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Ómicron en Uruguay: ¿la posible puerta al final de la pandemia?

Se espera que la explosión de casos siga, pero que sean más leve y que las vacunas eviten colapsos del sistema de salud; si desplaza a Delta puede ser un paso clave a la inmunidad colectiva

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30 de diciembre de 2021 a las 05:03

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Desde este miércoles se sabe oficialmente lo que se suponía sobre el aumento de casos de los últimos días en Uruguay: la variante ómicron está entre nosotros. Las cifras diarias de casos nuevos impactan porque recuerdan a la muy dañina primera ola uruguaya. Sin embargo, el país está mucho mejor preparado que en esa etapa gracias a las vacunas y a la protección que dio esa infección previa, por lo que es esperable que se mantenga la tendencia de estos días: una curva de casos muy desacoplada de la de internaciones y muertes.

En ese sentido, mientras los gobiernos del mundo siguen dando pasos hacia atrás en una vuelta a la normalidad que parecía casi completa, los estudios científicos dan algunas señales de optimismo. De todos modos, la mayoría de los especialistas son cautos, porque creen que el SARSCov-2 ha provocado varias sorpresas y que aún no es momento de bajar la guardia.

La buena noticia: nueva variante dominante, más leve. ¿Se termina la pandemia?

Hace ya un mes, desde que ómicron fue nombrada como tal por la OMS tras su descubrimiento en Sudáfrica, que se sabe que es muy transmisible. Incluso más que delta, que por su contagiosidad logró convertirse en la cepa dominante en todo el mundo. 

Los primeros datos de laboratorio también generaron preocupación: según esos análisis, la gran cantidad de mutaciones de ómicron le daban potencial para escapar a la proyección de anticuerpos neutralizantes que otorgan las vacunas. Era casi el peor escenario posible: según algunos científicos una variante más contagiosa que escapara a las vacunas podía hacernos retroceder a marzo de 2020.

Sin embargo, aunque los casos en vacunados están subiendo como nunca , la protección contra casos severos se mantiene en gran manera. Es decir que las vacunas resisten para lo importante: evitar que muchas personas mueran o padezcan casos graves.

Cada vez más, los estudios en el terreno, que analizan casos reales, muestran que genera síntomas más leves que delta y que otras variantes. En los primeros días del mes, cuando solo se analizaba Sudáfrica, había que tener en cuenta algunos sesgos: la edad de la población afectada (mayoritariamente joven), el hecho de haber ya padecido covid, lo que le daba ciertas defensas. Sin embargo, con la rápida propagación de ómicron hacia países europeos y Estados Unidos, la tendencia parece mantenerse: los picos de internaciones y muertes, aunque van subiendo, están lejos del invierno pasado, cuando las nuevas variantes empezaron a causar problemas.

Algunos estudios publicados esta semana, como un preprint del Max Planck Institute for Infection Biology, de Sudáfrica, van un paso más allá: aseguran que la infección por ómicron aporta inmunidad contra delta. Aunque aún faltan más estudios para robustecer ese concepto (este abarca solo a 15 personas), ayudaría a profundizar la hipótesis de que ómicron desplazará a delta, porque un contagiado con ómicron tendrá buenas herramientas para contrarrestar una infección de delta. Eso implica que la variante más leve desplazaría a la más fuerte, un paso más en degradar la virulencia de un covid-19. Y no pocos han presentado ese dato como la puerta hacia el fin de la pandemia: si la mayoría de los que nos infectamos con covid padecemos a lo sumo un resfriado y un par de líneas de fiebre, dejaría de ser un problema de salud pública mundial.

“Si, como se ve actualmente en la experiencia sudafricana, ómicron es menos patogénico, esto ayudará a expulsar a delta, ya que debería disminuir la probabilidad de que alguien infectado con ómicron se vuelva a infectar con delta. Si eso es cierto, entonces la interrupción que covid-19 ha causado en nuestras vidas puede ser menor”, expresóAlex Sigal, uno de los investigadores del que realizó el proyecto

Este martes, científicos de Israel fueron en ese mismo sentido: “La variante ómicron es más infecciosa que la delta y la está superando. Si se mira desde el punto de vista de la pandemia, el final llegará cuando tengamos una variante muy infecciosa con síntomas muy leves”, explicó Zvika Granot, del Laboratorio de Biología de la Universidad Hebrea de Jerusalén. “Cuando esto sucede, la gran mayoría se infecta, lo supera y desarrolla una verdadera inmunidad colectiva. Entonces, en algunos aspectos, ómicron puede ser la luz al final del túnel”.

Pilar Moreno, PhD en ciencias biológicas, docente de la UdelaR e investigadora del Institut Pasteur Montevideo, coincide con el enfoque, pero también es cauta. “Ómicron es la variante más transmisible hasta ahora, lo que explica el aumento significativo de casos en un corto periodo de tiempo. Además se ha observado que en muchos países ya ha desplazado a la variante delta. Es cierto que algunos reportes recientes muestran que la infección por ómicron confiere un aumento de protección contra delta, lo que evitaría las reinfecciones con esta variante. Esto puede ser un avance a la generación de inmunidad global que nos permita transitar el camino hacia la endemicidad. No hablaría del fin de la pandemia aún, ya que todavía estos datos son preliminares y hay que confirmarlos con el correr de las semanas”.

La científica uruguaya sostiene que la ola de este fin de año no será comparable a la anterior. “Uruguay enfrenta la entrada de esta variante de forma muy diferente a lo que fue la entrada de gamma, cuando aún no habíamos empezado la vacunación. Ahora tenemos más del 75% de la población vacunada con dos dosis y casi un 44% con las tres dosis, lo cual nos pone en una situación privilegiada. La entrada de ómicron generará un pico de casos y esperamos que, como se vio en el resto del mundo, está variante no provoque tantas hospitalizaciones y muertes como gamma, o sea que haya un desacople entre el número de casos y las hospitalizaciones”. 

