Competitividad en tecnología: ¿qué necesita la industria uruguaya para dar el próximo gran salto?

Sin embargo, esta posición que tienen las tecnológicas uruguayas debe ser mantenida y, para eso, trabajar en competitividad es uno de los principales retos que hay de cara al corto plazo.

La reputación y la buena calidad del desarrollo uruguayo, es la mitad del vaso lleno. Son objetivos que se pudieron cumplir a lo largo de los últimos 10 años y que le permitieron al país sacar cabeza a nivel global.

Para dar un paso más, habrá que trabajar es un aspecto donde el tiempo apremia: el factor humano. Uruguay tiene muy buenos profesionales, pero no alcanzarán para recepcionar la demanda de otros países.

“Nosotros nos posicionamos con ciertos diferenciales. Somos una industria boutique, porque el nivel de profesionales es muy bueno y el cliente está dispuesto a pagar un poco más por los trabajos”, explicó el presidente de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI), Leonardo Loureiro.

En esta misma línea, la innovación aparece como algo excluyente a la hora de llegar a otros países. No solo por el simple hecho de que la tecnología es sinónimo de invención, sino porque el concepto de “boutique” requiere de nuevos procesos que puedan marcar precedentes tanto a nivel de mercado interno como en otros países.

En este punto, aparece un cambio de paradigma que se comenzó a dar hace poco tiempo: la innovación en el campo intelectual. Por fuera de los diferentes proyectos o productos que pueda hacer la industria, en materia de aprendizaje hay mucho terreno y eso abre una ventana para acarrear mejores insumos a nivel teórico.

“La propiedad intelectual, que incluye productos y servicios, empieza a jugar su rol en este marco de competitividad”, explicó Loureiro. Agregó que si el país no apunta a esto como un fin en sí mismo, siempre dependerá de otros para poder aplicar metodologías nuevas.

Actualmente, los 15.000 profesionales que trabajan en tecnología generan a nivel país US$ 1.900 millones, según la CUTI.

En caso de poder avanzar en la propiedad intelectual, esta cifra aumentaría y con ello mejoraría aún más la imagen de la industria a nivel mundial. Que esto suceda no solo será importante para el rubro, sino también para otros sectores de la economía. 

El agro, el comercio electrónico o el retail han incursionado a partir del 2020 en soluciones tecnológicas. “La idea es darle una solución a quien sea, pero para eso tenés que tener claro cómo hacerlo”, enfatizó Loureiro.

Retención de talento local

Actualmente, hay algunas trabas que hacen que Uruguay no pueda dar el salto y consolidarse a nivel mundial. Si bien se compite de igual a igual con las grandes industrias, una de las amenazas que aparecen en el horizonte es la retención del talento local.

En un rubro donde se suele pagar salarios muy por encima de la media de otros sectores, hay profesionales uruguayos que se ven tentados a trabajar en otros mercados. Esto se vio acentuado en pandemia, gracias a que el teletrabajo permitió que cualquiera opere desde su casa, sin necesidad de trasladarse.

“En este tipo de industrias no hay fronteras de ningún tipo. Eso se incrementó gracias al aceleramiento propio de la industria y al que provocó la pandemia”, explicó el CEO de Pyxis, Diego Sastre.

Este punto que presenta algunas amenazas, es uno de los desafíos que tienen los empresarios para los próximos años. El corto plazo será bisagra para Uruguay, sobre todo pensando en qué tanto se podrá mantener lo conquistado y avanzar en nuevas etapas.

Por otro lado, el nivel de investigación que pueda desarrollar el país será vital para encaminarse hacia soluciones innovadoras. Esto va en la línea de la propiedad intelectual que comentó Loureiro y que, en gran parte, está ceñido por el acceso a herramientas que puedan tener los estudiantes.

“Las posibilidades y las capacidades las tenemos. Pero el desafío es enorme porque no solo competimos con el mundo entero, sino que en la interna tenemos algunos de estos problemas que no nos permiten dar grandes pasos”, consideró Sastre.

Dar otros pasos

En una línea cronológica, el Plan Ceibal fue el primer gran paso que dio Uruguay para despertar el gusto por la tecnología en los niños. Allí se brindan las primeras herramientas para programar y algunos estudiantes lograron encontrar su vocación.

Sin embargo, en la actualidad se necesitan algunos avances que implican mucho más que saber programar.  “Se juntan dos tipos con una laptop y desde su casa fundan una empresa de tecnología”, dijo Arnaldo Casto, CEO de la tecnológica, Arnaldo Castro SA.

Se refirió a que hoy con saber los conocimientos básicos no alcanza, porque para aspirar a ser más competitivos se necesita de la fusión de varias disciplinas. “Es como que vos quieras ser un profesional con solo saber leer y escribir. Acá está pasando algo parecido”, comparó el ejecutivo.

Sastre, CEO de Pyxis, fue en la misma línea y explicó que los tecnológicos deberán formar una “fuente de conocimiento” con diversos saberes. Si bien lo técnico sigue siendo lo principal, para ganar terreno por fuera de Uruguay no alcanza.