M. Morillas

Medicamentos sin freno: ¿por qué crece tanto su consumo?

La fuerte demanda de la población impulsa la llegada de millones de kilos a Uruguay; profesionales alertan por el uso indebido de remedios

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23 de marzo de 2019 a las 05:01

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que dentro de 30 años la resistencia de bacterias a los antibióticos será una de las principales causas de mortalidad en el mundo. Voces expertas afirman que se atraviesa una etapa de alto consumo de medicamentos. A veces, ante la falta de información, sobran publicidades que magnifican sus cualidades. Los profesionales de la salud piden que no haya automedicación y llaman a sus pares a no prescribir innecesariamente. 

El consumo no para y aparece la morbilidad, un efecto cascada que lleva a tomar más medicinas para tratar dolencias o infecciones generadas por anteriores. Con una conducta difícil de explicar desde la lógica pura, debe entenderse que cada uno, cada consumidor, se está generando sus enfermedades del futuro. Pero no hay freno. Ante cualquier síntoma, una pastilla. Analgésicos, antibióticos o psicofármacos. Personas tomando medicamentos de por vida o por largos períodos cuando no es lo correcto. Todo eso forma parte de una vida cotidiana cada vez más parecida a una cápsula blanda.   

La importación de medicamentos creció el año pasado para alcanzar la mayor cantidad de los últimos cinco. Se compraron en el exterior 7,1 millones de kilos con un incremento anual de 16%. En los cuatro ejercicios anteriores el volumen se mantuvo en los 6 millones de kilos. En monto, las importaciones de 2018 fueron por US$ 164,6 millones y un aumento interanual de 8%. En cinco años llegaron al país 31,7 millones de kg de medicinas por un total de US$ 788,6 millones, según datos aduaneros. 

El mayor proveedor de 2018 fue Argentina. Desde el país vecino llegaron US$ 45,8 millones, seguido por Brasil con US$ 17 millones. 

La industria del medicamento, entre la producción nacional y las compras externas  factura al año, impulsada por la demanda, más de US$ 500 millones. En 2018 fueron US$ 539 millones de los cuales US$ 334 millones correspondieron a fabricación local, según datos aportados a El Observador por la Asociación Nacional de Laboratorios (ALN). Las empresas del rubro se dividen en dos gremiales. Por un lado está la ALN que cuenta con 23 afiliadas. Por otro, la Cámara de Especialidades Farmacéuticas y Afines (CEFA) integrado por multinacionales. Allí hay 14, todas importadoras. 

Los motivos del consumo

¿Cuál es la explicación para que las personas tomen tanta medicación? Hay varias.  El director del Departamento de Farmacología y Terapéutica de la Facultad de Medicina, Gustavo Tamosiunas, dijo a El Observador que “el proceso de medicalización de la sociedad es global, es todo un fenómeno y dentro de él está el que podríamos llamar de medicamentalización que es el creciente uso (de remedios) para distintas dolencias”.

El experto sostuvo que lo preocupante no es solo que cada vez se tomen más “sino que se usen para algunas dolencias para las cuales no tienen efecto”.  Agregó que “se ha venido dando una altísima exposición a los medicamentos y eso trae aparejado un mayor riesgo; enfermedades producidas por su mal uso”.

A su vez, el presidente del Sindicato Médico (SMU), Gustavo Grecco, explicó que “hay una prescripción profiláctica y terapéutica de medicamentos para determinadas patologías y lesiones clínicas que es inevitable y debería tener un consumo relativamente estable en el tiempo”. 

Pero por otra parte, los profesionales perciben que hay un uso importante en determinadas áreas que llega de la mano de la automedicación. “Hay una enorme preocupación por los antibióticos, hay un fuerte consumo injustificado a nivel mundial y Uruguay no escapa a eso”, expuso. Recordó que la OMS pone énfasis en que se debe educar a la población para evitar la automedicación y también hacia los médicos para que no los prescriban sin una indicación clara,  concreta y lo más acotada en el tiempo. 

Grecco también se refirió a psicofármacos vinculados a aspectos emocionales. “Uruguay tiene una de las más altas tasas de suicidios de América. Detrás de eso hay altas tasas de depresión y de patología psiquiátrica y después, desde el punto de vista psicoemocional, problemas en la sociedad que en uno de los aspectos que se traduce es en el aumento de consumo de psicofármacos”, sostuvo. 

Tamosiunas coincidió en que hay un mayor uso en el mundo y en Uruguay de psicofármacos, ya sean hipnóticos, ansiolíticos, antidepresivos o antipsicóticos. 

“¿Cuántas unidades sería racional que tuvieran las cajas? Habría que pensar en un mes, después de las dos o tres semanas empieza a aparecer la tolerancia y  (el psicofármaco) tiene menos efecto; sin embargo cada vez hay más cajas con 60 o 100 unidades”, marcó. 

Para Grecco uno de los aspectos más graves es que todo intenta resolverse con la inmediatez del consumo de medicamentos, sin entender antes que un síntoma físico no necesariamente tiene que ser orgánico. Y esa conducta social merece un análisis profundo, indicó. “La automedicación es realmente un problema”, alertó. 

“Si una persona mira en Google va a encontrar qué tomar para la enfermedad que cree tener”, expuso. 
Por eso los profesionales señalan dos recomendaciones. Una dirigida a la población marcando la importancia que tiene no automedicarse. La otra es para los médicos; no prescribir medicamentos en forma innecesaria, básicamente antibióticos y psicofármacos. 

Control y competencia desleal

En el mercado hay dudas sobre la procedencia de algunos productos que se venden y la industria nacional de laboratorios se defiende.
El gerente de la ALN, Álvaro Martínez, dijo que las compañías  establecidas en el país tienen que enfrentar la presencia de importadores que compiten deslealmente y ni siquiera forman parte del rubro farmacéutico. 

“Hay algunos que no sé quiénes son, desconocidos y oportunistas aprovechando las facilidades para registrar en el mercado abierto uruguayo productos que en muchos casos son de dudosa calidad”, criticó. Añadió que “no tienen ni siquiera un laboratorio de control de calidad propio para los medicamentos; son empresas escritorio con una computadora y un par de empleados”.  

En contrapartida, sostuvo que los laboratorios establecidos  cumplen con todas las normas fijadas por las autoridades de la salud. 

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