“La evidencia en este momento nos indica que si bien ómicron es más transmisible parece generar menor gravedad en los cuadros de enfermedad. Esta menor capacidad de generar enfermedad grave viene por dos motivos principales”, explica Moreno. “Por un lado porque está variante parece infectar mejor el tracto respiratorio alto y no el bajo provocando síntomas más leves y por otro por la alta tasa de inmunización. De cualquier manera conociendo cómo es la evolución del virus y su capacidad de cambiar es importante mantenernos atentos y continuar con la vigilancia genómica a fin de detectar cualquier cambio que pueda surgir con el tiempo”, aclara.

Lo malo: el efecto que hagan muchos casos

De todos modos, ómicron causará muchos casos allí a donde llegue. Y más allá de que en porcentajes los casos graves seguirán siendo pocos, si la base es muy amplia los casos graves crecerán nominalmente. Además crecerá la cantidad de personas con condiciones de riesgo (edad, inmunosupresión), a los cuales la protección de las vacunas puede no llegar a alcanzar. Por eso la insistencia en la necesidad de las tres dosis, que, como también se ha demostrado en varios estudios, da un mayor nivel de protección que las dos dosis.

El mayor problema de ese escenario son las poblaciones que tienen altos índices de no vacunados, como algunos países de Europa y algunas regiones de Estados Unidos. Con una variante muy contagiosa, la posibilidad del colapso de sus sistemas de salud vuelve a estar sobre la mesa. La situación es muy diferente en países como Uruguay con sus altos índices de vacunación. Es casi imposible pensar en un colapso del sistema de salud, o en que se acaben las camas de CTI (que hoy, ya con una semana de aumento sostenido de casos, no pasan del 2,6% ocupadas por covid, cuando en abril llegó a ser el 50%). Pero según especialistas locales consultados por El Observador, sí puede generar más problemas en niveles primarios de atención, por el aumento de consultas y por las cuarentenas de médicos que se infecten. En ese sentido, algunos países como EEUU han achicado la cuarentena de médicos triplemente vacunados a cinco días.

“Es importante resaltar que Uruguay en este momento está experimentando un aumento de casos por lo que es importante recordar la importancia de la tercera dosis y de mantener las medidas no farmacológicas a fin de que se reporten la menor cantidad de contagios posibles”, sostiene Moreno. “¿Por qué, si esta variante parece causar menos enfermedades graves? Básicamente porque es un tema de números, cuanto más infectados tengamos mayor va a ser ese número de casos graves”.

El aviso de Dinamarca… y la protección que se mantiene

Una llamada de atención es lo que pasa en Dinamarca: con el mismo porcentaje de población doble y triple vacunada (alrededor del 75% y 45% aproximadamente), los daneses, que eliminaron todas las restricciones hace ya tres meses, ahora tienen una ola de ómicron que ha aumentado el número de casos a 2.225 por millón el miércoles (Uruguay está en 220 y su pico en abril fue de 1.109), mientras que en muertos Dinamarca pasó de 0,07 por millón en agosto a 3,27 este lunes. Uruguay está en 0,43 y su pico en el peor momento de la pandemia fue de 18,49 muertos por millón). Si ese mismo parámetro se diera en Uruguay estaríamos hablando de un promedio de 10 muertes diarias.

dinamarca y uruguay

Con una población envejecida, la posibilidad de que afecte a personas vacunadas vulnerables también está encima de la mesa. Según datos del MSP, el 95% de los mayores de 75 años tiene dos dosis, pero solo el 51% tiene tres. Mientras que entre 65 y 74 los porcentajes son de 96% y 79%.

De todos modos, las cifras hablan con claridad de la fortaleza de las vacunas para evitar la enfermedad grave. Según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU las tasas de muerte por covid-19 en no vacunados es de 6,1 cada 100 mil, en vacunados con dos dosis es de 0,5 cada 100 mil y en triple vacunados 0,1 cada 100 mil. O sea, la muerte de personas doble o triple vacunadas es una rareza estadística,


Las células B y T, al rescate

Un dato que se ha estudiado muy poco es el rol de las células B y T, que otorga la inmunidad celular para luchar contra infecciones basadas en la memoria que otorgan las vacunas o infecciones pasadas. Casi todos los estudios que se conocen hablan de la baja de anticuerpos neutralizantes que otorgan dos dosis de cualquier vacuna. Pero eso implica que aumentan la posibilidad de infección, sea sintomática o no. La suposición que hacen los inmunólogos es que, de todos modos, las células de memoria deberían dar protección para casos graves, aunque esa protección dependerá de la fortaleza del sistema inmunitario de cada persona. Así, es más probable que las células T de una persona sana lo defienden mucho mejor que las de una persona anciana o inmunosuprimida.

Y esa hipótesis empieza a confirmarse en algunos estudios como uno publicado esta semana, aún no arbitrado por pares, que sostiene que la inmunidad celular generada tras vacunación con AstraZeneca o Pfizer (o tras infección) es capaz de hacer frente a ómicron, ya que conserva el 70-80% de su potencial protector. Simplificando, aún dos dosis de Atrazeneca o Pfizer, o incluso de infecciones anteriores, sirven para proteger de casos graves. De todos modos, los especialistas llaman a darse la tercera dosis para mejorar esa protección y para colaborar con la reducción de la circulación comunitaria de la enfermedad.

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