Por siempre agradecidos, doctor

"Un orgulloso padre de familia y gran hombre de campo, un comprometido gremialista y un estadista visionario, pero por sobre todo un notable patriota”

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21 de noviembre de 2019 a las 21:25

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Por Carlos María Uriarte, especial para El Observador

El lunes 4 de noviembre se cumplieron 110 años del nacimiento del doctor Alberto Gallinal (1909-1994). Con estas líneas, queremos brindarle tributo a un orgulloso padre de familia y gran hombre de campo, un comprometido gremialista y un estadista visionario, pero por sobre todo un notable patriota que, a pesar de haber sido afortunado al nacer en una familia acaudalada, fue muy generoso en su vida y nos dejó un gran legado que no podemos ni debemos olvidar.

En su pródiga existencia, fue intendente de Florida y dos veces candidato a la Presidencia de la República.

Fue distinguido con la Orden Civil de Alfonso X el Sabio de España, por su contribución a la educación, a la ciencia y la investigación.

Fue fundador de las sociedades de criadores de Corriedale, Hereford y Criollos y fue presidente de la Asociación Rural del Uruguay en dos oportunidades.

Dentro del Partido Nacional, fue cofundador de la Unión Blanca Democrática y del Movimiento Nacional de Rocha.

En el marco del bicentenario del natalicio de José Artigas, desde 1961 y durante 11 años, tuvo a su cargo la edificación de 228 escuelas rurales, cuyo particular diseño aun es fiel testigo de su esfuerzo para acercar la educación hasta los rincones más apartados de nuestro país.

Estuvo involucrado en la dirección de instituciones sociales como los hospitales Maciel y Pereira Rossell y el Instituto Cultural Anglo - Uruguayo.

En 1967 impulsó la creación del Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (Mevir), notable obra social que enorgullece a nuestro país y es ejemplo para el mundo, cuyo lema creado por el mismo Gallinal resume su espíritu: “Para ver llover desde adentro sin mojarse”.

Su insaciable ansiedad por aprender lo llevó a desarrollar una relación muy fructífera entre Nueva Zelanda y Uruguay, a través de la cual llegaron a Uruguay numerosas innovaciones que hoy son parte de nuestro acervo agropecuario, entre otras la mismísima raza Corriedale y el trébol blanco.

Aún en estos días se puede encontrar en algún escritorio de un productor neozelandés la foto de Gallinal celosamente guardada como recuerdo de una ilustre visita.

 

Su estancia, San Pedro del Timote, fue considerada siempre como una estancia modelo. Cuanto visitante ilustre llegó a Uruguay y quiso conocer la expresión rural del país de entonces fue llevado allí.

 

Inspirado en la Universidad de Lincoln de Nueva Zelanda, promovió en Cerro Colorado en predios de su propiedad la creación de un centro de estudios para jóvenes agropecuarios dirigido por los padres Salesianos, para lo cual realizó una notable edificación acorde a tal fin. Lamentablemente, no pudo concretar su sueño. En su lugar, en agosto de 1980, le hizo entrega al Secretariado Uruguayo de la Lana en régimen de usufructo un campo de su propiedad de 800 hectáreas que incluía estas edificaciones, con el fin de que en el mismo se desarrollaran tareas de investigación y demostrativas en aspectos relacionados con la producción ovina. Estas hectáreas constituyen hoy el Centro de Investigación y Experimentación Dr. Alejandro Gallinal (Ciedag).

No se escudó en el egoísmo, ni en la comodidad que su posición económica le hubiera permitido disfrutar a pleno.

Dispuso de su tiempo, que era escaso, y de sus medios económicos, que eran abundantes, para servir a la comunidad, de la que siempre se sintió parte y solidario.

Ejerció el magisterio de la caridad cristiana con la grandeza del ejemplo que ella precisa, para ser tal.

En estos momentos de elecciones, rescatamos de su rico legado las siguientes reflexiones suyas:

“Para exigir un gran gobierno, primero tenemos que ser un gran pueblo”.

“Nuestra misión es hacer comprender que el país está por encima de los partidos y sólo una competencia en permanente superación para servirlo mejor justifica la ambición de ganar las elecciones”.

“Aún nos queda mucho por hacer”.

Por siempre agradecidos, doctor.

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