El líder del Cártel de Sinaloa, sigue siendo una figura central en la geopolítica del narcotráfico incluso tras su detención. Mientras negocia un acuerdo de culpabilidad para evitar la pena de muerte, su caso amenaza con desvelar una red de conexiones políticas, desata una guerra interna en el cártel y pone a prueba la soberanía mexicana frente a las presiones de la administración Trump.