Río de Janeiro: mucho más que maravillosa
Playas, música, gastronomía, naturaleza e historia: todo eso en un mismo lugar. Influencia francesa y portuguesa, pasado de caña de azúcar y café, y un entramado cultural que invade el espíritu de la ciudad
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04 de enero de 2018 a las 05:00
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Llegué a Río con la intención de conocer la bahía de Guanabara sin apuro. La vista desde la ventanilla del avión prometía el arribo a una gran ciudad. Casas, iglesias antiguas, edificios y morros se perdían en el horizonte en un paisaje infinito. Muchas lagunas y ensenadas junto a un manto verde que la rodea y se cuela entre los edificios fue la primera impresión desde el aire.
Con los pies en la arena
Recomiendo hacer una parada en alguno de los restaurantes que se encuentran dentro del predio del Fuerte de Copacabana. Es uno de los rincones favoritos de los cariocas para un almuerzo o para la hora de la merienda. Las mesitas en una galería a orillas del mar son un buen plan para cualquier hora del día. La vista de Leme y Copacabana desde allí es espectacular y es como un oasis en la ciudad.
El barrio de Copacabana debe su nombre a una imagen de Nossa Senhora de Copacabana, que llegó a lo que en ese entonces era una aldea de pescadores, traída por comerciantes peruanos desde el santuario de esta virgen, en Bolivia, en el siglo XVII. El auge de la zona comenzó en 1892 con la llegada del tren y fue uno de los barrios más acomodados hasta la década de 1950. Su crecimiento demográfico y el auge de la construcción fueron deteriorando un poco el entorno y extendiendo el movimiento a barrios vecinos como Ipanema y Leblon, en la actualidad más sofisticados que Copacabana. Cerca del posto 3 se ubica el majestuoso hotel Copacabana Palace; un hotel cinco estrellas que data de 1923, que se ha convertido en un emblema de la ciudad y de los mejores años del glamour carioca.
Otro paseo recomendado es ir hasta la piedra de Arpoador para ver el atardecer. Se ubica donde termina Copacabana y comienza Ipanema. Por su costa se encuentra una escultura en homenaje al músico Tom Jobim, quien compuso la música de Garota de Ipanema. Otro buen punto para tener una vista de toda la zona es el Mirador de Leblon.
Los clásicos
Mi próxima parada es el antiguo barrio de Santa Teresa y la mítica escalera de Selarón. La zona rodeada de bares y restaurantes es ideal para caminar, perderse por un rato y probar alguna de las recetas clásicas de Brasil. En Santa Teresa se respira creatividad y un estilo bohemio. El barrio tiene un aire colonial con casas antiguas donde se ubican varios talleres de artistas y artesanos. La mejor forma de llegar a la escalera es en los tranvías de Santa Teresa que pasan cada media hora y tienen un costo de unos 20 reales. El recorrido pasa por los arcos de Lapa, el viejo acueducto de Río y deja a unas cuadras de la escalera de mosaicos, obra del artista chileno Jorge Selarón, que la realizó en homenaje al pueblo brasileño por su hospitalidad. En 2013, Selarón falleció al pie de la escalera mientras trabajaba. La obra tiene 215 escalones cubiertos por más de dos mil azulejos de más de 70 países.
De la escalera nos fuimos al Sambódromo Da Marqués de Sapucaí, planificado por el arquitecto Oscar Niemeyer e inaugurado en 1984. Los 550 metros de largo invitan a sacarse una foto con un traje fantasía que alquilan en el lugar por unos 10 reales. Para seguir con los emblemas de Río, nos dirigimos al estadio mundialista Mario Filho, más conocido como el Maracaná. Allí se concretó la hazaña del fútbol uruguayo al ganarle la final del Mundial de Fútbol a Brasil en 1950 por 2 tantos a 1.
La otra Río
A pocas cuadras se encuentra el Jardín Botánico, que tiene una exuberante variedad de especies de árboles y plantas. Una joya natural en el corazón de Río. Apenas ingreso al parque el ruido de la calle deja paso al silencio y a una atmósfera relajada. 137 hectáreas de verde, 9.000 especies de plantas nativas y foráneas, una colección de bromelias de 10.000 ejemplares y 3.000 ejemplares de orquídeas de 600 especies, son solo algunos de los tantos secretos que regala el lugar. Para los que aman la naturaleza, otra de las opciones es realizar un tour en jeep por la selva tropical de Tijuca. Además de ser un excelente plan, permite embarcarse en una aventura no tradicional a minutos del centro. Una excursión ecológica de cuatro horas que permitirá vivir el contraste de estar en una selva frondosa e inmensa al lado de la ciudad.
Encantos de ciudad
Luego hago un viaje al futuro y me voy caminando hasta la bahía para conocer el Museo del Mañana. El imponente edificio que parece colarse en el mar, es una mezcla de barco, nave espacial y una enorme flor blanca que se destaca entre la arquitectura de la zona. Inaugurado en diciembre de 2015, el proyecto forma parte de la revitalización de la zona portuaria. El edificio es la primera obra en Latinoamérica del arquitecto español Santiago Calatrava, quién se inspiró para su creación en las bromelias del Jardín Botánico. Son quince mil metros cuadrados dedicados a la ciencia, la innovación, la tecnología y la eficiencia, donde hay muestras sobre cambio climático, instalaciones interactivas, juegos y simulaciones.
Río me deja con la sensación de que tiene mucho más para contar. Andar por fuera de los tradicionales circuitos me permitió acercarme al espíritu carioca más auténtico y confirmar que hay que dejar que Río te sorprenda.
Recorrido por las favelas
En dos ruedas
Piques
Paseos clásicos en Río para turistas primerizos en la ciudad: el Cristo Redentor, el cerro del Corcovado, el Pan de Azúcar, la escalera de Selarón, el barrio de Santa Teresa, el Sambódromo, la Catedral, el Estadio Maracaná y el Parque Nacional Da Tijuca.
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