AFP

Mucho ruido y pocas nueces

Trump y Bolsonaro buscan cerrar un acuerdo comercial

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02 de agosto de 2019 a las 05:03

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Esta semana el presidente Donald Trump declaró en conferencia de prensa, que Estados Unidos buscará profundizar su relación con Brasil a través de un acuerdo comercial, lo que ya se había adelantado en el marco de la reunión del G20 en Japón. Las declaraciones no pasan desapercibidas en momentos en que el secretario de Comercio Wilbur Ross visita Brasil, reuniéndose con empresarios paulistas y con el presidente Jair Bolsonaro.

La buena sintonía que existe entre los presidentes Trump y Bolsonaro se observa desde tiempo atrás, cuando el ahora presidente de Brasil mostraba desde la campaña electoral suma afinidad con la visión del primer mandatario estadounidense en temas como el medio ambiente, el apoyo a Israel, las políticas migratorias, su desconfianza con China y algunos organismos internacionales, así como con la política que se tendría que seguir con Venezuela. Incluso, cabe recordar que Bolsonaro impulsa la designación de su hijo como embajador de Brasil en Estados Unidos, propuesta que ha generado mucha polémica y críticas en el país sudamericano, pero que cuenta con el apoyo de Donald Trump.

Las declaraciones de Trump, se suman a las ya realizadas semanas antes por Macri y Bolsonaro una vez anunciado el cierre del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. En ese momento, además de proyectar un rápido cierre de las negociaciones en curso, como por ejemplo las que se mantienen con la Asociación Europea de Libre Comercio, Canadá, Corea del Sur y Singapur, se comunicó el inicio de contactos para abrir negociaciones con Estados Unidos y China.

El rápido avance de las conversaciones entre Estados Unidos y Brasil se explica no solo por la afinidad que existe entre los dos presidentes, sino principalmente por el impacto que genera que el Mercosur haya cerrado un acuerdo con la Unión Europea. Economías del tamaño de la europea y estadounidense, compiten y terminan alineando su política comercial para no perder espacios en el acceso a los mercados. Ahora bien, este contexto no necesariamente hace que la apertura de las negociaciones entre el Mercosur y Estados Unidos sea inmediata, o no presente complicaciones que deben tenerse en cuenta.

En los hechos las primeras reacciones, incluso del propio secretario de Comercio de Estados Unidos desde Brasil, ponen paños fríos a la profundidad del acuerdo, evidenciando incluso algunas diferencias frente al modelo negociador europeo y reclamando a Brasil algunas reformas previas. Las conversaciones derivaron hacia un enfoque más sectorial, como por ejemplo, la necesidad de avanzar en acuerdos sobre movilidad para las personas de negocios, acuerdos de doble tributación, comercio electrónico y normas sanitarias, entre otros.
Una vez conocidas las declaraciones, que además fueron confirmadas por el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, se dio la esperada reacción de Argentina, que naturalmente sigue de cerca las acciones bilaterales de Brasil con la primera potencia mundial, especialmente en aquellos asuntos que pueden llegar a impactar en la política comercial común del bloque. En los últimos meses, Brasil ha dado señales claras sobre su pretensión de implementar un enfoque bilateral en el Mercosur, ofreciéndole incluso mejoras de acceso unilaterales a Estados Unidos, las que finalmente no se concretaron.

Dado el enfoque bilateral que adquirió el intercambio sobre el posible acuerdo comercial, y considerando que Brasil cuenta con la presidencia del Mercosur hasta fin de año, diferentes actores pronto recordaron que Brasil está impedido de negociar acuerdos comerciales de forma bilateral sin el resto del Mercosur, por lo que de avanzar en las negociaciones de un acuerdo profundo, se debería integrar al resto de los miembros, lo que podría encontrar algunas reticencias en otros países de la región.

En definitiva, si bien es muy bienvenido el acercamiento entre Brasil y Estados Unidos, es claro que las partes están negociando un acuerdo que excluye aranceles en bienes, abordándose otras áreas que son las que por ejemplo ha podido incluir Uruguay en el ámbito del TIFA, donde por cierto se han logrado avances sustanciales en el ámbito sanitario. Las negociaciones entre el Mercosur y Estados Unidos mostrarían particularidades distintas a las enfrentadas en el caso de la Unión Europea. Por ejemplo en áreas como las inversiones, la propiedad intelectual, el comercio agrícola y las compras gubernamentales. 

La agresiva política comercial seguida por Trump en las últimas negociaciones y la esperada continuidad de su política proteccionista por la campaña electoral, indicaría que al menos en el corto plazo, no están dadas las condiciones para que Brasil y el resto de los países del Mercosur abran negociaciones para el cierre de un acuerdo comercial profundo.

Si bien Brasil cuenta con autonomía en algunas áreas para profundizar su relación comercial con Estados Unidos, lo esperable es que en el marco de su presidencia en el Mercosur dedique sus mayores esfuerzos en seguir adelante con las reformas del bloque, como por ejemplo la baja del arancel externo común, además impulsar el complejo proceso de incorporación del acuerdo con la Unión Europea y el cierre de las negociaciones en curso. 

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