Se puede navegar borracho en el este sin riesgo de ser sancionado
La ley prevé quitar el permiso náutico y fiscalizar pero no hay espirómetro
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09 de enero de 2018 a las 05:00
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Un grupo de amigos organiza una salida a la isla Gorriti en Punta del Este. Eligieron esa playa porque tienen lancha, y hay algo que no puede faltar: cerveza fría para combatir el intenso calor del verano. Toman alcohol toda la tarde y al atardecer regresan al puerto, donde dejarán de nuevo el barco. Amarran la lancha y se toman un Uber, porque no pueden manejar alcoholizados hasta donde se están hospedando.
La legislación es similar para los barcos y los autos. La única diferencia es que los capitanes de embarcaciones tienen permitido tener hasta 0,25 miligramos de alcohol por litro de sangre, mientras que los conductores tienen que respetar la tolerancia cero. Y aunque las autoridades son conscientes de que el límite no siempre es tenido en cuenta por quienes están a cargo de lanchas o barcos en las costas uruguayas, no tienen herramientas para fiscalizarlo.
Ni siquiera cuentan con un espirómetro. El prefecto de Punta del Este, Wilson Espíndola, dijo a El Observador que el aparato "está siendo calibrado" y esperan que llegue en los próximos días.
Aunque la mayoría de las embarcaciones llegan al puerto del balneario entre finales de diciembre y principios de enero, transcurrieron los días de mayor movimiento sin el dispositivo necesario para penalizar a quienes se excedan en el consumo de alcohol.
Tampoco realizan vigilancia activa. Espíndola explicó que solo controlan a las personas que están "visiblemente" borrachas. En lo que va de la temporada la única sospecha que tuvo Prefectura fue la de un hombre que manejaba una moto de agua con una botella de cerveza en la mano y por eso lo hicieron volver al puerto. Una vez en tierra, no pudieron chequear cuántos miligramos de alcohol tenía en sangre porque no había espirómetro en la oficina.
A ese hombre lo mantuvieron detenido hasta que se le pasó el estado de embriaguez. Sin embargo, las autoridades no aplicaron ninguna sanción, por lo que pudo salir al día siguiente con la moto de agua. El caso nunca quedó claro, Prefectura no pudo determinar en qué situación estaba manejando y tampoco se supo qué peligro significó esa persona para el resto.
Sin consecuencias
Lo máximo que le puede pasar a un capitán alcoholizado es que lo retengan en el puerto hasta que se le pase la borrachera. Si bien la legislación contempla la suspensión del Brevet (el permiso náutico), Espíndola afirmó que eso nunca se llevó a cabo. En el tránsito las consecuencias son mayores, ya que las autoridades pueden suspender la licencia de conducir por seis meses, un año o dos. Por reiteración también pueden quitarla para siempre.
Además un conductor borracho debe hacer frente a una multa de 15 unidades reajustables (unos $ 15 mil al valor actual) y en casos de más de 1,2 miligramos de alcohol por litro de sangre está previsto que sean derivados a un Tribunal de Faltas.
En el agua, en cambio, no hay multas económicas. El prefecto sostuvo que en casos extremos pueden recurrir a un Tribunal de Faltas, pero aclaró que no han aplicado la norma ni siquiera cuando hubo espirometrías positivas en temporadas pasadas.
Además, Espíndola explicó que controlar todas las embarcaciones que salen del puerto "sería imposible".
Durante el verano hay más de 2.500 barcos amarrados a las costas de Maldonado y Prefectura dispone de un total de 45 personas para que trabajen esos días en esa jurisdicción.
Tampoco controlan las drogas
La legislación uruguaya es clara y establece que ningún capitán puede consumir alcohol u otras sustancias mientras está al mando de una embarcación. Sin embargo, Prefectura tampoco cuenta con los dispositivos necesarios para medir marihuana o cocaína, dos drogas que sí pueden ser detectadas por los inspectores de tránsito.
El prefecto de Punta de Este, Wilson Espíndola, dijo a El Observador que en casos de "mucha sospecha" podrían pedirle los aparatos a la Intendencia de Maldonado para salir de dudas. Desde que empezó la temporada tampoco hicieron controles de otras drogas en las embarcaciones.
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