace 40 años los pibes de esas zonas ya andaban descalzos y tirando carros porque ni caballos tenían

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28 de mayo de 2016 a las 10:38

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Esta fue una columna realizada por Gabriel Pereyra y publicada el 16 de octubre en 2012, en el marco de otro episodio de violencia en el barrio Marconi.


Hace casi 40 años, solía jugar al fútbol en las calles aledañas al Marconi. Hace 40 años que los pibes del Marconi pasaban por ahí, descalzos, a veces en harapos, tirando ellos de carros cargados de todo porque ni caballos tenían.


Hace 40 años jugábamos al fútbol en las canchas del Marconi y será imposible olvidar el olor a orín y a excremento que había en los pasadizos repletos de ranchos, de perros y de pibes revisando la basura.

Hace 40 años que pasan cosas horribles en el Marconi. Lo de esta semana fue una más, horrible, pero una más al fin.

Aquellos pibes que hace 40 años pasaban tirando carros, nunca salieron de ahí. Ni ellos, ni sus hijos, ni los hijos de los hijos. Porque si vivis en el Marconi y tuviste hijos y no te moriste antes de esas muertes imprevistas que a veces ocurren en esas zonas, ahí podés ser abuelo con 30 años, mamá con 15 y con 10 tenés muchos kilómetros de calle recorridos.

Apenas uno de cada 10 muchachos termina el liceo. Hay quienes dicen que es mucho peor ahora por la pasta base y todo lo demás, pero en aquellos días, hace 40 años, conocí a muchos que solo iban a la escuela de General Flores y Guerra porque ahí daban de comer. Y era lo único que comían en todo el día.

Hace 40 años. Hay algunos, de esos que solo conocen al Marconi en períodos electorales, que dicen que en esto de la seguridad pública no hay herencia maldita. La visión cortoplacista de nuestros hombres públicos no es sólo hacia adelante; también tienen roto el espejo retrovisor. No sé dónde estarían hace 40 años, ni sé si saben a qué huele un rancho levantado en el medio de la mierda y el orín. Hace 40 años que viven entre la mierda y el orín y eso no les da patente de nada ni los pone por encima de la ley. Pero lo extraño no es que haya pasado lo que pasó en estos días; lo extraño es que no pase más seguido.

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