Zalayeta: el hombre clave

El delantero tiene números clásicos positivos y para Álvaro Gutiérrez es el jugador a anular

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12 de mayo de 2015 a las 18:31

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Decir que en los clásicos no hay favoritos puede ayudar a desconfiar a los escépticos sobre el casete que los protagonistas siempre se ponen días antes al partido más importante del fútbol local.

Pero hay jugadores clásicos que marcan una diferencia que resiste cualquier análisis cuantitativo y cualitativo.

Marcelo Zalayeta, quien será titular el domingo, es uno de esos hombres inoxidables de cara a la máxima cita y un jugador llamado a ser protagonista si Peñarol quiere soñar con la definición.

Cuantitativo: Números del 17
Marcelo Zalayeta jugó hasta el momento 14 partidos ante Nacional, de los cuales ganó nueve, empató uno y perdió cuatro.

Debutó con un gol en el triunfo 4 a 1 por la Copa Libertadores 1997, en un clásico donde Bengoechea, su actual DT, anotó dos goles.

Le marcó ocho goles a Nacional –el último fue en la histórica goleada 5 a 0– aunque perdió el último clásico por 2 a 1, donde no tuvo gravitación en el juego debido a que soportó una marca personal que no respetó las líneas y lo anuló en una tarde brillante del volante albo Diego Arismendi.

Cualitativo: Variables y amenaza
“Me preocupan varios, pero Zalayeta es por donde pasa el fútbol de Peñarol. Es goleador y buen asistidor”, dijo Álvaro Gutiérrez en una entrevista con El Observador.

Zalayeta tiene incidencia directa en el juego mirasol; es la referencia directa en ataque, con la característica agregada de que tiene recursos técnicos que le permiten ser polifuncional (ver canchas). La edad no es un factor determinante, ya que tiene una lectura superior del juego.

El referente silencioso es la gran carta para Bengoechea.

Movimientos de Zalayeta según el dispositivo táctico:

Peñarol inicia los partidos con el 4-2-3-1 como dispositivo táctico definido, con dos volantes interiores que son Sebastián Píriz y Luis Aguiar y tres de neto corte ofensivo: Jonathan Urretaviscaya y Jorge Rodríguez por los extremos, Antonio Pacheco por el centro y Zalayeta como faro de ataque. Las características de Zalayeta hacen que pueda pivotear esperando el desdoble de sus compañeros, aunque la tendencia marca que Peñarol ataca casi siempre con el arco de frente y ocupando las tres calles.

Cuando Peñarol está en desventaja el equipo se adelanta algunos metros y pasa a un definido 4-4-2, con Urretaviscaya y Rodríguez como extremos por detrás de Pacheco y Zalayeta. Al capitán le toca retroceder en busca de la pelota para activar las conexiones laterales, mientras que Zalayeta queda fijo en la primera línea defensiva, con libertad –y recursos técnicos– como para moverse por todo el frente de ataque.

Cuando Peñarol está en ventaja suele regalarle metros a su rival para intentar salir de contragolpe explotando las tres calles en velocidad y con una referencia de área. Si es sobre el final del partido, la primera opción ofensiva de Bengoechea es la inclusión de Gabriel Leyes por Antonio Pacheco y pasar a Zalayeta como lanzador dada su riqueza técnica. Si Pacheco se mantiene en cancha y sale Zalayeta, quien toma el puesto de lanzador en retroceso es Pacheco, quien busca habilitar los circuitos externos de juego con Rodríguez y Urreta.

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