Si te pica, ¿es mejor rascarte?

Un descubrimiento de investigadores en Washington puede contribuir a mejorar la calidad de vida de quienes sufren picazón crónica

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30 de octubre de 2014 a las 15:27

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Un equipo de investigadores de la Escuela Universitaria de Medicina de Washington descubrió que el acto de rascarse hace que el cerebro segregue serotonina, que en lugar de aliviar la sensación de picor, la intensifica. La noticia, publicada por el diario ABC, fue divulgada por la revista especializada Neuron.

La investigación realizada con ratones se puede trasladar a los humanos y es una esperanza para quienes padecen picores crónicos. Según Zhou-Feng Chen, director de la investigación, la sensación de dolor que causa rascarse mucho, puede interferir y superar a la del picor mismo, haciendo que el cerebro reciba señales de dolor en vez de picor.

"El problema es que cuando el cerebro recibe estas señales de dolor, responde a ellas produciendo serotonina, un neurotransmisor que ayuda, precisamente, a controlar el dolor. Pero a medida que la serotonina se extiende desde el cerebro a la médula espinal, nos hemos dado cuenta de que puede 'saltar de pista' y moverse desde las neuronas detectoras del dolor a las células nerviosas que regulan la intensidad del picor", dijo Chen. Ya se conocen el efecto de  la serotonina en el control del dolor, pero se desconocía su relación con los picores.

“Como parte de la investigación, los científicos criaron una serie de ratones en los que se habían eliminado los genes que fabrican la serotonina. Y cuando a esos ratones modificados genéticamente se les inyectó una sustancia capaz de producir fuertes picores en la piel, se observó que no se rascaban, en absoluto, más que los ratones normales", escribió el diario.

“Sin embargo, cuando a los ratones modificados se les inyectó serotonina, empezaron a rascarse compulsivamente, la respuesta esperada a la sustancia que se les había suministrado antes, especialmente diseñada para producir picores”, añadió.

"Esto concuerda muy bien con la idea de que las señales del picor y del dolor se transmiten a través de vías diferentes, pero estrechamente relacionadas. Rascarse puede aliviar el picor mediante la creación de dolores leves, pero cuando el cuerpo responde a esas señales de dolor, la picazón empeora", añadió Chen.
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