Diego Battiste

Un delicado equilibrio entre lo sanitario y lo económico

El coronavirus golpea a Uruguay y genera debates internos sobre la gestión de la crisis

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27 de marzo de 2020 a las 05:03

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Desde que China reportó su primer caso de coronavirus el 31 de diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, el mundo comenzó progresivamente, a ser el actor principal de una película de terror. Si bien inicialmente el foco estuvo puesto en China, el virus se propagó rápidamente al resto de Asia Pacífico, en particular en Japón y Corea del Sur, siguiendo por Asia Central hasta entrar de forma muy agresiva en Europa, golpeando con severidad a Italia y a España. Pocas semanas después se expandía en Estados Unidos, mientras que en América Latina la crisis sanitaria recién comienza.

De acuerdo con los últimos datos de la OMS, la enfermedad viral hoy considerada una pandemia, ha causado más de 18.500 fallecidos y 416.000 contagiados en 196 países. Se trata de una crisis global que ha llevado a que muchos gobernantes apliquen medidas tan duras como las impuestas por Xi Jinping en China, el que logró superar la expansión de la enfermedad y hoy vuelve poco a poco a la normalidad.

La enfermedad ha puesto en jaque a los sistemas sanitarios de muchos países, especialmente el de Italia, que se acerca en número de contagios a los registrados en China y lo supera en fallecidos. Además de lo vinculado directamente con la salud, las cuarentenas obligatorias impuestas en muchos países llevaron al aislamiento social, que con el paso de los días puede traer aparejados otros problemas que también deberán seguirse con atención.

A lo mencionado, se le debe agregar la crisis económica, ya que el virus comenzó en China, nada menos que la segunda economía mundial y con distancia el principal exportador global, además de un voraz comprador de bienes y servicios. La paralización de la economía china por varias semanas afectó el comercio exterior, las cadenas de abastecimiento mundial de productos intermedios y finales, así como los servicios, entre los que se destaca el sector turismo y el transporte. A medida que la crisis se expandió hacia otros continentes, el contagio económico también se trasladó al canal financiero y bursátil, con corridas hacia activos más seguros como el dólar, lo que generó importantes devaluaciones en otras monedas y una baja del precio internacional de algunos commodities.

AFP

A nivel internacional la buena noticia es que la crisis sanitaria no afecta al mismo tiempo en cuanto a su intensidad a todos los países. Mientras China sale progresivamente de la crisis, Japón y Corea del Sur controlan la situación, Europa estaría llegando a la etapa de madurez de la enfermedad. Mientras tanto, Estados Unidos sigue avanzado en la expansión mientras que América Latina parece estar recién comenzando. Estos diferentes niveles pueden mitigar en parte el impacto económico global, especialmente si China comienza a recuperarse con más fuerza. Al respecto, es importante recordar que tanto Estados Unidos como la potencia asiática, han anunciado que volcarán miles de miles de millones de dólares para sostener sus economías, lo que sería al menos en el corto plazo una buena noticia por el efecto derrame.

En el caso de Uruguay, los primeros contagios se registraron hace menos de dos semanas, pero la enfermedad se expande día a día. El gobierno ha anunciado una serie de medidas para evitar que los uruguayos salgan de sus casas y ha apelado a la colaboración de la ciudadanía, lo que está teniendo un elevado nivel de acatamiento, tanto en el cambio de algunas costumbres, como en las actividades laborales. Con el paso de los días, el país comienza a politizar el coronovaris, abriendo el debate sobre la aplicación o no de la cuarentena obligatoria. Algunos alegan que es el único camino para contener la expansión de la crisis, mientras que otros, consideran que se trata de una medida muy extrema, que afectaría aún más la economía nacional. También se argumenta que no es sencillo controlar una decisión de esa naturaleza, lo que de hecho está quedando en evidencia en Argentina y Paraguay donde se han tenido que aumentar las excepciones de circulación.

Las autoridades nacionales son las que tienen la información necesaria para tomar decisiones de este nivel de complejidad, evaluando con sus expertos en las diferentes áreas el necesario equilibrio entre hacer todo lo posible para detener el avance de la enfermedad, “achatar la curva de contagio”, pero sin afectar a aquellos sectores que por sus características productivas pueden seguir operando. Este es el caso del sector exportador agroindustrial, donde ya comienzan a registrarse señales de recuperación en algunos mercados como China. En lo que va del mes de marzo, las ventas de carne a ese país muestran un repunte, incluso superando lo exportado en los dos meses anteriores. Por otro lado, ya comienza a ser visible el impacto negativo en otros mercados que, a diferencia de China, se encuentran en plena crisis del coronavirus como por ejemplo algunos países europeos. Si bien se verán afectadas en los próximos meses, hasta el momento las importaciones uruguayas mantienen un desempeño bastante satisfactorio, lo que es otro aspecto para tomar en cuenta a la hora de tomar definiciones.

En el marco de estas dificultades, es posible que Uruguay acelere algunos debates internos, tales como el rol del teletrabajo y los niveles de productividad, la flexibilidad en el régimen laboral, la importancia del comercio electrónico, las dependencias comerciales con algunos mercados o los necesarios cuidados sanitarios. Ahora bien, en una crisis de esta naturaleza, es excluyente terminar de entender que no todos los asuntos deberían ser politizados y que los ciudadanos, tenemos que confiar en el Estado y sus instituciones más allá de las preferencias políticas.

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