Cuando el pequeño grita “¡Mami! ¡Mami!”, ambas se dan vuelta como si las estuviese llamando al unísono. Tiene los ojos achinados y la genética de una de ellas, la que aportó el óvulo. Pero la mirada cómplice y el apego a la otra, la que lo gestó y le da la teta. Laura y Noelia —como les diremos para preservar su identidad— son madres legales y biológicas a la vez. Ambas fueron parte activa en la creación de su hijo. Y ahora quieren repetir la experiencia, pero una “interpretación errónea” del Ministerio de Salud Pública (MSP) se los impide.
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